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“Si este disco llega a andar bien, 
a lo mejor hago otro, qué sé yo...”

El pianista Adolfo Abalos habla de su primer cd solista, grabado con vitales 86 años: todo un acontecimiento para el folklore argentino. Esta alegría, confiesa, se cruza con la tristeza por la muerte de su hermano Machaco.


Por Karina Micheletto

t.gif (862 bytes) “¿Y, maestro, cómo va saliendo?”, preguntaba por teléfono el productor, Gustavo Mozzi. “Despacito, pero no sabe qué lindo va a quedar...”, respondía invariablemente Adolfo Abalos, desde el estudio de grabación de Mar del Plata. El pianista santiagueño se tomó dos años para decidirse a hacerlo, y tres meses para grabar El piano de Adolfo Abalos, el disco que salió a la calle este mes, editado por el sello BAM, del gobierno porteño, y EPSA Music. “Es que durante 60 años fuimos Los Abalos, y ahora grabar sólo era un problema”, explica este músico, considerado por muchos colegas como el más importante instrumentista del folklore tradicional argentino. “El asunto es que un día me decidí. Y, como soy improvisador, para cada tema organizo cuatro compases, de acuerdo a lo que improvisé veo cómo va a seguir lo otro, después hago otros cuatro compases, y así voy siguiendo. A algunos les he puesto bombos, a otros castañas, palmas, chas chases... Me he tomado mi tiempo, pero ha salido un disco muy especial.” 
El fin de semana pasado, Abalos –que tiene 86 abriles–, presentó el disco tocando en la sala AB del Centro Cultural San Martín, ante un público entusiasta y devoto. “La gente no va a escuchar el disco, va a escucharme a mí tocando con amigos, porque como tengo la virtud de la improvisación, después no puedo tocar igual, aunque sí parecido”, aclara Abalos. Es que, en realidad, y más allá de cuestiones promocionales, estos conciertos se convirtieron en un homenaje a la trayectoria y al talento del artista, con participaciones de sus hijas y de varios de sus “admiradores” más famosos: Ariel Ramírez, Domingo Cura, Juan Falú, Liliana Herrero, Peteco Carabajal, Chango Spasiuk, Raúl Carnota, Luis Salinas,Jaime Torres y Lito Vitale. 
Figura fundamental de la formación que supo imprimir su estilo propio al folklore argentino, Abalos puede mirar hacia atrás y decir que su vida “parece una historia de cuento”. Muy lejos de aquella que debía escribir el hijo del primer dentista con título de Santiago del Estero, que había estudiado farmacia en Tucumán, y que vino a Buenos Aires para ser bioquímico. Cuenta que una vez aquí él y su hermano Machín armaron un grupo “por jugar, nomás”. Que de casualidad los vio tocar gente de Radio El Mundo y les ofreció un contrato de seis meses. “Nosotros nunca habíamos ganado plata. Nos parecía una barbaridad lo que nos pagaban”, recuerda. Después llamarían a sus dos hermanos menores y, finalmente –cuatro años más tarde– a Roberto, el más chico, maestro de escuela. “En la primera década la gente no terminaba de entender lo que nosotros hacíamos, querían que tocáramos con orquesta”, relata el segundo de los hermanos. “Pero después se fueron acostumbrando. Alquilamos el Loraine y ahí tocamos tres años seguidos. Después de eso, Los Abalos se habían hecho famosos. Qué me iba a imaginar yo que iba a recorrer el mundo, varias veces...” Fue en una de esas giras que conocieron a Louis Armstrong: “Nos contrataron por un año en un lugar que se llamaba El Chico. Armstrong nos fue a ver, lo invitamos a subir al escenario, comenzó a tocar y yo lo acompañaba en el piano, los muchachos hacían manos, y él se reía con esa risa fuerte, nos abrazaba y decía `yeah, yeah’... Fue fabuloso”. De paso en Buenos Aires (vino de Mar del Plata, ciudad en la que vive, para la presentación del disco), rodeado por su familia, Abalos dialogó con Página/12.
–En el disco hay dos tangos suyos. ¿Piensa seguir incursionando en otros géneros? 
–A la gente le parece raro porque piensa que soy folklorista. Pero yo me defino como músico, cuando toco tangos soy tanguero, y si toco jazz soy jazzero, no soy un folklorista tocando otro género. El tango siempre me ha interesado, he compuesto varios que están ahí guardaditos. 
–¿Los va a grabar en algún momento?
–Si este disco llega a andar bien, a lo mejor hago otro, qué sé yo... La composición es un misterio. Por ahí hago un tema por jugar, me gusta y entonces lo sigo, lo sigo, hasta que le doy forma, si quedo conforme loestudio y lo arreglo bien, y si no lo hago un bollito. De esas cositas que no he hecho un bollito, tengo dieciocho tangos, a los que llamo “Tangos famosos pero que nadie conoce”, porque sólo son famosos ante mis amigos. Pero por ahora quiero disfrutar esto. En estos días ha fallecido un hermano (Machaco), el cigarrillo lo ha llevado a la tumba, entonces estoy con la alegría del disco y con la pena de la muerte de mi hermano, son sentimientos que se juntan.

 

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