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Por Andrés Glass ![]() Esta es la utopía del cuerpo perfecto: por eso la cámara lenta es el recurso más frecuentado. Como el rescate no varía, lo que cambia es el torso desnudo o en bikini de los bañeros. Hay una consigna fija: el primer plano se detiene en las anatomías y no se mueve. El plano congelado -.un recurso Baywatch por excelencia� desconoce los tiempos televisivos. Sucede que, como no hay historia, aquí el plato fuerte es la carne fresca y joven lista para ser mostrada en plena corrida o nado. Donde nunca pasa nada importante (aquí los ahogos fallidos ya son una rutina) sólo interesa mantener los sentidos alerta. Ofrecer a la vista un buen banquete compuesto por modelos de segunda línea y galanes poco conocidos. En esta panacea de la juventud y la belleza, David Hasselhoff queda relegado a un segundo plano casi compasivo. El cuarentón no tiene nada que hacer en un mundo imaginario de bañeros bellos, ricos y universitarios. Su decadencia le reserva unas pocas escenas y una tierna relación con un hijo que llega de visita. Pero nunca un romance. El amor y las escenas de sexo -.durante las cuales vuelve la cámara lenta, la sombra chinesca, el congelado� se reservan a los novatos. Ni siquiera Pamela Anderson -.que se hizo famosa en la primera etapa de la serie� sería admitida en esta nueva troupe hawaiense. En su esplendor (aun antes de los videos exhibicionistas junto a su esposo, el músico de rock Tommy Lee), la rubia sacudía las nalgas y sonreía al mejor estilo Isabel Sarli mientras se animaba a los chapuzones. Fue una experta en el arte de llevar el erotismo a las resucitaciones y la respiración boca a boca. Fue la marca de la serie, y tanto fue así que llegó a opacarla. Pero al pasar los 20 (Pamela se acerca a los 30), �Baywatch� impone una condena: adiós y buena suerte. �Baywatch Hawai� transmite, de alguna manera, una melancolía: la de saber que ese verano perfecto y exótico es sólo para poquísimos. La playa le pertenece al equipo de guardavidas: son ellos los tutores que custodian la imprudencia. Los errores siempre están a cargo de los turistas inexpertos, en la mayoría de los casos orientales o sudamericanos. Para enmendarlos, el equipo Baywatch dará el sermón de turno. �Respeta el mar; enfréntalo sin miedo�, aleccionan. El paraíso es de las Barbies y los Rambos. Por si fuera poco, la invasión Baywatch continúa. Hay proyectos de lanzar las versiones Australia y Mediterráneo. A falta de argumentos, se necesitan otros mares y playas. Pero jamás nuevos integrantes: el equipo de bañeros está cerrado. Su selección fue rigurosa y jamás admitiría el ingreso de nativos; sólo lo componen californianos excedidos de cama solar, con un record absoluto de horas de gimnasio. Exotismo sí, pero sin excesos: sólo en el paisaje.
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