
ALCAIDIA
Había soportado con un gesto de fastidio las consignas de HIJOS y familiares de sus víctimas pero todavía lo esperaba una sorpresa cuando llegó a la Alcaidía de los Tribunales de Córdoba, donde estará detenido hasta mañana. Allí, donde le tomaron las huellas dactilares, recibió los insultos de los otros presos. “Yo venderé falopa en la calle, pero no mandé torturar ni matar gente, hijo de puta”, le gritó uno cuando Luciano Benjamín Menéndez miró soberbio hacia las celdas.
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