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EVALUACION DEL OFICIALISMO Y LOS SINDICALISTAS
Lo que el paro nos dejó

De la Rúa dijo que �nadie va a llevar por delante la Constitución� y consideró que la medida fue �insignificante�. Sus partidarios coinciden en que la falta de transporte impidió que la gente concurra a sus trabajos y que ello creó un espejismo. Desde el bando gremial, exigen al Gobierno que lea la medida del viernes como un reflejo de la crisis social del país. La opinión de los especialistas laborales. Las disidencias.

La falta de transporte público fue clave para que la sensación de paro general se extendiese en la Capital Federal y el interior. 

Por F. C.

t.gif (862 bytes) El Gobierno y el sindicalismo disidente mantuvieron ayer la polémica por los alcances y las razones del paro del viernes. El presidente Fernando de la Rúa hizo una elíptica referencia a los promotores de la huelga al pronunciarse �en contra de los que quieren imponer la prepotencia de llevarnos por delante�. Desde Concordia, adonde viajó en el Tango 03 acompañado del escritor Richard Bach �autor de Juan Salvador Gaviota�, De la Rúa también dijo que �nadie va a llevar por delante la Constitución, la ley, las instituciones, ni esta voluntad de vivir en paz, de construir y de crear trabajo y recuperar para nuestra Argentina los niveles de crecimiento que se habían perdido�. Finalizada la rueda de prensa que ofreció en Entre Ríos, el Presidente se alegró de que no le hayan preguntado nada del paro. Según su interpretación, eso significaba que la medida había sido �insignificante�. 
Más allá de las declaraciones presidenciales, desde el oficialismo se esforzaron por demostrar que la medida no había tenido importancia y que su alcance quedó magnificado por la adhesión del transporte público que no le permitió a mucha gente que lo deseaba concurrir a trabajar. En cambio, sindicalistas como el secretario de prensa de la CGT disidente, Julio Piumato, respondió que �no sólo pararon colectivos y camiones� y añadió que la medida de fuerza no fue decidida por la herencia que el Gobierno recibió sino �por lo que no está haciendo�. 
Estas son algunas repercusiones por el alcance del paro. 
  Rafael Pascual (presidente de la Cámara de Diputados): �Es el primer paro del que tengo memoria que hay embotellamientos de tránsito. La medida se sintió porque no hubo transporte, con lo cual no hay libertad. En esas circunstancias, el que no tiene auto no puede elegir. Que los gremialistas hagan lo que quieran. Ellos usan la Constitución para defender el derecho a huelga pero se olvidan que también dice que el pueblo no gobierna sino a través de sus representantes. Pareciera que son más importantes las 500 personas que van a sus protestas que los 300 legisladores que están en el Congreso. El Gobierno tiene que seguir con la misma política y no responder a una parcialidad que, por otra parte, es un grupo agresivo que hace piquetes y agrede a los que quieren trabajar�. 
  Darío Alessandro (jefe del bloque de diputados aliancistas): �El paro logró hacerse sentir por la parálisis del transporte. Son los colectivos los que impidieron que la gente vaya a trabajar. En la gente no hay ánimo de hacer paro. La medida no modifica en nada las cosas. Entiendo que esta huelga fue el punto final de Hugo Moyano y compañía en su escalada contra la reforma laboral. Si hacen nuevos paros es una locura, van a aislarse de la gente más de lo que ya están. Repetirían lo de Ubaldini durante el gobierno de Alfonsín. La ley se decide en el Congreso y ya se decidió�. 
  Elisa Carrió (diputada radical): �El paro excede la reforma laboral. Debe ser leído con inteligencia porque en el interior fue masivo. El interior no espera, es algo que yo vengo diciendo hasta con desesperación al Gobierno desde hace tres meses. Que la elección en Capital no sirva para confundir, porque la Capital Federal es un microclima dentro del país. Solucionar el problema del interior con políticas activas no sólo es un imperativo ético que va más allá de lo prometido durante la campaña electoral sino que puede llegar a poner en riesgo la gobernabilidad. Así que si hay alguna persona en el Gobierno que no tiene la suficiente sensibilidad para detectar lo que sucede en el interior, por lo menos debería ser inteligente. La solución al problema no se consigue negociando con sindicalistas sino con políticas que sirvan para terminar con el desamparo en el que están sumergidas muchas zonas del interior�. 
  Víctor De Gennaro (secretario general de la CTA): �El paro fue una demostración de la profundidad de la crisis. La mayoría de los que pararon lo hicieron con convicción, a pesar de los temores a perder el trabajo. No se puede aceptar que para resolver los problemas hay que echar gente,seguir ajustando. Eso es un verso que durante 10 años fue un fracaso y que sólo tiene un objetivo: mantener la ganancia de los grupos internacionales. Las 120 empresas más grandes están ganando 533 dólares de rentabilidad por minuto, así que es un verso que todos perdemos�.
  Carlos �Perro� Santillán (Corriente Clasista y Combativa): �Le pido a De la Rúa que reflexione sobre lo que significó la protesta, creo que el Presidente nuevamente se monta en el caballo de la soberbia. Los funcionarios deben hacer una buena lectura de lo que está pasando, de lo que está sufriendo la gente. En las elecciones la gente votó en contra del modelo, castigando al menemismo y esperanzada en un cambio desde el principio. Por eso el Gobierno no debe ser un mero gerente del FMI. Las medidas de fuerza continuarán si no se cambia la política económica�.


opinion
Por Lucio Garzón Maceda*

Algo para celebrar

Para mí, que durante veinte años fui abogado de la Unión Tranviarios Automotor, no fue una sorpresa que el paro haya sido impactante. Desde 1957, los paros en los que la UTA se ha comprometido fueron importantes. Creo que el de ayer fue un buen paro. Desde mi concepción de lo que deben ser los sindicatos, en el mediano plazo y en el largo plazo �no en la coyuntura� se notará el logro de los sindicalistas. Hugo Moyano es una persona importante, a quien el Gobierno, a futuro, indiscutiblemente deberá tener en cuenta. Hubiera preferido que la huelga la haga toda la CGT, pero si sólo la hace un sector y sale bien, es algo para celebrar.
* Abogado laboralista.

 

 

opinion
Por Enrique Rodríguez*

La expresión del conflicto

El del viernes fue un paro importante que está implicando una señal: la Argentina insinúa un problema social agudo. El tema del trabajo no sólo está en crisis en la Argentina, es una problemática mundial. En cinco años esto va a desembocar en un crack del sistema de la seguridad social. La conflictividad de las economías regionales plantea eso.
Creo que la opinión pública se ha tomado bien el paro, cosa que no me esperaba. Gente de ámbitos universitarios y personas que no están vinculadas con mi partido vieron el paro como la expresión de un conflicto social que es latente. El Gobierno tiene que entender que hay que trabajar de otra manera: explicitar las políticas, tratar de que se acuerden con todos los sectores sindicales, como lo hizo José María Aznar en España. Tendríamos que plantear el tema del trabajo en tres ámbitos: la coyuntura inmediata, el mediano plazo y el largo plazo. La situación más grave de la coyuntura son los hombres y mujeres de más de 40 años que no vuelven a conseguir empleo, y los jóvenes. A mediano plazo hay que pensar en los convenios colectivos, los acuerdos de partes. Y a largo plazo hay que implementar políticas estratégicas: la impronta tiene que ser mucho más social.
* Ex ministro de Trabajo de Carlos Menem. Segundo candidato a legislador de Encuentro por la Ciudad.

 

 

opinion
Por Pablo Bergel

A plebiscito

Reforma Laboral: crece el conflicto, se interrumpe el diálogo, la represión toma la palabra. Se impone encontrar una instancia superadora y esa instancia existe: se llama plebiscito, consulta popular; con estricta igualdad de oportunidades de exponer y difundir a la ciudadanía los puntos de vista y argumentos en disputa; sin abusos de poder; con fiscalización ciudadana independiente. Los conflictos en democracia no se superan con represión sino con más democracia, y eso significa el plebiscito.
Por una parte, el gobierno nacional y sus legisladores, así como no pocos representantes de los partidos de oposición (lo que en conjunto se denomina �la clase política�), defienden no solamente la necesidad de una reforma laboral como la planteada; defienden asimismo su exclusiva potestad legal y su legitimidad, en tanto que representantes de la voluntad popular contabilizada en elecciones, para tomar la decisión al respecto. El oficialismo esgrime, además, que recién llegado hace cuatro meses al poder constitucional, por obra del voto popular, no se lo puede privar de los instrumentos que requiere para llevar a cabo su buen gobierno. Esto es contestado por la oposición social con el argumento, igualmente válido, de que una ley como la que se quiere imponer, no fue oportunamente planteada a la ciudadanía durante la reciente campaña electoral, razón por la cual resulta un abuso indebido del poder y la representación obtenida pretender extender un aval cuantitativo, general y amplio a una medida específica, no anticipada, y que se juzga de alto impacto social.
Esta oposición social está lejos de reducirse a las �cúpulas sindicales�, como se intenta hacer aparecer. Entre febrero y marzo pasados, más de 2500 personas pertenecientes a organizaciones sociales, sindicales, empresarias, eclesiales, académicas y también gubernamentales participaron de cinco foros consultivos regionales convocados en la Argentina por el Banco Mundial. Entre los temas que contaron con un consenso más amplio y unánime se destacó el rechazo terminante a la �flexibilización laboral�, indicada en los documentos del BM (1), y al respectivo proyecto de ley de reforma actualmente en discusión en el Congreso, al que se consideró un instrumento inútil para generar empleo, y cuyo resultado, deliberado o no, será una mayor precarización del salario y de las condiciones de trabajo y negociación de los asalariados. Ni más ni menos que la misma argumentación sostenida por las centrales de trabajadores fue esgrimida en dichos foros, no sólo por representantes de organizaciones sociales o sindicales sino por voceros de las PyMES y las economías regionales, incluyendo muchos funcionarios provinciales de alta y mediana jerarquía. Se trata de una expresión cualitativa de la sociedad civil, de una representatividad multisectorial imposible de ignorar. 
Estamos en presencia de un conflicto que confronta dos formas de la representación que deberían resultar complementarias: la una, representación social y cualitativa; la otra, institucional y cuantitativa. Los unos se expresan en foros, calles y plazas; los otros en los recintos parlamentarios; todos, en los medios de comunicación. El plebiscito y la consulta popular son institutos previstos para saldar conflictos que exceden el marco de la representación parlamentaria, para contenerlos dentro del sistema, evitando la represión.
Recordemos que hace menos de un año el entonces Jefe de Gobierno porteño De la Rúa intentó instrumentar de una manera indebida un plebiscito (preguntando a la ciudadanía porteña �si consentía o no la violación de la Constitución para que fuera posible la reelección de Menem�). Pues bien, el ahora presidente De la Rúa tiene una excelente oportunidad para hacer un buen uso de este instrumento de la democracia moderna. Cualquiera fuese el resultado, si el proceso se conduce con equidad y transparencia, la sociedad, las instituciones, y su propia presidencia saldrán fortalecidos.

 

 

opinion
Por Julio Godio*

Los objetivos de movilizarse 

El reciente paro organizado por la llamada CGT rebelde, con el apoyo de la CTA, debe movernos a la siguiente reflexión: ¿cómo es posible que se genere un movimiento sindical de protesta que se originó en un rechazo a la llamada reforma laboral, pero que luego se transformó, según los organizadores, en una confrontación con el FMI y no con el gobierno de la Alianza? En esta pregunta se concentran varios asuntos. A saber: 
1�Que es trágico que antes de verificar el resultado de una reforma laboral que dice que promoverá la negociación colectiva se dé lugar a un movimiento de protesta. Hubiese sido mucho más razonable que todo el movimiento sindical se hubiese unificado para estar fuerte al momento de la elaboración y la convocatoria por el gobierno para dar lugar a las negociaciones colectivas. 
2�Que el movimiento sindical se oponga al FMI me parece lógico. Lo que no me parece lógico es vincular mecánicamente esta reforma laboral con la estrategia del FMI. Porque el FMI no busca que se generalice la negociación colectiva en la Argentina, sino lo contrario. Esto es, instalar en el país un mercado de trabajo con reducida negociación colectiva y más bien la proliferación de los contratos individuales o con grupos de trabajadores en las empresas sin negociación colectiva y con sindicatos débiles o inexistentes. Me parecería más lógico luchar para que se generalice la negociación colectiva por rama, por sector, cámaras empresarias, en las pequeñas y medianas empresas o por provincia y fortalecer el rol de los sindicatos desde la base hasta su cúspide en el proceso de la negociación. 
3�Que los trabajadores se movilicen y aumenten su presencia en la escena nacional me parece sumamente positivo en esta época en la cual predominan las políticas de los grandes grupos económicos. Me parece también que las movilizaciones de los trabajadores también estimulan un resurgimiento del rol del Estado como regulador de la economía de mercado. Pero, me parece sumamente erróneo colocar al gobierno nacional, que no lleva más de cuatro meses, en una situación de hostigamiento cuando lo que se necesita es fortalecer los vínculos entre los sindicatos, los partidos políticos y el Estado para ampliar la democracia y restringir el poder de los grandes grupos. Por lo tanto, de este paro puedo decir que si bien expresó el mal humor de una sociedad por el desempleo, los bajos salarios, etc, al mismo tiempo puede contener el peligro de desatar en el país un caótico proceso de protestas laborales sin que éstas se encuadren en una estrategia de profundización de las democracia. Así las cosas, es bueno que los trabajadores se movilicen pero es mejor aún que se movilicen por un objetivo que tienda a ampliar su base de sustentación social y fortalecer a la democracia. 

*Asesor laboral de la Alianza.

 

 

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