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TESTIMONIO SOBRE LA NUERA DE GELMAN
El cuadro completo


Por Martín Granovsky

t.gif (862 bytes) Un ex soldado uruguayo declaró al juez Baltasar Garzón que en 1976 vio con vida a la nuera de Juan Gelman cuando ella estaba embarazada. No supo en ese momento quién era, pero la reconoció hace seis meses, cuando el poeta le mostró una foto mientras buscaba a su nieta.
Julio César Barboza Pla dijo a Garzón que en la cárcel de Boulevard Artigas y Palmar, donde funcionaba entonces el Servicio de Información de Defensa, vio a quien después supo que era María Claudia Iruretagoyena, casada con Marcelo Gelman. 
En realidad, Barboza ya había dado públicamente el dato en 1985, ante una comisión parlamentaria del Uruguay.
�También había una mujer embarazada�, declaró. �Se trataba de una mujer joven de aproximadamente unos 25 años, de pelo castaño oscuro, de tez blanca y lozana, de trato muy dulce. Pude comprobar que luego del mes de octubre dio a luz una criatura (no pude saber el sexo) y que fueron trasladados ambos, una noche por el Tte. Cnel. Rodríguez y el Capitán Arab con destino que desconozco. El único comentario que le escuché a Arab fue: �a veces hay que hacer cosas embromadas�. Comentario este que me conmovió pero que nunca pude comprobar a que se refería concretamente.� 
Un mes atrás, después de una prolija investigación, Gelman halló a su nieta en Uruguay, luego de que el presidente Jorge Batlle le confirmara la exactitud de la información que había reunido. María Claudia y Marcelo Gelman habían sido secuestrados en Buenos Aires y llevados al campo de concentración de Automotores Orletti, centro operativo del Plan Cóndor que coordinó la represión en el Cono Sur. 
El aporte de Barboza a Garzón se suma a la revelación sobre que el norteamericano Michael Townley, autor del asesinato del ex canciller socialista chileno Orlando Letelier en Washington, fue quien en al Capital Federal asesinó también a Carlos Prats el ex comandante en jefe del Ejército leal a Salvador Allende.
El antecesor de Batlle, Julio María Sanguinetti, había negado la existencia del Plan Cóndor.
La declaración de Barboza responde, según sus propias palabras, a �que la investigación de los mismos (hechos) aportando verdad y justicia es un paso imprescindible para afianzar la democracia y para que nunca más los jóvenes de nuestro país, con escasa conciencia y apremiados por necesidades económicas se vean víctimas de lo que yo tuve que presenciar y realizar�. 
En Uruguay nunca hubo conscripción obligatoria, y Barboza se enroló a los 18 años en las Fuerzas Armadas para afrontar sus problemas económicos. �En oportunidad de asignarme tareas de guardia y/o custodia pude ser testigo del funcionamiento de un aparato clandestino de represión y de diversas violaciones a los derechos humanos que conmovieron a mi conciencia�, dijo Barboza. 
En otros de sus relatos, clave para demostrar la forma operativa del Plan Cóndor, dijo que el SID montó �un despliegue de acciones tendientes a regularizar la presencia en territorio nacional� de los militantes secuestrados en Buenos Aires. Incluso realizaron allanamientos en hoteles del centro de Montevideo para simular la detención de los futuros presos. El ex soldado dijo que por esa operación y otras similares, una de ellas el secuestro de un educador, decidió solicitar la baja. Demoró en hacerlo �por temor o falta de argumentos�. 
Cuando la pidió, el teniente coronel José Nino Gavazzo, el más temible de los represores uruguayos del Plan Cóndor, le advirtió que mantuviera el secreto sobre lo que había visto.
Después, narró Barboza, �las cosas que me tocaron vivir en el SID me hicieron reflexionar mucho y operaron de tal forma que produjeron unvuelco fundamental en la forma de encarar mi vida y una toma de conciencia sobre lo que significaba estas prácticas represivas�.
El ex soldado, que después se convirtió en militante gremial bancario, produjo este relato por primera vez en una época en que los militares uruguayos exhibían gran fortaleza. En 1985 la transición a la democracia recién comenzaba y quien diera detalles de la represión, todavía fresca, corría más riesgos que ahora. Barboza habló también ante un juez y participó en una conferencia de prensa de los organismos de derechos humanos del Uruguay, �en el entendido de que fui testigo del funcionamiento de un aparato oficial del ejército uruguayo, directamente dependiente de la Junta de Comandantes en Jefe, que realizaba operativos clandestinos�.

 

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