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Machinea podría estar haciendo un mal negocio

Economía cree que los intereses de los plazos fijos, cuando éstos pertenecen a empresas, están exentos de Ganancias, pero la ley dice algo diferente. La confusión puede hacerle perder plata
a Carlos Silvani.

Gómez Sabaíni, subsecretario de Política Tributaria
Para no premiar la actitud rentística de los capitales.


Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) Una posibilidad inquietante surgió ayer de la consulta a expertos tributarios: que el proyecto de suprimir la exención impositiva de los intereses de los plazos fijos, cuando sean empresas y no particulares las titulares de los certificados, haya partido de un insuficiente conocimiento de las normas vigentes por parte del equipo de José Luis Machinea. Las consecuencias serían graves porque el fisco perdería recaudación, al combinar esa medida con una reducción en la tasa con que se grava el endeudamiento empresario. El problema radica en que Economía cree que las empresas no pagan Ganancias por las rentas que obtienen del dinero que colocan a plazo fijo en los bancos, pero esto no es exactamente así. 
Como explica el tributarista Leonel Massad, con la ley del Impuesto a las Ganancias abierta sobre su tapete, en el inciso y) del artículo 20, que trata de las exenciones, se establece que cuando coexistan intereses activos (cobrados por las sociedades) con intereses pasivos (pagados por ellas sobre créditos tomados), la exención estará limitada al saldo positivo que surja de la compensación entre aquéllos y éstos. Esto significa que si una sociedad ganó durante un ejercicio un millón de pesos en intereses por plazos fijos, pero a la vez pagó 700.000 en intereses por préstamos contraídos, sólo podrá restar 300.000 pesos de su utilidad en el balance impositivo que presente a la AFIP. Si los intereses cobrados son iguales a los pagados, o superiores a éstos, la exención será nula.
Como se está eliminando una exención que, por este mecanismo, rige apenas parcialmente, la recaudación será muy pobre. Massad la estima en unos 150 millones anuales. Dado que el impuesto al endeudamiento, creado por Roque Fernández, produciría 700 millones, una reducción significativa de éste le dejaría a Carlos Silvani un neto en rojo. Pero no es este peligro el que está inquietando a los economistas, cuya preocupación apunta sobre todo a los temidos efectos financieros y macroeconómicos de este nuevo retoque del régimen tributario.
Un especialista en finanzas como Hernán del Villar, ex director del Banco Central, considera que el proyecto oficial no es discutible desde el punto de vista de la justicia distributiva. �Pero habrá problemas con la tasa de interés �advierte Del Villar�. Hoy el rendimiento local está un punto arriba del internacional, pero si se le aplicase la alícuota general del Impuesto a las Ganancias (35 por ciento), la tasa neta local quedará dos puntos abajo. Esto provocaría, o bien un alza de la tasa pactada entre los bancos y sus depositantes de plazos fijos, o bien una salida de depósitos hacia Uruguay y otras plazas. Lo más probable será una combinación de ambos fenómenos.�
En realidad, cuando una empresa (o un individuo) coloca fondos en el exterior, los intereses que gana están gravados por Ganancias, ya que la exención rige sólo para las rentas financieras de fuente argentina. En este sentido, abolir la exención sólo emparejará el tratamiento impositivo. Pero el argumento de quienes predicen una fuga de depósitos es que, de todas formas, están alterándose las condiciones que rigieron hasta ahora y, por tanto, habrá necesidad de tasas más altas para retener los fondos. Según Carlos Pérez, de Fundación Capital, cualquier aumento en las tasas que pagan los bancos se trasladará a las que cobran por los préstamos, o, en la medida en que caigan los depósitos locales, habrá menos crédito disponible y la reactivación sufrirá un nuevo golpe. Sin embargo, asegura que el impacto más recesivo se originará en un nuevo deterioro de las expectativas.
No existen datos del Banco Central que permitan saber qué porción de los 54 mil millones de pesos/dólares colocados en plazos fijos (41 en dólares y 13 en pesos) corresponde a sociedades, aunque suele estimarse en un 30 por ciento. Las empresas invierten de este modo algunos excedentes transitorios de liquidez, comunes en explotaciones agrícolas, o en ramos donde se hace caja de continuo, como los supermercados o los colectivos. Aunque por las normas no pueden concertarse plazos fijos a menos de 30 días, a través de los fondos de inversión y de otras prácticas puede dotarse de toda la liquidez deseada a esos depósitos. 
Para el pool de economistas que conduce Martín Redrado, representativos de la línea más dura, el Gobierno debería adaptar el gasto público a los recursos tributarios. En lugar de sostener que el gasto es inflexible a la baja, ellos sostienen que la recaudación es inflexible a la suba. �Después de todas las reformas tributarias aplicadas en los últimos años �dice Pérez�, está demostrado que la recaudación no puede aumentar. Por tanto, lo que logre recaudarse con la creación de un nuevo impuesto, va a perderse irremisiblemente por algún otro lado.�
Para Arnaud Iribarne, de la Asociación Argentina de Estudios Fiscales, �la exención de los intereses alienta la actitud rentística del capital�. 
Coincide en este punto con Juan Carlos Gómez Sabaíni, subsecretario de Política Tributaria, quien hablando en un almuerzo de la entidad sostuvo que �es un absurdo que a la empresa que arriesga, contratando personal y produciendo, le cobremos el 35 por ciento (por Ganancias), y en cambio eximamos de impuesto a la que pone la plata a plazo fijo.� Y además confesó: �Somos un gabinete sospechoso porque se nos asocia con la hiperinflación. Por eso preferimos no tocar de entrada el mercado de capitales. Pero la idea es gravar las rentas financieras�. 
Parece una táctica inteligente, pero puede haber subestimado la resistencia cada vez más enconada que opondrán los lobbies a cualquier iniciativa oficial que los afecte. 


Fuerte cruce de Economía con empresarios

El impuesto a los plazos fijos de las compañías generó una fuerte polémica entre Economía y los empresarios. José Luis Machinea salió ayer a justificar la medida, mientras que los empresarios calificaron al proyecto de �retrógrado y antiproductivo�.
  Machinea focalizó su defensa del impuesto en que esa iniciativa permitirá una baja en la alícuota que grava a los intereses de los créditos que toman las empresas. �Apunta a reducir un gravamen distorsivo que atenta contra la competitividad y los sectores endeudados�, señaló. El proyecto de ley será enviado al Congreso durante la próxima semana.
  El ministro también aseguró que entre ambas iniciativas habrá un beneficio fiscal �cero�.
  A su vez, descartó que el impuesto a los plazos fijos pueda provocar una fuga de capitales o una corrida bancaria. �No sé quién pudo haber dicho semejante disparate�, contestó cuando un periodista le planteó esa hipótesis.
  Daniel Marx, secretario de Finanzas, también salió a jugar fuerte a favor de esa iniciativa. �Es mejor que las empresas pongan su dinero a producir y no en un plazo fijo�, apuntó.
  Para enviar una señal tranquilizadora, Economía volvió a reiterar que ese impuesto no alcanzará a los plazos fijos de la gente.
  Los empresarios salieron con los tapones de punta contra el proyecto de Economía. Diego Videla, vicepresidente de la UIA, dijo que el proyecto es �retrógrado y antiproductivo�. Y vaticinó que el impuesto �le quitará liquidez al sistema (financiero) porque nadie va a invertir en plazos fijos que estén alcanzados por impuestos�.
  El consenso de los hombres de empresa es que la medida �es inconsistente en un país que quiere crecer atrayendo inversiones�. 
  La Cámara Argentina de Comercio extendió las críticas al aumento en el adelanto del impuesto a las Ganancias. �Reitera el constante cambio en las reglas de juego que impide cualquier planificación� de inversiones, señaló su presidente, Jorge Di Fiori.

 

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