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INTENTAN SECUESTRAR AL HIJO DEL CUSTODIO DE DOMINGUEZ
Un camarista en la mira

El presidente del tribunal de Casación de la provincia sufrió una nueva intimidación. Había denunciado al Servicio Penitenciario.

Federico Domínguez participó en la purga de la Bonaerense y se enfrentó al Servicio Penitenciario.
El año pasado fue muerta una policía de su custodia, María Eugenia Alzogaray, en un supuesto robo.


Por Cristian Alarcón

t.gif (862 bytes) Tres matones en un Ford Falcon rojo de vidrios polarizados siguieron e intentaron secuestrar al hijo del jefe de la custodia del presidente del Tribunal de Casación bonaerense, Federico Domínguez. A sus 15 años, el chico tenía claro que su padre también estaba en la mira de los enemigos del juez desde que a fines de marzo un original Juan Carlos La Muerte advirtió en un anónimo que así como hace un año �te matamos a un vigilante �por la sargento que fue acribillada en la puerta de la casa del magistrado�, ahora te vamos a matar a otro�. Si bien ayer, el entorno de la Cámara prefería desestimar la relación directa entre el incidente y la serie de amenazas que viene recibiendo el juez después de haberse enfrentado a la bonaerense y al Servicio Penitenciario provincial, el propio Domínguez reiteró sus críticas a la investigación sobre el crimen de su custodia. �Alguien quiere ponerme nervioso�, le dijo a Página/12 y sostuvo que el fino trabajo sobre el adolescente que fue seguido durante dos días enteros �sería un mensaje de tipo mafioso�.
Por lo pronto, lo cierto es que el chico �de quien la Justicia preserva su identidad�, cuando el martes a la mañana vio avanzar sobre la calle Islas Malvinas de Monte Grande el Falcon �aun siendo tan viejo como clásico del apriete�, percibió enseguida la amenaza pero hizo como que no veía nada. Lo observó de costado sin decírselo a su hermana de 13, con quien iba a tomar el micro 501 hacia la escuela. No quiso asustarla. El auto continuó a treinta metros del micro hasta que se bajaron al 800 de Malvinas, en el colegio Javier Francisco Muñiz. El chico pudo detenerse en el look de los tres: estaban bien vestidos y el Falcon relucía como si fuera el de un pistero durante el domingo.
El que manejaba era un rubio de pelo hasta los hombros, con una barba candado corta y prolija. Llevaba un saco negro sobre una camisa blanca. Era flaco pero se lo notaba fuerte y alto, tenía entre 25 y 30 años. Su acompañante era un morocho que se había uniformado con polera y saco negros. Era el que lo miraba fijo. Tenía unos 22 años y un tajo indisimulable en la frente. El tercero, que iba atrás, era de entre 30 y 40, y estaba rapado. Cuando llegaron a la escuela, el chico no los perdió de vista. Estacionaron el coche por una calle transversal, Esquiú. El, desde su aula en un segundo piso, pudo verlos toda la tarde. El morocho de la cicatriz se paró apoyado en las puertas del auto con los brazos cruzados y habló con una de las porteras. Cuando regresó a casa, el viaje con custodia se repitió.
Lo volvieron a seguir cuando esa tarde fue al kiosco, y corrió para regresar. Ayer, cerca del mediodía, creyendo que el Falcon había desaparecido, volvió a ir al negocio. Salía cuando se le cruzaron. Esta vez el morocho bajó. �Es él�, le dijo a sus compinches. El chico corrió convencido de que querían llevárselo. Lo persiguieron hasta la casa. Fue cuando le contó todo a su padre, que decidió hacer la denuncia ante la fiscalía 9, de Lomas de Zamora, a cargo de Oscar Acevedo. Ayer, en diálogo con Página/12, Domínguez insistió en que a pesar de que en la investigación por el crimen de la sargento María Eugenia Alzogaray hay un detenido �Alberto Morales Avalos� y está pronta la elevación a juicio de la causa, �hubo una dosis de apresuramiento, huellas que no se tomaron como el extremo de las dactilares que el supuesto ladrón dejó en la camioneta, pruebas que se perdieron, unas seis irregularidades�. 
Después de varias quejas, Domínguez logró que una sola fiscalía asumiera la investigación de las dos amenazas que recibió después del crimen, una telefónica y aquella de La Muerte en la que escribieron: �Vos sos un hijo de puta. Te demostraremos que no sos invencible, te vamos a pegar donde más te duele, a un año de la muerte de un vigilante te van a matar a otro�. A esta altura, Domínguez dice no poder identificar a su enemigo. Cuando mataron a su custodia, su enfrentamiento era con la Bonaerense como hombre que estuvo a la cabeza de la purga de la maldita policía. Esta vez,lo más próximo es su denuncia de corrupción en el Servicio Penitenciario, al que ahora investigan por las salidas ilegales de presos.

 


 

LOS LADRONES SE OLVIDARON DOS GRANADAS EN LA CASA
Una familia entera tomada de rehén

Dos delincuentes encapuchados, con armas de guerra y chalecos antibalas, irrumpieron ayer a la madrugada en un chalet del barrio porteño de Liniers para robar, y al verse rodeados por la policía tomaron como rehenes a sus moradores, un empresario textil, su esposa y sus seis hijos. Finalmente, los ladrones escaparon por el techo. Uno de ellos fue detenido a una cuadra del lugar, con el dinero y las joyas que habían robado, cuyo valor rondaría los 5000 pesos. En la huida, los asaltantes se olvidaron en la casa una caja con dos granadas de guerra, que tuvieron que ser retiradas por la Brigada de Explosivos, y una ametralladora.
A las tres de la madrugada de ayer, la familia de apellido Markosian dormía plácidamente en el chalet de dos plantas de avenida General Paz 9164, cuando los dos hombres, fuertemente armados, saltaron una reja verde de dos metros de altura y en pocos minutos forzaron la cerradura de entrada a la casa. Los ladrones recorrieron las habitaciones donde descansaban los hermanos, uno de ellos discapacitado, de entre 20 y 30 años y los padres. 
Primero amenazaron a las dos hermanas de la familia; con ellas se introdujeron en las habitaciones de otros tres hermanos y los padres, y todos terminaron encerrados en un pequeño baño, donde permanecieron durante 40 minutos. Toda la familia fue amenazada con dos granadas, una ametralladora y pistolas 9 milímetros, aunque según dijeron dos de los hermanos a los policías, los ladrones tuvieron un �trato bueno� con ellos. Los delincuentes comenzaron a desvalijar la casa y en 40 minutos llegaron a apoderarse de unos 5000 pesos en efectivo, cheques y joyas. Sin embargo, no advirtieron que el cuarto de los hermanos varones se había quedado en la planta alta del chalet, desde donde llamó a la seccional 44, de la Federal.
A los pocos minutos, los delincuentes fueron sorprendidos por la llegada de la policía y optaron por escapar. Ambos subieron a la terraza del chalet y saltaron a los techos de las casas vecinas. Uno de ellos logró escapar. El otro, un hombre de 40 años con �frondoso prontuario� �según la policía� fue detenido cuando se descolgaba por la pared de una casa. Llevaba una pistola 9 milímetros en cada mano y cuatro cargadores completos, con 118 cartuchos en sus bolsillos.

 

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