Página/12 en Perú
Por Carlos Noriega
Desde Lima
 El candidato opositor, Alejandro Toledo, anunció en la noche de ayer jueves que no participará en las elecciones programadas para el domingo 28 de mayo, en las que debía competir contra el re-reeleccionista presidente Alberto Fujimori en una segunda vuelta. El retiro del Cholo Toledo es consecuencia de la falta de garantías para unas elecciones limpias. Horas después de que la misión de la OEA emitiera un duro comunicado señalando que �no podrá avalar el proceso electoral�, Alejandro Toledo soltó, ante numerosos periodistas peruanos y extranjeros, el anuncio que muchos sectores opositores le venían exigiendo: �Perú Posible no participará en las elecciones este 28 de mayo�. Pero inmediatamente pidió una prórroga de los comicios hasta el 18 de junio como condición para retornar a la carrera electoral. En la mañana su agrupación política había hecho la solicitud formal ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Y una hora después del anuncio de Toledo, el JNE anunció a su vez su rechazo a ese pedido matinal.
�Si el andamiaje fraudulento político subsiste, no participaremos (el 18 de junio)�, señaló Toledo. Es decir, antes que un retiro definitivo se trata de un ultimátum doble: si no hay prórroga y cambio de condiciones, entonces la oposición democrática boicoteará las elecciones fujimoristas. Toledo hizo el anuncio más esperado y dramático de este proceso electoral en un discurso de sólo breves minutos y sin aceptar preguntas de la prensa. Rápidamente se retiró para reunirse con sus más cercanos asesores.
El presidente Alberto Fujimori recibió la noticia del retiro de su rival en la norteña ciudad de Trujillo, a unos 500 kilómetros de Lima, a la que acababa de llegar para realizar un mitin electoral. Entre paso y paso de baile de la tecnocumbia �El Chino�, que él mismo compuso, Fujimori se pronunció. �Esa es una propuesta acomodaticia. Lo más probable es que existan encuestas que le dan 60 por ciento al Chino. El pueblo quiere elecciones democráticas con las reglas actuales. Hasta con un ábaco podría hacerse el conteo�, fueron sus principales conceptos.
Ricardo Marcenaro, congresista oficialista y uno de los voceros de Perú 2000, salió a atacar a Toledo apenas conocida la noticia de su retiro. Lo acusó de tenerle �pánico a competir con Fujimori� y de padecer de indecisión y debilidad. Ciertamente, Marcenaro ignoró las denuncias de las persistentes irregularidades y maniobras fraudulentas para favorecer a su candidato y que han motivado el retiro de Toledo. En los corrillos oficialistas una de las cosas que más se temía era que sucedería lo que ayer ocurrió, porque el retiro de Toledo deja a Fujimori solo y sin piso para legitimar su ansiada re-reelección.
La corrección de las deficiencias del sistema de cómputo de la Organización Nacional de Procesos Electorales (ONPE) �que en la primera vuelta registró más de un millón de votos fantasmas y la sospechosa disminución de los votos de las agrupaciones oficialistas, entre otras acciones fraudulentas� era un tema fundamental para salvar el proceso electoral. El jefe de la misión de observadores de la OEA, el ex canciller de Guatemala, Eduardo Stein, reiteró en la tarde de ayer jueves que era �técnicamente imposible� auditar el nuevo sistema presentado por la ONPE y corregir sus defectos en el tiempo que resta para las elecciones. Para eso, dijo, se necesitaban como mínimo tres semanas. Por eso, en su comunicado la OEA advertía que �de persistir el cuadro de insuficiencias, irregularidades, inconsistencias e inequidades en esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales, esta misión no podrá avalar el procesoelectoral en su conjunto� y volvía a exigir la postergación de las elecciones como la única manera de salvar el proceso. El presidente Fujimori ya se ha pronunciado en contra de cualquier postergación. Y la probada dependencia del poder político de los técnicos hace prever que en este tema los magistrados electorales seguirán bailando al ritmo del Chino.
| Claves
 La recomendación de ayer por la OEA de que la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 28 de mayo sea suspendida es la advertencia más fuerte jamás emitida por organismo alguno contra una repetición del fraude masivo que acompañó a la primera vuelta. Es una deslegitimación de todo el proceso.
El rechazo del régimen político-militar de Fujimori a aceptar la cancelación de este segundo turno y reorganizar el proceso sobre bases limpias abre la puerta a un estallido socio-político en Perú, una posible quiebra de las Fuerzas Armadas y un cortocircuito de las relaciones con Estados Unidos, que llevaría al aislamiento internacional del país.
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