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AL CAER BOMBAS, LOS JUGADORES PARARON NEWELL�S-BOCA
Una suspensión agremiada

Tiraron dos petardos a la cancha y entonces los capitanes Bermúdez y Fuentes acordaron con el árbitro Madorrán no seguir jugando.

El arquero Luque se toma la cabeza, entre el humo de la bomba
Como no sentía seguro, decidieron parar el partido en Rosario.


t.gif (862 bytes) En la noche rosarina, los inadaptados que frecuentan los estadios de fútbol consiguieron imprimir una nueva página para el olvido. Cuando se disputaban 15 minutos del encuentro que Newell�s y Boca igualaban sin goles, por la décimotercera fecha del torneo Clausura, el árbitro Fabián Madorrán decidió la suspensión del partido debido a la explosión de dos bombas de estruendo en el campo de juego. La determinación llegó luego de acordarlo con los capitanes de ambos equipos, Jorge Bermúdez por Boca, y Fabricio Fuentes por el conjunto local. 
La historia había comenzado tres minutos antes. En ese instante, se pudo escuchar la detonación de la primera bomba, proveniente de la tribuna visitante, tras lo cual se reunieron en el centro de la cancha el árbitro y los capitanes. Luego del pequeño diálogo Madorrán anunció que suspendería el partido si caía una bomba más. Cuando llegó esa nueva explosión, el juez volvió a consultar a los dos defensores. En principio, parecía que todo podía seguir, pero cuando Madorrán escuchó al arquero de Newell�s, Diego Luque, mandó a todos los jugadores al vestuario. �No me siento seguro para seguir�, le dijo Luque al árbitro. Esas palabras fueron suficientes para poner el final definitivo. Queda por definir si volverá a jugarse o si Boca perderá los puntos. 
El individuo que arrojó las bombas fue identificado rápidamente por la hinchada de Boca y, luego de recibir una tremenda golpiza, fue entregado a la policía de Rosario. Más tarde, también fueron demoradas dos personas más. Cerca de la medianoche, los tres permanecían en la comisaría 5ª.
Antes de que Madorrán resolviera no continuar, el colombiano Bermúdez destacó: �Hablamos con la policía y con la barra. Si cae algo más, nos vamos de la cancha�. Pero de nada sirvió la intención de Bermúdez por continuar con el partido. Uno que también pretendió eludir la suspensión fue el médico de Boca, Jorge Batista, quien remarcó que �la bengala (sic) la tiraron desde afuera del estadio, lo vi yo. Desde la tribuna no salió nada�. 
Un rumor indicaba que en la semana los dirigentes de Boca habían rechazado un pedido de entradas de la barra brava, que entonces había amenazado con disturbios. Antes del partido, hinchas visitantes se enfrentaron con la policía rosarina cuando pretendían ingresar sin su entrada. 
Luego de la suspensión fueron muy pocos los que eligieron dialogar con la prensa. El delantero Antonio Barijho se mostró de acuerdo con la decisión y explicó que �la decisión del árbitro está muy bien. Esto ya se había aclarado en la reunión de Agremiados�. En tanto, el defensor de Newell�s, Raúl Cardozo, aclaró que �acá nadie sale favorecido. Nosotros necesitamos los puntos para sumar en el descenso y queríamos jugar más que nadie este partido. Por culpa de unos pocos nos tenemos que ir todos. Se volvieron a salir con la de ellos�.

 


 

LOS ALCANCES DE LA DECISION
Valiente, pero demorada

Por P.V.

Hace tres semanas, en el confort de su sede gremial, los futbolistas decidieron que los petardos eran causales de retiro. Pero pareciera que el análisis en frío no tiene nada que ver con la calentura de sus propios intereses. Una cosa es resolver en ropas de civil; la otra es mantener la convicción con los colores sobre el pecho.
Sin embargo, cayó un petardo en Racing de Córdoba-Independiente Rivadavia, hace dos semanas, y los jugadores de Racing decidieron seguir. Cayó otro en Huracán-Quilmes hace una semana y, después de debatir cinco minutos, los futbolistas eligieron seguir jugando; no sólo eso. Gastón Casas, el goleador de la B, sorprendió pidiendo �una persona encargada de decidir eso (la suspensión)� porque, de acuerdo al rubio delantero, ellos están muy metidos en el partido como para tomar la medida. 
Ayer, la valiente decisión fue tomada por fin, pero no sin cierta demora, justificada aparentemente por la presunción de algunos jugadores de que parar el partido favorecía más a unos que a otros, un pensamiento atroz que desprecia el hecho de que la suspensión, en realidad, los beneficia a todos, al preservarlos de una suerte más negra. En el fragor del césped, parece, los jugadores olvidan lo que le pasó a su colega Adrián Barrionuevo, de Comunicaciones. O creen, como siempre, que a ellos nunca les va a pasar.

 

 

opinion
Por Diego Bonadeo

Prosaicos y no poetas

Después de casi treinta y cinco años de más bajos que altos, se vuelven a falsear expectativas para quienes son hinchas de Racing de verdad, y como sucede casi siempre, los cibernéticos del fútbol pretenden que la ilusión pase, aunque esta vez algo tímidamente, porque Alberto Jorge haya reemplazado a Gustavo Costas.
Así como durante muchas temporadas en los últimos años a partir de comienzos de torneos, o renovaciones de comisiones directivas, o compras o ventas de jugadores más o menos importantes o más o menos marquetineros, se le trató de vender a la gente �el nuevo Boca�, �el nuevo River�, �el nuevo San Lorenzo�, o el nuevo quien fuere �como si el reemplazo de Alegre por Macri o el de Ramón Díaz por Gallego garantizaran títulos, goles o rabonas� ahora en Racing, después de movilizaciones, banderas de remate, dirigentes detenidos y jugadores amenazados, misas masivas, jueces, síndicos y demás, hay quienes pretenden confundir transición con solución.
Y esto, de algún modo, puede potenciar la violencia subyacente que, en el caso de aparecer en la superficie, seguramente detonará cerca del lado flaco: el técnico interino.
Es que los responsables desaparecen entre las sombras y sólo esporádicamente asoman la cabeza para sanatear un supuesto �hacerse cargo� con prosa florida y ninguna poesía.
Los �alambradores� de la realidad �atan con alambre� no porque no tengan otro recurso a mano, sino porque así es más simple desatar el paquete, y en el caos del desparramo es más fácil confundir desorden con escamoteo. Así siguen con el emparche como consigna, abusando de paciencias, pasiones, amores y hasta odios.
Pero quedarse sólo con esas paciencias, esas pasiones, esos amores e incluso con esos odios, hace que quienes viven con esas sensaciones sigan siendo rehenes de la sucesión de manipuladores del poder, que siguen jugando el partido que, desde los escritorios, les interesa jugar, mirando empecinada y cruelmente para otro lado cuando lo que realmente importa es lo que se juega en la cancha o lo que se sufre en la tribuna. Son los prosaicos floridos que desdeñan con desprecio los sueños de los poetas.

 

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