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�Yo no tengo vocación de 
político, sí de servicio�

Rubén Goldín fue parte de la trova rosarina de los ochenta desde donde se proyectaron a la masividad Fito Páez y Juan Carlos Baglietto. A casi dos décadas de aquel fenómeno, forma parte del gobierno del municipio de Esteban Echeverría, con el cargo de director de Cultura y Educación.

Goldín tocó en la primera banda de Juan Carlos Baglietto y luego grabó cuatro buenos discos como solista.


Por Cristian Vitale

t.gif (862 bytes) Rubén Goldín llegó desde Rosario, a principios de los �80, pensando en triunfar con la música, o al menos en vivir de ella. Todo parecía ir en ese sentido cuando integró con Fito Páez, Silvina Garré y demás coterráneos la exitosa banda de Juan Carlos Baglietto que grabó Tiempos difíciles, en 1983. Luego el boom decayó. Y Goldín inició un camino solista: grabó cuatro discos, inspiradísimos pero poco conocidos, Destiempo (1985), Profano (1988), Piedras Preciosas (1990) y Brilla el sol (1992). Y un quinto �en vivo� hace tres años, Rosarinos, junto a Jorge Fandermole, su amigo Adrián Abonizio y Lalo de los Santos, que no tuvo mayor repercusión. Ahora, lo que nunca había imaginado Goldín era que se iba a transformar en funcionario público, más específicamente en director de Cultura y Educación del partido de Esteban Echeverría. �Me dieron el puesto porque coincidí con ellos �los otros funcionarios�, en la idea de descentralizar la cultura. Es decir, en llevarla a los barrios. Es fácil hacer cosas en el centro porque la gente tiene guita. Lo difícil es hacerlo con la gente más humilde y ésa es mi función�, le dijo a Página/12 sobre sus intenciones, tratando de explicar este sorpresivo presente.
El partido que lo convocó no es peronista ni radical. Es una agrupación vecinalista que gobierna para 300.000 personas desde hace tres períodos. Del intendente Roberto Groppi suele decirse en el partido que �tiene más feeling con la gente que con los políticos�. En el área dedicada a la cultura, Goldín cobra un sueldo pero no tiene presupuesto. �Si quiero contratar algo, tengo que pasar un presupuesto. Y de ahí me lo aceptan o no. Pero siempre es más no que sí�, admite. Pero se las arregla igual, convocando a gente amiga para dar charlas gratis sobre arte y cultura u organizando espectáculos de folklore, tango y malabarismo en las plazas del municipio.
�¿En qué medida son compatibles música y política en el plano profesional?
�En principio aclaro que no voy a dejar de ser músico por hacer este laburo. Yo no tengo vocación de político pero sí de servicio, porque siempre hice canciones para la gente. No soy de esos artistas que componen sin interesarle el público. Y al ser funcionario, precisamente estoy cumpliendo una función social. Le estoy dando alegrías a la gente igual que con la música.
�¿Cuál es su opinión acerca de la política en general?
�No lograba entenderla. Nunca milité y en un momento me definí como apolítico. Hace tiempo tenía una novia que militaba en el MAS, pero nunca me metí. Merodeaba nomás... Era un nene rebelde y lo único que me interesaba era escuchar Hendrix y Led Zeppelin. Ahora, luego de una etapa de aprendizaje, me doy cuenta de lo apasionante que es. Sigo escuchando la misma música, pero ya no estoy en la pavada.
�¿Cómo llegó a relacionarse con la gente de Groppi? ¿Por qué cree que lo eligieron a usted y no a uno del partido?
�Me conocían porque había ido a dar charlas a clubes de la zona. Entré en contacto por amigos en común. Y me eligieron a mí porque creyeron en mis ganas de llevar el arte a los barrios.
�Suele pensarse que todo artista que hace de la política una profesión se contamina. ¿Pensó en esa posibilidad cuando lo convocaron? 
�Me puse a pensar que mi parte sensible podía verse afectada. Pero no porque vayan a cambiarme los valores, sino por la resignación del �no poder hacer�. Del no poder trabajar contra la máquina de impedir y la burocracia. Pero puedo renunciar si no me gusta. Y también me pueden echar si no les gusto. Hasta ahora, siento que mis superiores me cuidan. Si un día no puedo ir porque tengo que grabar, no lo hago y manejo las cosas desde mi casa. Estoy protegido. Creo que me cuidan para que no me inmole en nombre de nada. �También se menciona la ambición de poder como moneda corriente en ese ámbito. ¿Hasta dónde aspira llegar? 
�Todos los políticos tienen la ambición de llegar a presidentes, pero yo no soy político. Si me ofrecieran la dirección de Cultura de la Nación no sé qué haría. Me quedaría muy grande.
�En lo que va de su gestión, ¿se topó con algún reaccionario?
�No, porque hay bastante control de las cosas. Creo que un reaccionario se sentiría solo porque la mayoría no lo es. Acá no hay lugar para la conspiración. De todas maneras, tengo los radares atentos a todo lo que se dice y lo que pasa. Por ahora voy bien. 
�¿Se tuvo que cortar el pelo para asumir?
�Para nada, la primera vez que hablé con el intendente antes de asumir le dije en broma �mire que no tengo corbata�. �No te hagas problemas... Yo tengo puesto un jean y una camisa a cuadros, tampoco uso corbata�, me contestó. Eric Clapton toca con saco y corbata y yo voy a la intendencia en jean. Pavada de paradoja.
Goldín hace ocho años que no graba un disco como solista. Pero tiene planeado editar pronto su quinto trabajo, con temas que viene componiendo desde hace cinco años: �No soy Calamaro ni Cerati, mi tiempo para componer es otro�, reconoce.
�¿Por qué tanto tiempo sin editar material?
�Por un lado me siento culpable y por otro choco con la postura de las discográficas. ¿Para qué voy a hacer un disco? Estuve cinco años en Warner, grabé tres y sólo hicieron dos videoclips y un afiche. Yo pongo lo mejor de mí, compongo, laburo, creo y después nadie se entera. Ni mis amigos sabían que un nuevo trabajo mío estaba en la calle. Yo pongo la vida en un disco y después ¿qué pasa?.
�¿Por qué de la camada de rosarinos que bajó a Buenos Aires en los primeros �80 solamente fueron masivos Baglietto y Fito Páez?
�Hay distintos motivos. Juan brillaba por su personalidad, su voz, su imagen, su movimiento. Soledad me hace acordar a él. Y encima tenía una muy buena banda atrás, un respaldo logístico impresionante. El caso de Fito es otro, despegó porque es más prolífico que yo, ha hecho miles de canciones. Pero también porque tuvo la suerte de tener a Fernando Moya al lado, que es un capo. Moya vio la veta comercial de Fito y apoyó eso a morir. Hasta El amor después del amor, Fito no había vendido muchos discos. A partir de ahí se convirtió en un boom comercial, cuestión que también le ganó el odio de mucha gente que dijo que se había vendido.
�¿Qué diferencias nota entre este Fito y aquel de los primeros tiempos?
�Hace dos años que no hablo con él. Lo llamé dos veces, una vez me dijeron que estaba filmando un video en la terraza y otra vez que estaba de viaje. No sé si le avisan que lo llamo. Lo cierto es que hace mil que no me llama. Sé que está muy ocupado. He llegado a soñar con él. Una vez soñé que vendía diarios vestido con un sobretodo elegante en el pasaje Bollini. La última vez que lo vi fue cuando presentó Circo Beat y nos invitó a tocar. Sé que hay gente que critica a Fito porque se hizo millonario y habla en �español�. Yo no le doy importancia a eso. A Juan lo veo más seguido, lo llamo y lo encuentro.

 

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