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Chacho pidió a los legisladores
de la Alianza que bajaran sus dietas

Presentó públicamente una carta de De la Rúa y un proyecto de Genoud en ese sentido. Con lo obtenido por el autorrecorte se formará un fondo solidario. Los bonaerenses ya se recortaron.

Storani, Genoud, Alvarez y Rafael Pascual en la conferencia de prensa donde se leyó la carta presidencial.


t.gif (862 bytes) Fue una señal para compensar con una medida simpática el último ajuste del gasto público. Ayer, Carlos �Chacho� Alvarez presentó una carta firmada por Fernando de la Rúa en la que solicita a los legisladores y concejales de la Alianza de todo el país que reduzcan sus sueldos. �Las conductas concretas, más que las palabras, son las que permiten marcar un camino distinto�, señaló el vicepresidente. Poco después, los legisladores bonaerenses anunciaban que sus dietas bajarán entre un 20 y un 30 por ciento.
La reducción de los sueldos de los legisladores y concejales es uno de los ejes del programa de Reforma Política que dirige Alvarez en coordinación con el Ministerio del Interior. Pero ocurre que, más allá de la voluntad de la Alianza, la Constitución establece un sistema federal de gobierno. Esto significa que los parlamentos de las diferentes provincias, al igual que los concejos deliberantes, cuentan con autonomía y que el Congreso Nacional no pueden fijar los sueldos de las legislaturas provinciales. 
La aspiración de la Alianza pasa por convencer a los dirigentes del interior de la necesidad de ajustar sus dietas. Como una forma de superar el obstáculo constitucional y de presionarlos públicamente, el presidente provisional del Senado, el radical José Genoud, presentó un proyecto de ley marco a la que las legislaturas podrán adherir voluntariamente. 
El proyecto fija como tope para las dietas de legisladores y concejales provinciales los sueldos de los nacionales, que en la mayoría de los casos son más bajos: mientras que un concejal de Formosa cobra 20 mil pesos, un senador nacional se lleva 10 mil (sumando adicionales) y un diputado nacional, unos 5 mil pesos por mes. El objetivo es que la presión del Ejecutivo derive en un efecto dominó que, comenzando con los dirigentes aliancistas, termine torciendo el brazo de los legislativos provinciales. 
Para subrayar la estrategia, Chacho Alvarez ofreció ayer una conferencia en la Casa Rosada junto a Genoud, Federico Storani, Jorge de la Rúa, Rafael Pascual y Darío Alessandro. El jefe del Frepaso leyó una carta que firmó junto al Presidente en la que pidió a los legisladores y concejales aliancistas �de todos los niveles y todas las jurisdicciones� que disminuyeran sus sueldos �en la misma proporción que lo van a hacer los empleados públicos de la administración central�. 
Según dijo Alvarez, el ahorro irá a una cuenta del Banco Nación para un Fondo de Solidaridad Social. �Queremos reconstruir los vínculos sociales. La solidaridad implica una tarea trascendente que se alienta de pequeños y grandes ejemplos que puedan irradiarse al conjunto de la sociedad�, dijo Chacho. 
Cerca del vicepresidente admitieron que los resultados económicos de la iniciativa no serán demasiado importantes. �Fue, antes que otra cosa, una señal política destinada a cumplir la promesa electoral de que esta vez los costos los va a pagar la política�, aseguró un funcionario del Frepaso. Y agregó que la movida apunta a compensar con un gesto simbólico las repercusiones negativas del último ajuste anunciado por el Gobierno. 
Algo de esto ya ocurrió. Ayer, las dos cámaras bonaerenses, en las que la Alianza tiene mayoría, sancionaron una ley que reduce entre un 20 y un 30 por ciento el sueldo de los legisladores. Los diputados pasaron de 7200 a 5200 pesos y los senadores, de 9500 a 6500 mil pesos, en la mano. Además, se fijó un tope para que los gastos de la Legislatura no puedan superar el 1,5 del presupuesto provincial, lo que equivale a 166 millones de pesos. �Es lo menos que podíamos hacer�, resumió el frepasista Alejandro Mosquera.

 


 

El Gobierno no cerrará la imprenta del Congreso
Solo pasará una guadaña gruesa

Después de tres días de paro, marchas y cese de actividades en las dos Cámaras del Parlamento, el Gobierno puso marcha atrás y anunció que la imprenta del Congreso no cerrará sus puertas. Pero para seguir en funciones, esa dependencia �que produce todo el material impreso parlamentario� será �reestructurada�. Esto implica una disminución significativa del personal y una drástica reducción del presupuesto anual de 23 millones de pesos. Los trabajadores, afiliados a la Asociación del Personal Legislativo (APL), aceptaron la propuesta oficial y decidieron levantar la huelga que paralizó al Congreso durante dos días. El Gobierno y los representantes sindicales firmarán hoy un �acta compromiso� que -según el secretario general de la APL, Ricardo Sablich� �garantizará la continuidad de la imprenta�.
La marcha y contramarcha oficial tuvo su capítulo final ayer a la tarde cuando el diputado Rafael Pascual, presidente de la Cámara de Diputados, anunció el destino de la imprenta. �Finalmente, no va a ser cerrada�, admitió. Enseguida explicó las medidas alternativas a implementar. �Será fuertemente reestructurada para hacerla competitiva, con una masa salarial bastante disminuida respecto de la actual�, dijo. Y remarcó que, con respecto al personal, �va a haber un sistema de jubilaciones que permitirá que se cumpla con las pautas anunciadas en el plan del Poder Ejecutivo�. Ayer a la mañana, unas cuantas horas antes de anunciar la supervivencia de la imprenta, el mismo Pascual había apoyado la decisión de cerrarla y, además, había explicado que si se privatizaban los trabajos de impresión, se ahorrarían 20 millones de pesos al año. 
A la tarde, el gremialista Sablich expresó su satisfacción por la decisión oficial. �Estamos muy felices. Acá ganaron los trabajadores, ganó la autonomía del Poder Legislativo. Se revirtió el atropello al Parlamento�, afirmó a Página/12. Las razones de la continuidad de la imprenta, sin embargo, son más complejas. Además del paro y las movilizaciones, fue fundamental el impedimento legal que hacía muy difícil cerrar la dependencia en cuestión. La imprenta había sido creada por ley, la número 11601 �sancionada en los años �30�, y para el Gobierno clausurarla con un decreto era muy antipático. Entonces, se decidió cambiar el cierre por una �reestructuración� negociada con los gremialistas. 
En los próximos días el Congreso pondrá en marcha un sistema de retiro voluntario para todas las áreas legislativas. A medida que se produzcan los retiros, se reubicará al personal en los distintos sectores. De esta manera, se evitó la �salida compulsiva� que en un primer momento había enfurecido a los 826 empleados afectados. Justamente ese número está en la mira del titular de Diputados y otros legisladores de la Alianza. �Lo que interesa es que se recorte el exceso de personal�, confesó ayer el titular del bloque radical. La tijera comenzará por los empleados �ñoquis� que figuran como integrantes de la planta estable de la imprenta. �Estaríamos dispuestos a suscribir que se tomen recaudos para evitar que haya trabajadores que perciban un salario sin trabajar�, admitió Sablich. 
Informe: Martín Piqué 

 

 

opinion
Por Eduardo Aliberti

Los dos problemas

La manifestación del miércoles pasado produjo una de las contradicciones más estremecedoras que se recuerden en el escenario político. Lo que muchos �quizás una mayoría� tenían en la cabeza al adherir a la convocatoria, no tuvo nada que ver con lo que sintieron en el estómago.
Producida la derrota del peronismo en las últimas elecciones presidenciales, una de las apuestas era cuánto tardarían los menemistas en correr por izquierda al nuevo gobierno. No se dudaba que así sucedería porque estaba claro que la Alianza habría de ser la continuidad del modelo, con cambios de gerentes y, tal vez, de estilo; del resto se haría cargo la falta de escrúpulos que distingue a los políticos de la posmodernidad, capaces de variar de discurso y camiseta con una velocidad asombrosa. Pero nadie, ni en sueños, pudo imaginar que a menos de seis meses de la asunción aliancista pasearían sus orondas figuras Rico, Beliz, Patti, Lorenzo, Galmarini, Ikonicoff, o el enviado de monseñor Primatesta, en una Plaza de Mayo con clima y arengas que en algunos momentos parecían arrancados de la década del �70. Bajo esa lógica presencial ni siquiera hubiera desentonado la concurrencia del mismísimo Menem, del mismo modo en que el vicepresidente Alvarez envió su respaldo �afectivo� mientras lo puteaban en dieciocho colores. El sentido común, la vergüenza, la porción más raquítica de amor propio estaban definitivamente sepultados.
Problema 1: tan fuerte como esa entronización del asco es el malhumor o el hartazgo, a secas, de una numerosa porción social que, otra vez, ve incendiadas sus expectativas en el altar del ajuste perpetuo. Entre impuestazo y rebajas salariales, la Alianza desnudó su rumbo en menos de medio año. Pero resulta que la protesta, con un señalamiento ideológico correcto y hasta con audacias propositivas (desobediencia fiscal), es protagonizada entre otros por quienes son las caras más obvias del modelo, con sus facciones de apriete, corrupción y autoritarismo. La CTA, los partidos de izquierda, los diputados rebeldes, las organizaciones sociales y hasta la CGT disidente no deberían tardar ni un minuto más en advertir que impedirán a tanto canalla colarse entre reivindicaciones legítimas.
Problema 2: si el anterior no es resuelto, se tendrá que, por un lado, hay un gobierno incapaz de atender las urgencias populares y, por otro, estará el (comprensible) rechazo social a sumarse a una oposición con pinta de murga. No es la única hipótesis, pero una de las consecuencias de ello puede ser la parálisis; o bien, una renovada inorganicidad de la resistencia. Sería natural que pase, si se trata de quedar encerrado entre la bronca y el regreso de los muertos vivos.

 

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