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Por Pedro Lipcovich
La sociedad sigue sin despertar al riesgo de los accidentes causados
por la somnolencia: el 20 por ciento de los choques de autos se debe a
que el conductor tenía ganas de dormir, y en la Unión Europea
ya entró en vigor la prohibición de manejar vehículos
a quienes padezcan enfermedades como la apnea del sueño, que afecta
a cuatro de cada cien personas. También para los accidentes laborales,
la curva de su frecuencia a lo largo de la jornada coincide con la curva
de somnolencia de las personas mal dormidas. Y muchos accidentes domésticos
son padecidos por personas que, acostumbradas a vivir con somnolencia,
demasiado tarde descubren los resultados. Los riesgos se agravan si la
persona ha tomado medicamentos, pero no sólo tranquilizantes o
antihistamínicos sino, por ejemplo, también remedios contra
la acidez estomacal, cuyos efectos de causar sueño no suelen conocerse.
Por último, y como para que nadie se duerma mientras lee esta nota,
Página/12 da a conocer el informe de una investigación conjunta
entre la UBA y la Universidad Complutense de Madrid, según la cual
los pilotos de aviación, en vuelos trasmeridianos, operan en condiciones
que ponen en riesgo la seguridad de la nave.
"Empezó a ponerse en práctica en la Unión Europea
la directiva de negar o retirar el registro de conductor a quienes padezcan
enfermedades causantes de somnolencia diurna, a menos que acrediten estar
en tratamiento", anunció el médico argentino Daniel
Rodenstein, jefe de servicio en el Hospital de la Universidad Católica
de Lovaina, Bélgica, quien estuvo en Buenos Aires para participar
en el reciente simposio "Sueño, somnolencia y accidentes".
La más frecuente de esas dolencias es la apnea del sueño.
Estos pacientes sufren centenares de microdespertares cada noche, por
dificultad para respirar, sin tener conciencia de ello.
La decisión de los europeos se sustenta en que "estudios de
grandes grupos de pacientes con apnea del sueño mostraron que corren
seis veces más riesgo de accidentes de tránsito que la población
general". Por eso, "los cuestionarios para quien solicita carné
de conductor incluyen ahora la pregunta de si padece somnolencia diurna
excesiva". Mediante el tratamiento de la apnea, "que consiste
en un simple aparato que envía aire a presión, la tasa de
accidentes se normaliza por completo", señala el especialista.
El hecho es que "el 20 por ciento de los accidentes de tránsito
se vinculan con somnolencia del conductor", según los datos
que maneja Marta Fernández, directiva del Instituto de Seguridad
y Enseñanza Vial (ISEV), que empezó a incluir en sus programas
de capacitación para conductores profesionales el tema de los riesgos
de la somnolencia, como ya es obligatorio en Estados Unidos y Europa.
En la Argentina, "no tenemos estadísticas de por qué
se matan las personas en accidentes" y los requisitos para obtener
licencia de conductor no toman en cuenta las enfermedades del sueño:
"Es que estamos todavía con otros temas, que en el mundo se
resolvieron hace 20 años: todavía no logramos convencer
a la población de que hay que usar cinturones de seguridad",
señala Fernández.
No son sólo de tránsito los accidentes causados por la somnolencia.
La médica Marta Claudio, a cargo del servicio de Medicina Laboral
del Hospital Francés, elaboró una estadística sobre
las horas en las que se producen más accidentes de trabajo: "El
pico se produce a las 10 de la mañana, cuando se duplican respecto
del promedio diario; también hay picos menores a las 16 y a las
23". La especialista explica: "Un obrero de la construcción
que se levanta a las cuatro de la mañana y viaja una hora y media
para llegar a las 6 a la obra, y se acostó a la medianoche, a las
10 de la mañana se le anticipa la somnolencia propia de la siesta,
y puede caer del andamio".
Muchos de los accidentes laborales por somnolencia son in itinere, en
camino al trabajo: "Personas que salen de casa mal dormidas y simplemente
se caen, con resultados que van desde el esguince de tobillo hasta el
traumatismo de cráneo". El pico de las 16 horas corresponde
"al cansancio de jornadas extensas en hipermercados y shoppings".
El de las 11 de la noche obedece "a la somnolencia de los que vuelven
a casa después de dos o tres jornadas de trabajo en el mismo día",
precisa la doctora Claudio.
Y, cuando ya estén en casa, tampoco estarán a salvo: "Gran
parte de los accidentes hogareños, principalmente incendios, responden
a la somnolencia --señala Margarita Blanco, presidenta de la Asociación
Argentina de Medicina del Sueño--: la persona no se da cuenta de
que su atención ha decaído por falta de descanso: eso no
suele estar en la conciencia de la gente ni en la de los médicos
porque la somnolencia es un estado muy sutil, tanto que todos a veces
caemos en ella sin darnos cuenta".
La gente tampoco puede darse cuenta del posible efecto de medicamentos
de consumo habitual: "Todo el mundo sabe que antihistamínicos
como el Benadryl causan somnolencia, pero la mayoría ignora que
también la provoca la cimetidina, administrada para la gastritis
y la úlcera gástrica", reveló el doctor Norberto
Kriguer.
Los peligros no son de desdeñar ya que, como recuerda la doctora
Blanco, "la somnolencia puede llevar a accidentes mayores, incluso
catástrofes como las nucleares de Chernobyl o Three Mile Island,
el derrame químico de Bophal o el del petrolero Exxon Valdez".
Pilotos con el horario
cambiado
Por
P.L.
"El esquema que usan
las compañías aéreas para vuelos trasmeridianos pone en peligro
el estado de alerta de los pilotos". Así resume Daniel Cardinali,
profesor de Fisiología en la Facultad de Medicina de la UBA, las
conclusiones de la investigación que su equipo, junto con científicos
de la Universidad Complutense de Madrid, llevó a cabo sobre pilotos
de la compañía Iberia que cubren los trayectos Madrid-México y
Madrid-Tokio. Los pilotos cumplen ciclos de 5 días entre la ida
y la vuelta, de modo que el regreso, si han volado a Tokio, se
produce en horas diurnas japonesas, que serían nocturnas en Madrid.
"Estudiamos a 30 tripulaciones, volando con ellos, sometiéndolos
a un monitoreo permanente, tests psicofísicos y análisis de las
hormonas melatonina y cortisol, cuya secreción varía según la
hora del día: los dosajes hormonales indicaban que cuando estaban
en Tokio dispuestos a regresar, su hora fisiológica todavía era
la de Madrid. Las pruebas de evaluación de fatiga durante los
viajes de regreso indicaban siempre más cansancio que en el viaje
de ida". "Es necesario que las compañías aéreas planeen sus esquemas
respetando estos datos, porque el 90 por ciento de los accidentes
de aviación se vinculan con errores humanos", dice Cardinali.
El problema es que "esto choca con los criterios económicos que
manejan las empresas".
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