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Por Patricia Chaina Corre febrero de 1946. Juan Domingo Perón acaba de ser elegido presidente de la Argentina y la gente, es decir, su gente, invade Buenos Aires en un simbólico festejo. Ese es el momento que el escritor José Pablo Feinmann eligió para comenzar a contar una historia cuyo protagonista es el mismísimo Jorge Luis Borges. Y que será llevada al cine con dirección de Juan Carlos Desanzo bajo el sugestivo título de El amor y el espanto. Con la actuación de Miguel Angel Solá, que viajó desde España, para esta producción, en el rol de Borges. Lo acompaña un elenco en el que se destacan Norman Briski, Víctor Laplace, Roberto Carnaghi, Cristina Banegas, Blanca Oteyza, Rolly Serrano y Jean Pierre Reguerraz, entre otros, interpretando a ciertos personajes ideados por el autor de El Aleph. Pero en la trama propuesta aquí por Feinmann establecen un juego de acciones y simulacros propios del universo borgeano. Sólo la actriz Alicia Berdaxagar tiene en este reparto un personaje que habitó la vida real de Borges: su madre. "No es una película biográfica --explica Desanzo al anunciar el comienzo del rodaje, previsto para hoy--, nos hemos valido de sus personajes para hacer este entretejido de ficciones que intenta dar cuenta de la paranoia que le generó a Borges el advenimiento del peronismo". "Se trata de un proyecto ambicioso", reconoce el director que con este filme --auspiciado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad-- trabaja por tercera vez junto a Feinmann, autor de los guiones de En retirada y Eva Perón, dos películas claves en la filmografía de Desanzo. "La película refleja esa vieja antinomia --continúa el director-- casi insoslayable en nuestras vidas: la de no poder, el país, entender a uno de sus escritores más preclaros y dilectos y, a la vez, ese hombre, una eminencia en materia de letras, no poder interpretar los cambios que se avecinaban en el país. Esa es la gran parábola que cuenta la película". Para Solá, "hacer a Borges" tal como lo plantean Feinmann y Desanzo "es muy interesante porque me toca hacer nada más que dos minutos del Borges que todos conocemos, setentón y balbuceante", al comienzo y al final del film. "Lo demás ocurre en su imaginación --cuenta el actor--, entonces el personaje cobra una nueva dimensión: se trepa a una verja en busca de su amada, tiene miedos, tristezas, sufre traiciones". Es que la película está plagada de personajes que Borges ha escrito ya en 1946, o que va a escribir luego. "Pero que no siguen los designios que él como autor les entrega en sus cuentos --explica Solá--, por eso además el suyo es un personaje bello para el actor. Y como no hay casi registros visuales de él de esa época, nos enfrentamos en cierta forma con una incógnita al momento de la composición". Como la historia ocurre en tres minutos de la vida del Borges real "en el tiempo sin tiempo del escritor", puntualiza Solá, el Borges de El amor y el espanto "será lo que imaginaron el autor y el director, y lo que yo me atreva a lograr en el film", arriesga el actor. La película es, en el rigor del análisis literario que configura su autor, "un Borges leído desde Cortázar, desde Hitchcock, desde Kafka", explica Feinmann. Y anticipa: "Hay un solo hecho verídico que es el que dispara la trama: cuando el peronismo llega al poder y se le anuncia a Borges que lo van a trasladar de la Biblioteca Municipal José Mármol a otra dependencia y lo van a nombrar 'Director de aves, conejos y huevos'. Esta injuria a Borges le genera miedo y paranoia y ahí se lanza la película. Lo siguiente es pura ficción. Es un recorrido, una interpretación de sus conflictos y del que para nosotros es el más grande que tuvo, el que plantea entre la civilización y la barbarie. En ese conflicto no resuelto la película encuentra su dinámica". Esa dinámica le permitirá a Alicia Berdaxagar encarnar a la madre de Borges "y estar siempre al costado de él, pero un paso adelante", dice la actriz. A Oteyza le toca interpretar a Beatriz Viterbo, en la película, el amor de Borges. "Pero a ella parece que no le basta con lo espiritual y lo intelectual de Borges --cuenta Oteyza--, por eso intenta buscar hasta el final al hombre carnal que hay en él, cosa que no consigue, y le traiciona". Carnaghi se mete en la piel de Pierre Menard, que en el universo ficcional borgeano es un autor que está escribiendo El Quijote, pero en el siglo XX. Reguerraz será Otto Dietrich, salido del cuento "Deutche Requiem", y aquí un nazi que escapó de Alemania y recala en la mansión de Carlos Argentino Daneri (Laplace) y Beatriz Viterbo. Y Rolly Serrano será el contacto entre el nuevo gobierno y el intelectual despechado: "Me tocó la tarea de, por unos días, encarnar a la barbarie, o sea, ser peronista --detalla el actor--, porque mi personaje es Villari, que se encarga de trasladar a Borges desde su antiguo puesto de trabajo a su nueva dependencia oficial". Y agrega, desde el más llano sentido común, una opinión sobre el gran escritor: "Para mí Borges siempre fue un tipo que escribía lindo y opinaba feo, según mis convicciones políticas. Esta película me permite acercarme a él desde otro lugar, sin el prejuicio que lo mantuvo alejado de la gente, y viceversa".
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