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El plan de exterminio de la dictadura llegó a Roma

Los testimonios de Horacio Verbitsky, el diplomático Enrico Calamai y los ex marinos Julio César Urien y Adolfo Scilingo (en video) explicitaron características y alcance del terrorismo de Estado.

El periodista y escritor Horacio Verbitsky citó al propio represor Riveros, ex jefe de la zona 4.


Por Laura Términe
Desde Roma

t.gif (862 bytes) �Toda la guerra sucia fue hecha bajo las órdenes de los jefes máximos con la doctrina en la mano; dicen que hubo violaciones a los derechos humanos, pero en la guerra al enemigo no se le tiran flores�, fue la frase que el ex general Santiago Omar Riveros dijo cuando terminó su misión como representante de la Argentina ante la Junta de Defensa Interamericana a finales de los años �70 y que el periodista y escritor Horacio Verbitsky repitió ayer ante el Segundo Tribunal Criminal de Roma, para explicar la jerarquía de responsabilidades en el sistema de represión organizado en Argentina a partir del golpe de Estado de 1976. 
El testimonio de Verbitsky y el del ex cónsul italiano en Buenos Aires, Enrico Calamai, que aseguró que la Cancillería italiana no respondía a las notas donde se informaba la desaparición de ciudadanos italianos, cerraron la cuarta audiencia del juicio contra siete militares argentinos por el asesinato de ocho italianos y la desaparición de un bebé. Después de un minucioso recorrido por los años que antecedieron a la dictadura, que inició con el regreso de Juan Domingo Perón a la Argentina en 1973, incluyó la fractura del peronismo, la muerte del general, el ascenso de Isabel a la primera magistratura y su decreto ordenando la aniquilación de Montoneros y ERP, Verbitsky explicó en italiano a la Corte de Assise la rígida cadena de mandos establecida por la Junta Militar para ejecutar la guerra sucia. �Las órdenes generales venían del jefe máximo del Ejército y cada jefe de zona �se habían establecido cinco zonas en todo el país� firmaba particulares sobre las operaciones en el aérea de su injerencia�, narró durante su testimonio, durante el cual calificó a Riveros como �un sádico por su altanería y sus provocaciones cuando recibía a familiares de las víctimas�. Riveros comandaba la zona 4 que se extendía al norte de la provincia de Buenos Aires e incluía Tigre, donde fue asesinado Mario Marras y secuestrado para siempre Martín Mastinu, dos de los casos que investiga el tribunal italiano y por los cuales están imputados Riveros, el ex jefe de la Prefectura, Carlos Gerardi, y cuatro de sus militares subordinados.
Bajo un silencio sepulcral que continuaba a pesar de las dificultades de audio, la Corte escuchó las declaraciones en video del ex capitán Adolfo Scilingo, reconociendo su participación en los �vuelos de la muerte� y sus reiteradas expresiones de convicción sobre el exterminio perpetrado en los subsuelos de la Escuela de Mecánica de la Armada. �Era todo organizado estructuradamente�, repetía Scilingo desde las seis pantallas presentes en la sala búnker de Rebbibia. 
Con la traducción italiana de su libro El vuelo, Verbitsky narró a la Corte una reunión donde el entonces jefe de Comandos Navales, Luis María Mendía, explicó que pondrían en práctica el método de los vuelos para eliminar a los detenidos y aseguró que contaba con la aprobación eclesiástica. �Scilingo dijo que cuando un oficial sentía remordimientos, se confesaba a los capellanes y éstos los tranquilizaban con parábolas bíblicas�, contó el periodista, que además explicó cómo el ex presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Adolfo Tortolo, utilizaba argumentos teológicos para defender las prácticas de tortura.
En un discurso mesurado, el ex diplomático Calamai, retirado hace dos años de la carrera, recordó los contactos oficiales entre el gobierno italiano y la dictadura argentina. �Una mayor firmeza podía ser más eficaz�, dijo señalando que las autoridades de su país �prefirieron aceptar el pedido de no intervención que le hicieron los militares argentinos�. Calamai aseguró que en el consulado de Buenos Aires recibíaunas cinco personas por semana buscando ayuda, y que una vez un joven le rogó �si no me dejan quedarme aquí, me suicido�. 
�A veces los hacíamos salir por Aeroparque a Montevideo y desde allí partían con pasaporte italiano porque en Ezeiza había más control�, contó Calamai, confesando que �en algunos casos cerramos los ojos ante la manipulación del documento argentino y le dábamos el pasaporte italiano, aunque siempre se informaba todo, burocráticamente al ministerio�. Calamai afirmó que también ayudó a ciudadanos argentinos sin doble ciudadanía.
�Entrar a la embajada debería haber significado el asilo político, pero no sucedía�, completó el ex cónsul, explicando que el embajador tenía órdenes de Roma de no dar refugio porque le habían dicho que lo que sucedía en Argentina se debía a �confrontaciones entre policías y subversivos�. 
Durante el testimonio del ex cónsul, el primero de un diplomático italiano sobre la complicidad del gobierno de ese país con la dictadura argentina, entró a la sala Franco Danieli, viceministro de Relaciones Exteriores. En una posterior ronda de periodistas, Danieli aseguró que su ministerio �está empeñado en la reconstrucción de la verdad� y que si se produce una sentencia condenatoria definitiva, �el gobierno italiano hará todo lo posible para que se haga efectiva la pena�, aunque no habló de extradición. 
Luego llegó el turno del ex marino Julio César Urien, quien relató �tal como adelantó Página/12 el lunes pasado� el adiestramiento que recibió en 1972 para �combatir subversivos�, y que incluía sesiones de torturas a los propios militares para ensañarlos contra el enemigo comunista.
�Cuando fui detenido en 1973, después de nuestra insurrección militar, fui visitado en la cárcel de Magdalena por un capitán de navío, que me preguntó si ahora que habíamos ganado las elecciones pensábamos hacer una revolución. Antes de que le contestara, me dijo que la Armada no lo iba a permitir y que estaba dispuesta a matar un millón de personas�, relató Urien.

 


 

ROBO DE BEBES DE DESAPARECIDOS
La ombudsman acusa

La Defensora del Pueblo porteña, Alicia Oliveira, declaró como testigo en la causa sobre apropiación de menores durante la dictadura y describió los mecanismos institucionales que utilizaron los represores para perpetrar ese delito.
La funcionaria fue juez de menores hasta el 24 de marzo de 1976 y relató ante el juez Adolfo Bagnasco que a partir de esa fecha apareció �un número llamativamente mayor de niños �abandonados� en la vía pública y en forma inmediata surgía algún aspirante a guardador a quien le era entregado el menor�. Oliveira sugirió que sean revisados todos los expedientes tutelares y las guardas otorgadas en los juzgados de instrucción y correccionales de la Capital porque tiene �serias sospechas de que allí se han entregado en adopción niños secuestrados con sus padres o nacidos en los centros clandestinos de detención�. Y también recomendó indagar en la Dirección del Menor y la Familia �que durante esos años estuvo a cargo de Florencio Varela, actual defensor del represor Santiago Riveros� donde �se realizaban muchas entregas de menores en circunstancias irregulares�. Además, la testigo acusó a los ex funcionarios de la dictadura Lucas Lennon, Jaime Smart y Florencio Varela de �hacer permeable� la justicia de menores, además de haber sido �soporte ideológico en materia de derecho�.

 


 

EXAMEN DE ADN PARA UN JOVEN 
Buscando su identidad

Un joven de 23 años de la localidad de Río Cuarto se realizará los análisis genéticos para comprobar si es hijo de desaparecidos. El muchacho fue contactado a raíz de información proporcionada por las Abuelas de Plaza de Mayo y habría sido adoptado �de buena fe� por un matrimonio cordobés. 
�Lo importante es que estos chicos conozcan su identidad para sacarlos de la incertidumbre con que viven. Por lo general, todos los que saben que son adoptados y están dentro de una franja de 19 a 24 años, tienen dudas sobre su identidad, y por ahí piensan que sus verdaderos padres pudieron haber sido asesinados por la dictadura�, manifestó Ernesto López, de la agrupación HIJOS de Córdoba. 
López sostuvo que �muchas veces los chicos necesitan tiempo para decidirse a hacer la prueba o recurrir a un juzgado, porque quieren saber la verdad, pero no quieren acusar a quienes compartieron con ellos toda una vida y por ahí, son sus apropiadores�. Sin embargo, en este caso el joven que podría ser hijo de desaparecidos habría sido adoptado por una familia que desconocía su historia. Ahora, el muchacho aceptó realizarse las pruebas de sangre. Quiere averiguar si es hijo de desaparecidos y en ese caso, qué pasó con sus verdaderos padres. El análisis de ADN se hará en el Hospital Durand.

 

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