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![]() No fue un partido abierto como podía suponerse por lo mostrado por ambos. Sobre todo, fue Portugal el que cambió. De salida, el equipo francés –estuvo Petit de salida por Djorkaeff, y Anelka por Dugarry– se plantó mejor en el campo sin permitir, en los primeros minutos triangular al mediojuego rival, pero sin inquietar en ataque. Mientras, los portugueses plantearon una estrategia más especulativa –Costinha estuvo de entrada por Joao Pinto– buscando, al contragolpe, algún chispazo de Luis Figo o de Sergio Conceiçao. Fue precisamente este último quien aprovechó un balón perdido por la defensa francesa para habilitar a Nuno Gomes, quien desde afuera del área batió a Barthez con un impecable remate de izquierda a la derecha del arquero a los diecinueve minutos. Y Portugal no había llegado prácticamente nunca. A partir de ese momento el partido se hizo intenso, con Francia buscando la igualdad y Portugal contragolpeando, mientras menudeaban las amarillas. Ya en el arranque del segundo tiempo, Patrick Vieira dio un pase largo por la derecha a Nicolas Anelka, que tocó hacia atrás para la entrada de Thierry Henry, y éste marcó el empate a los seis. A partir de allí, fue Francia la que más quiso, más entera, pero no le alcanzó. Así se llegó a la prórroga, con gol de oro, por primera vez en esta Eurocopa. Ambas formaciones mostraban el cansancio, aunque los franceses parecían con más resto. Cuando casi expiraba el tiempo de prórroga –faltaban once minutos– un derechazo de David Trezeguet desde ángulo cerrado –y con Vitor Baía ya jugado– fue interceptado por Abel Xavier con el brazo, muy cerca del palo izquierdo. Lo vio el línea y se lo indicó al juez, que lo concedió. Los portugueses enloquecieron y Zidane convirtió con autoridad arriba, a la izquierda del arquero. Gol y pasaje: Francia jugará la final el domingo en Amsterdam, con el ganador de Holanda-Italia.
CHOCAN DOS ESTILOS EN AMSTERDAM
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