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CRECE LA DEUDA del futbol de primera
Una pasión de multas 

En el último año, los clubes de Primera acumularon un pasivo de casi dos millones de pesos con la AFA, por multas aplicadas como castigo por los incidentes que provocaron sus hinchas. Las penas se pagan por cuenta corriente.


Por Gustavo Veiga

t.gif (862 bytes) Desde que el Tribunal de Disciplina de la AFA se tornó más severo con las penas que les aplica a los clubes, la recaudación por multas aumentó de manera considerable. La sucesión de sanciones se convirtió en un agujero negro para las economías de las instituciones que pagan así por la intemperancia de sus hinchas. Un relevamiento efectuado por Página/12 en los últimos tres años coloca a Belgrano de Córdoba en el primer lugar entre las entidades de Primera que más dinero abonó como castigo por los incidentes que provocaron sus simpatizantes. Además, tres clubes de los denominados grandes �River, Boca y Racing� figuran entre los cinco más proclives a recibir penas económicas por diferentes desmanes: arrojar bombas de estruendo, bengalas u otro tipo de proyectiles. Si se comparan los dos últimos balances de la AFA, en el cuadro de recursos ordinarios que cerró al 30 de junio de 1998, las instituciones de todas las categorías afiliadas erogaron 267.990 pesos por sanciones y multas, mientras que en el ejercicio finalizado a mediados del año pasado, la suma ascendió a 2.148.513 pesos. Estos datos admiten dos lecturas: que la mano dura del Tribunal viene en aumento y que la violencia en el fútbol es un mal tan vigente como incontrolable. 
Al analizar las planillas que detallan las sanciones aplicadas a los veinte equipos de Primera desde principios de 1998 hasta hoy surge con nitidez cómo Belgrano de Córdoba se encuentra al tope de la categoría. La institución, que en marzo del 2001 podría quedar al borde de la quiebra si no abona una de las cuotas de la convocatoria de acreedores, acumuló multas por 281.000 pesos entre el 19 de febrero del �98 y el 1º de junio de este año. Con ese dinero podría hacer frente a sus compromisos más urgentes. 
River y Boca casi no se sacan ventajas en los últimos tres años. Mientras que el club de Núñez sufrió sanciones equivalentes a 189.500 pesos, su rival de siempre acumuló 188.500 pesos en el debe, que incluyen los 15.000 a pagar por las bombas de estruendo que su barra brava arrojó en Rosario durante el partido con Newell�s el 27 de mayo pasado. El caso de Racing resulta paradigmático a la luz de su comprometida situación institucional y económica. Tal vez sus hinchas no sepan que, por el mal comportamiento demostrado en 34 partidos durante el período analizado, la Academia fue obligada a abonar 163.000 pesos. Talleres, otra institución cordobesa, completa el quinteto de las más castigadas con 151.000 pesos. 
En el extremo opuesto se ubican Ferro y Gimnasia y Esgrima de Jujuy, uno ya descendido y el otro al borde de retornar a la B Nacional. Se dirá que el club de Caballito tiene una de las hinchadas menos numerosas, pero soportó apenas una sanción equivalente al pago de 250 entradas populares durante una fecha, el 6 de mayo último. Unos 2500 pesos. Los jujeños han sido multados por 14.000 pesos. Todos estas sumas tienen como parámetro el precio de una entrada general cotizada al valor mínimo (10 pesos). 
El análisis del período comprendido arroja que entre las veinte instituciones de Primera acumularon deudas con la AFA por la nada despreciable suma de 1.788.525 pesos, tal como surge de las planillas obtenidas por este medio. Lo curioso es que la mayoría de los clubes no efectivizan el pago de las multas que les aplica el Tribunal porque son descontadas de una cuenta corriente que cada uno tiene en la casa del fútbol. Sería algo así como una discreta parte de los 55.706.819 pesos que todas las entidades le deben a su asociación madre. Un dinero que se hace humo como las ensordecedoras bombas de estruendo que son arrojadas desde la popular por un puñado de locos. 


El ranking de la ventanilla

El detalle de las multas pagadas por los clubes de Primera División durante 1998, 1999 y lo que va de este año, según datos proporcionados por la AFA, es el que sigue: 1º Belgrano, 281.000 pesos; 2º River, 189.580; 3º Boca, 188.500; 4º Racing, 163.000; 5º Talleres, 151.000; 6º Gimnasia, 124.000; 7º Newell�s, 122.550; 8º Instituto, 84.000; 9º Independiente, 75.040; 10º Estudiantes, 63.500; Chacarita, 62.000; San Lorenzo, 55.040; Colón, 53.000; Central, 52.540; Lanús, 37.500; Argentinos, 25.000; Vélez, 20.000; Unión, 15.000; Gimnasia (J), 14.000; Ferro, 2500. La suma total se acerca a los dos millones de pesos.
La mayoría de las sanciones fueron aplicadas porque las hinchadas de los respectivos equipos arrojaron bombas de estruendo durante el desarrollo de los partidos oficiales, una modalidad que a Boca, San Lorenzo, Vélez y Lanús, entre otros, les costó hasta la quita de tres puntos. En el caso de Boca lo priva de pelear con mejores chances el torneo Clausura. 
La conclusión es preocupante

Al comparar las sumas de dinero que todos los clubes deberían pagarle a la AFA en concepto de multas con otros recursos �recaudación por aportes de partidos, publicidad y hasta utilización de marcas�, la evaluación deriva en una síntesis preocupante. Mientras que las instituciones son sancionadas cada vez con más dureza, lo que originó un incremento notable en los ingresos ordinarios de la asociación presidida por Julio Grondona, otras cantidades se mantienen más o menos estables. 
A mediados de 1998 la AFA había percibido por la organización de los partidos oficiales 2.485.330,14 pesos (surge del 2 por ciento que cobra por las recaudaciones), mientras que al cierre del último balance esa suma aumentó ligeramente: 2.535.674,77 pesos. Esta cifra tampoco es demasiado mayor que los 2.148.513 pesos obtenidos por multas y sanciones debido a los recurrentes episodios de violencia que se registran en los estadios de todas las categorías. 
El fútbol hace agua, los capitales de afuera esperan agazapados para apoderarse de las instituciones y los incidentes les sirven de coartada a quienes desean ver los clubes en manos privadas. La ecuación es casi perfecta: a más violencia, más dinero hay que pagar. Y ya no se trata sólo de lo que cobra la policía o de lo que costaron los sofisticados equipos de filmación instalados en casi todas las canchas de Primera. Se trata, simplemente, del estallido de algunos petardos o de una bengala

 

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