Por Pilar Bonet
Desde Berlín
El gobierno alemán se plantea reforzar las medidas policiales,
de vigilancia, propagandísticas y eventualmente legales para afrontar
el ultraderechismo, la xenofobia y la intolerancia. Estos fenómenos
han pasado a ser una prioridad política para el Ejecutivo de coalición
formado por el Partido Socialdemócrata (SPD) y los Verdes durante
el mes de julio, pese a que existen en forma más o menos virulenta
desde mucho antes y constituyen un serio problema social en el este del
país. Desde Palma de Mallorca, el canciller alemán Gerhard
Schroeder pidió la dureza de la policía y la dureza
de la justicia contra los neonazis luego de los atentados de ese
fin de semana. Su propio vocero, Uwe-Karsten Heye, y el presidente del
Consejo Central de los Judíos en Alemania, Paul Spiegel, presentaron
en Düsseldorf una Alianza contra la Derecha para plantar
cara a los neonazis. La policía alemana desactivó
ayer una bomba colocada en la casa de una familia judía en Bamberg.
Durante el pasado fin de semana, la extrema derecha ha sido protagonista
de varios incidentes tanto en el territorio que fue la República
Democrática Alemana como en las regiones occidentales del país.
En Rostock (ex RDA), 36 personas fueron detenidas por alterar el orden
público cuando se ensañaban con los organizadores de un
puesto callejero que exhortaba a los jóvenes a unirse contra
el extremismo de derechas en Europa. En la localidad bávara
de Deggendorf (antigua RFA), dos hombres resultaron gravemente heridos
cuando intentaban defender a otro de apariencia meridional del ataque
de un grupo de cabezas rapadas. En Bernkastel-Kues (también al
oeste del país) la policía prendió a dos hombres
que pintaban cruces gamadas y signos nazis. En Freilasing, también
en Baviera, la policía detuvo a media docena de personas que se
dirigían a una manifestación de extrema derecha que había
sido prohibida. En Bad Berka, en las cercanías de Weimar (en el
este), fueron detenidos más de cien derechistas dispuestos asistir
a otra manifestación prohibida, organizada por el Partido Nacional
Democrático de Alemania (NPD).
Los casos de violencia ultraderechista que se han acumulado recientemente
no son la única explicación de la urgencia de las autoridades
alemanas por combatir el fenómeno. Una de las motivaciones de los
dirigentes son las presiones del empresariado y los representantes de
la economía, que están preocupados por las inversiones extranjeras
en Alemania y por la imagen exterior del país. Las sedes diplomáticas
alemanas en el extranjero han recibido instrucciones de estudiar atentamente
las informaciones sobre el ultraderechismo en Alemania que difunden los
medios de comunicación de los países donde están
destacadas.
El Ministerio del Interior de Alemania ha animado a la policía
de los Estados federados a pedir ayuda a las tropas guardafronteras (BGS)
para actuar contra los ultraderechistas con el fin de garantizar la protección
del Estado a los ciudadanos.
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