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HUGO MIDON Y CARLOS GIANNI, AUTORES DE �OBJETOS MARAVILLOSOS�
�Hay que mirar adelante sin olvidar el ayer�

Este domingo, Página/12 ofrece a sus lectores un CD con las canciones del espectáculo más reciente de la dupla de autores infantiles. �El contacto con los chicos te abre las puertas del optimismo�, dice el dúo, con quince obras en su currículum, que incluye la legendaria �La vuelta manzana�.

Midón y Gianni conforman una sólida dupla de teatro, vigente a pesar de los cambios sociales y culturales.

Por Fernando D�Addario

t.gif (862 bytes) �Me gusta la mirada de los pibes sobre la realidad, porque tiene mucha síntesis, y es además una mirada poética sin pretenderlo: nombran la realidad sin convencionalismos y casi siempre aciertan.� Desde hace treinta años, Hugo Midón, adulto y con tres hijos que ya dejaron de ser niños, intenta desentrañar a través del teatro ese misterioso y maravilloso mundo de los niños. Con el director musical Carlos Gianni han formado un equipo de trabajo que, bajo diversas circunstancias políticas, sociales y culturales, llevó a los escenarios quince producciones, entre ellas las ya legendarias La vuelta manzana y Vivitos y coleando. Su último espectáculo, Objetos maravillosos, fue llevado a CD, que mañana acompañará la edición de Página/12, con un precio de compra de 6 pesos. 
�En estos treinta años que llevan creando teatro musical para chicos, ¿qué cambió más, la infancia o el trabajo que ustedes hacen? 
Hugo Midón: �Cuando empezamos, lo más importante era que el público entendiera cuál era el mensaje de la obra, todo pasaba por la comprensión intelectual. Hoy no se apunta tanto a eso. El espectáculo pasa por eso que llega como un impacto sensible, a través de múltiples estímulos, y que cada espectador, chico o grande, procesa a su manera. Para algunos, es importante comprender, para otros, se trata de percibir un movimiento, algo coreográfico que lo atrae, aunque no pueda definirlo con exactitud. Hay un mayor acento puesto en lo artístico que en la educación. 
�¿Cuál fue el concepto que utilizaron para �Objetos...�?
Carlos Gianni: �Quisimos revalorizar a aquellas cosas que están al alcance de la mano, y que muchas veces pasan inadvertidas. ¿Qué chico no inventa que un plumero puede ser una espada?
H.M.: �Cuando éramos pibes, los juegos los inventábamos nosotros, con juguetes que también armábamos con lo que teníamos. Buscamos rescatar eso, como cosa viva, y que está presente en los chicos de todas las clases sociales, porque no todos acceden a esa modernización tecnológica del juguete. Esa transformación de los objetos, la búsqueda del objeto imaginario, es también reflejo de un estado de cosas que no es inmutable.
�Hoy los pibes reciben información artística de dos frentes: uno, que viene del exterior, prioriza la violencia extrema. El otro, interno, tiene variaciones del modelo �Chiquititas�, que parecería tomar a los chicos como tontos. ¿Hay manera de colarse entre esos dos frentes?
H.M.: �Lo que se tiene acá como modelo es un chico idealizado, al que supuestamente hay que dirigirse. Un chico puro, mágico, dulce, generoso y crédulo. Y los pibes no son así. Son, de alguna manera, más parecidos a nosotros: a veces son egoístas, a veces prepotentes, violentos. Algunos son sensibles y otros no tanto, o son sensibles a otras cosas. Y el otro prejuicio es que a los chicos les gusta la violencia, que es lo que se promueve desde Estados Unidos y desde Japón. Es peligroso aceptar eso como real. Mejor sería plantearse que la cantidad de dinero que se pone para instalar esos modelos, al servicio del consumo instantáneo, genera que los chicos crezcan con esa idea que se les impone, de que la violencia de los buenos es mejor que la violencia de los malos, y ese tipo de cosas. Querer esa niñez es querer después adultos uniformes. 
C.G.: �También hay otra cosa: la permanencia. Muchos productos que se les venden a los chicos son de hoy para mañana. Tienen un éxito explosivo y a los dos años nadie se acuerda. Nosotros hace treinta años que hacemos La vuelta manzana.
�La tónica de sus espectáculos es, podría decirse, progresista. ¿Pero no se confunden los términos �progresismo� y �conservadurismo� cuando ustedes defienden ciertos valores tradicionales, como los viejos juegos en familia, ante el avance de las nuevas propuestas infantiles?
H.M.: �Creo que más que mostrar una violencia explícita, es progresista descubrir otras violencias que son más sutiles, como la falta de sensibilidad. El concepto clásico de �familia� como ente conservador quedó en muchos aspectos atrás. En La familia Fernandes se quiebra eso. Ofíjese, en el caso de las Madres de Plaza de Mayo, qué idea fuerte hay de lazos filiales. Frente a la devastación de estos tiempos, la familia, los afectos, aparecen como los últimos núcleos a los que podemos aferrarnos.
�La realidad cotidiana tiende a llevar al escepticismo. ¿Trabajar para chicos obliga a pensar de un modo más optimista? 
C.G.: �Es importante mirar para adelante, pero sin olvidar el ayer. Hay como un optimismo moderado, pero no caemos en una visión idílica por el hecho de trabajar con chicos.
H.M.: �El contacto con los chicos te abre las puertas del optimismo. Sin esa plataforma, sin esa bandera a la que uno se aferra, no vale la pena ni comer, ni ir al dentista ni hacer teatro.
�Ustedes plantean una opción artística frente al dominio de la TV, pero hoy, más que la TV, el desafío es compartir o competir con Internet...
H.M.: �Esto de estar al día con la tecnología es necesario. Pero si frente a esa realidad del chico navegando todo el día por Internet uno se impone la obligación de hacer algo que supere eso en atractivo, se equivoca. Creo que lo que hacemos nosotros es una manera de compensar. Las computadoras están, es una realidad, pero en nuestra obra proponemos: �Vamos a navegar arriba de la mesa�, planteamos un juego. Conocemos Internet, pero no seamos tan golosos, porque allí no encontraremos la panacea. 

 

 

Las cosas como instrumento

Objetos maravillosos es una suerte de inventario musical, con elementos cotidianos tales como teléfonos, mates o cucharitas, integrados a un universo lúdico, sin ataduras estilísticas ni convencionalismos temáticos. El CD incluye quince canciones (más un popurrí), un reflejo del espectáculo que los fines de semana llevan Hugo Midón y Carlos Gianni al teatro Picadilly. Con el grupo Vocal 5 como intérprete, letras de Midón y música de Gianni, Objetos... indaga en �esas cosas que están ahí/ cerquita de nuestros ojos/ delante mismo de la nariz�. Y musicalmente se valen de rock, salsa, cumbia e inclusive un tango, �El cepillo dental�. Un tango que, además de ser divertido, sirvió para una campaña de salud en San Juan. 

 

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