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ENCUESTA SOBRE COMO SE ADAPTA EL CONSUMO DURANTE LA CRISIS
La clase media se ajusta el cinturón

El 60 por ciento de las familias de clase media suprimieron salidas. También recortaron servicio doméstico y medicina prepaga. El 40% de los hogares pobres dejó de pagar servicios públicos e impuestos.


t.gif (862 bytes)  Por la crisis, en los últimos meses, clase media y baja tuvieron que ajustarse varios ojales el cinturón. Según un estudio, el 60 por ciento de los hogares que ganan más de 2000 pesos suprimieron salidas de entretenimiento; el 36 por ciento eliminó el servicio doméstico; casi el 30 por ciento vendió o cambio el auto por otro de menor valor; y un porcentaje similar abandonó la cobertura de medicina prepaga. Entre las familias de clase media baja (ingresos familiares de 500 a 2000 pesos), el 77 por ciento suprimió salidas; más del 50 por ciento reemplazó alimentos caros por segundas marcas; y el 30 por ciento dejó de pagar servicios públicos o impuestos. Más aún, entre los que ganan menos de 500 pesos, casi el 40 por ciento recortó el pago de servicios públicos e impuestos municipales.
En todos los niveles socioeconómicos de clase media para abajo, lo primero que se dejó de comprar por la recesión fue ropa, después se achicaron las salidas hasta que el ajuste llegó a la comida.
La información surge de una encuesta realizada por la consultora Equis, dirigida por el sociólogo Artemio López, de alrededor de 1000 casos en el área metropolitana (Capital y Gran Buenos Aires). Las principales conclusiones del estudio reflejan cómo impactó en los sectores de clase media y baja la prolongación de la recesión, y las medidas aplicadas por el ministro de Economía, José Luis Machinea: impuestazo y poda salarial en la administración pública. De hecho casi el 60 por ciento de los encuestados dice que su situación económica empeoró en los últimos tiempos (la proporción llega al 75 por ciento entre los más pobres) mientras que sólo para un 8 por ciento mejoró.
Según las franjas de ingreso, los ajustes que debieron hacerse en los últimos meses en los distintos presupuestos familiares son los siguientes:
En las familias con ingresos superiores a los 2000 pesos mensuales, que pudieron ser alcanzados tanto por el impuestazo como por el recorte salarial, los principales “ahorros” vinieron por el lado de las salidas (cine, restaurantes, entretenimientos en general), el servicio doméstico, la medicina prepaga y los gastos del auto.
Así, el 60 por ciento redujo o suprimió salidas; el 36 por ciento dio de baja al personal doméstico; y alrededor de un 30 por ciento vendió el auto o lo cambió por uno de menor valor; y abandonó la medicina prepaga.
Las familias con ingresos entre 1000 y 2000 pesos siguieron un patrón de ajuste en el consumo similar al anterior grupo. Pero con un particularidad notable: en el 17 por ciento de los casos, algún miembro del hogar abandonó los estudios, con el objetivo de buscar trabajo, con el cual complementar los disminuidos ingresos familiares. Un porcentaje considerable de estas familias, que enviaba a sus hijos a colegios privados, debieron cambiarlos a escuelas públicas o instituciones privadas de menor costo. En este segmento, además, el 27 por ciento de los hogares dejó de pagar servicios públicos e impuestos.
Los que ganan menos de 1000 pesos, supuestamente, no habrían sido alcanzados en forma directa por la suba de la presión impositiva. Sin embargo, están entre los afectados por la desocupación, el trabajo en negro y la precarización laboral.
Así, el 77 por ciento suprimió salidas; más del 50 por ciento reemplazó alimentos por otros más baratos (segundas marcas); y el 30 por ciento dejó de pagar servicios públicos y tasas municipales.
Para los que ganan menos de 500 pesos, el ajuste fue más dramático por el lado de los alimentos (el 52 por ciento los reemplazó por marcas más baratas) y los servicios públicos y los impuestos (el 38 por ciento dejó de pagar).

Claves
Casi el 60 por ciento de los encuestados dice que su situación económica empeoró en los últimos tiempos (la proporción llega al 75 por ciento entre los más pobres), mientras que sólo para un 8 por ciento mejoró.
Entre las familias de clase media, el 60 por ciento redujo o suprimió salidas; el 36 por ciento dio de baja al personal doméstico; y alrededor de un 30 por ciento vendió el
auto y abandonó la medicina prepaga.
En el 17 por ciento de los casos de las familias que ganan de 1000 y 2000, algún miembro del hogar abandonó los estudios, con el objetivo de buscar trabajo, con el cual complementar los disminuidos ingresos familiares.
Entre los hogares con ingresos inferiores a los 1000, el 77 por ciento suprimió salidas; más del 50 por ciento reemplazó alimentos por otros más baratos (segundas marcas); y casi un 40 por ciento dejó de pagar servicios públicos y tasas municipales.

 

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