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LOS ATAQUES AL MINISTRO BUSCAN UNA �DEPURACION� GENERAL DEL GOBIERNO
Apuntándole a Machinea, pero no sólo a él

Mientras crece la fatiga general ante la inoperancia de la política de ajuste, tanto liberales ortodoxos como cavallistas no se conforman con atacar al equipo económico. Pretenden que De la Rúa homogeinice y discipline a su gobierno para acabar con los �disonantes�.

José Luis Machinea, ministro de Economía. Miguel Angel Broda eligió pegarle en su flanco más débil: el trauma por el pasado.

Por Julio Nudler

t.gif (862 bytes) La andanada de críticas y rumores que impactó en José Luis Machinea durante la última semana apunta a un objetivo más ambicioso que el de remover a un equipo económico notoriamente dócil, que no confrontó con el sistema financiero, con el Fondo Monetario ni con el establishment, y cuyo único pecado, desde ese punto de vista, fue haber errado el pronóstico. Esperó una cosa y sucedió otra. Junto con la remoción del elenco de Economía, los atacantes pretenden imponerle a Fernando de la Rúa dos decisiones complementarias. Una consiste en homogeneizar su gobierno, limpiando del gabinete a los elementos que �desentonan�, identificados en figuras como la de Nicolás Gallo, ministro de Infraestructura. La otra implicaría disciplinar la tropa parlamentaria, para que no esquive su presunto deber de apoyar y defender las políticas que bajan desde el Ejecutivo. Un importante miembro radical del propio Gobierno lamentó ante Página/12 la orfandad del Presidente: �De la Rúa no tiene ningún stopper, y nadie que le arme la agenda. Cuando por fin alguien se decide a hablar, termina contradiciéndose con otro�. A continuación citó como ejemplo las críticas públicas con que Horacio Chighizola, secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, obstruye el trabajo de Débora Giorgi, secretaria de Industria, Comercio y Minería. Esta demanda de homogeneidad y disciplina expresa, en boca de liberales o de cavallistas, el propósito de acelerar una purga en el poder, aprovechando la creciente necesidad de De la Rúa de tomar alguna iniciativa para relanzar la economía a través de un giro en las expectativas del sector privado. Por su parte, desde Economía se gana tiempo, afirmando que la reactivación ya está en marcha, en base a diferentes indicadores cada vez (recaudación, exportaciones, producción industrial), lo que siempre exige esperar para ver si los próximos indicadores confirman o desmienten el repunte.
Según los críticos �por derecha�, la Alianza está pagando altos costos por sus discrepancias internas, con lo cual aluden, ante todo, a las dudas y reparos de frepasistas y alfonsinistas. Sostienen que se deja en absoluta soledad a quienes en otras condiciones hubiesen querido y podido poner la cara por la política de la Rosada. Tal, presuntamente, el caso de Raúl Baglini, completamente aislado en la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados frente a Jorge Matzkin, Oscar Lamberto o Ana Mosso. En consecuencia, dicen, Baglini jamás reúne a la comisión, salvo cuando hay asuntos urgentes planteados por el Ejecutivo, como la ley de emergencia fiscal o antievasión.
En Legislación del Trabajo, cuentan, no encontraban a quién poner de presidente, por lo que trajeron al pampeano Juan Carlos Passo, pero ninguno de los aliancistas se anima a hablar a favor de la flexibilización. Por tanto, colocaron al cavallista Jorge Baldrich como secretario del cuerpo para que defienda la desregulación del mercado de trabajo, liberando de esa tarea al oficialismo. Pero su posición es que la Reforma Laboral propagandeada por el Gobierno no sirve. Los �homogeinistas� también se escandalizan por el hecho de que María América González presida la Comisión de Previsión y Seguridad Social, y reprochan que en la de Educación sólo esté representada la Ctera, atacándose permanentemente desde allí la política oficial. �Recién cuando el Gobierno decidió el corte en los sueldos de los empleados públicos �comentó una fuente�, diputados como Darío Alessandro comprendieron que ellos eran miembros del oficialismo y tenían que salir a apoyar la línea del Ejecutivo.�
Los desestabilizadores de Machinea reclaman una decisiva prueba de amor de De la Rúa, que imponga una actitud amigable hacia los inversores y destierre las amenazas, para lo cual ven como apropiado alejar del Gobierno a figuras como Rodolfo Terragno o Melchor Posse, por no mencionar a Graciela Fernández Meijide. Para fundamentar estos objetivos políticos se esgrime un diagnóstico de la crisis actual de la convertibilidad. Esteadvierte que, históricamente, todos los regímenes de tipo de cambio fijo colapsaron cuando, a determinada altura de su evolución, generaron una trampa recesiva, como la descripta por Keynes, con una deflación indefinida, de la cual sólo se sale demasiado tarde, en ese largo plazo donde estaremos todos muertos. 
La idea sigue así: �Con impuestazos y señales como las lanzadas por el equipo de Machinea desde un comienzo, sólo se acentúa la retracción de la demanda, eternizando la recesión, lo cual vuelve inevitable el estallido de la convertibilidad. ¿En qué consiste ésta? En estar corriendo una carrera de largo aliento contra Estados Unidos, ya que el peso está atado al dólar, y precisamente en la época en que debido a Internet y a otros vertiginosos avances tecnológicos la productividad norteamericana sube aprisa y sin pausa�. Lo que los críticos sostienen es que si, durante la carrera, los gobernantes de la Argentina no eliminan los impuestos distorsivos (que pesan sobre los costos) o incluso agregan nuevos, insinúan la amenaza de reducir la apertura de la economía, hablan de desmantelar los sistemas de jubilación privada (AFJP) y de riesgos del trabajo (ART) y omiten descentralizar totalmente la negociación colectiva de los convenios laborales, la contienda está perdida. 
De hecho, los opositores, incluso los que critican la performance económica �por derecha�, están lejos de coincidir entre ellos. Para algunos, como los mediterráneos, opuestos (a su manera) a las recetas de ajuste ciego que siempre intenta imponer el FMI, Machinea se allanó desde un primer momento a la visión fondomonetarista por sus complejos personales de arrastre, su íntima necesidad de redimir su pasado hiperinflacionario. Fue precisamente éste el flanco en el que eligió pegarle Miguel Angel Broda (nada mediterráneo él), al conspirar el jueves contra el ministro mediante declaraciones radiales. Correrlo con el recuerdo de sus actos entre 1985 y 1989 es una manera de imponerle actitudes definidamente liberales, promercado y proestablishment.
En medio de estos remezones, el viaje de Machinea a Montana y sus herméticas conversaciones con Stanley Fischer, el número dos del Fondo Monetario, sembraron la impresión de que el ministro había volado hasta Big Sky, donde se reunía el Grupo Aspen, para abrir el paraguas, previendo que Hacienda no logrará cumplir las metas del segundo semestre. En tal caso, y como apunta un experto en estos asuntos, �no hay que olvidar que el Fondo siempre acepta los desvíos, especialmente si son discretos, y otorga la correspondiente dispensa (waiver). Además, el FMI aprecia que este Gobierno haya hecho mucho de lo que le pidió. Pero eso sí: Fischer previsiblemente debió de advertirle a Machinea que si la situación no repunta para el cuarto trimestre, se volverá inevitable un nuevo ajuste. Esa sería la condición de la dispensa, si finalmente hay que pedirla. �Al Fondo sólo le importa �como se sabe� que cuadren los flujos financieros, porque opera bajo la influencia de los bancos de inversión y los grandes administradores de capitales, aunque en lo formal dependa de los gobiernos nacionales. Es bastante inútil pedirle al FMI ideas sobre cómo resolver un problema centrado en el sector real. Llegado el caso, Machinea aceptará las condiciones y encenderá todas las velas que encuentre para que la reactivación lo salve.

 

 

Por si llega el momento

�Para pensar cómo puede ser la salida de la Convertibilidad no hay que olvidar cómo fue la entrada�, dice uno de los economistas que intervino en su gestación. �La entrada fue un hecho consumado �rememora�, anunciado en medio de una situación muy crítica, donde al Congreso nacional no le quedó otra alternativa que convalidar lo hecho por el Poder Ejecutivo para no cargar con la responsabilidad de provocar un caos.� Jugando con la idea, cada vez menos tabú, de un eventual cambio de régimen, la fuente ilustra: �Para salir hay una vía: que, tras una larga recesión, con alto desempleo, la aparición de un drenaje de reservas por fuga de capitales marque la imposibilidad de seguir adelante. En tal caso, el Presidente podría anunciar la decisión en un mensaje transmitido por la noche, y el Parlamento tendría sancionada la correspondiente ley para el amanecer�.
Restarán los detalles del nuevo régimen, que determinarán ganadores y perdedores, y la dimensión del trauma que sufrirá el país. Por ahora, sólo una hipótesis, aunque ya se la pueda mirar a la cara.

 

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