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Los caballos, una pasión compartida por los tres

A Pontaquarto el turf lo desvela, pero no tiene caballos que figuren a su nombre. Genoud nunca se animó a entrar de lleno, al revés de Alasino, quien arriesga en una actividad a pérdida.

Mendoza, Entre Ríos, San Isidro, Palermo, cuatro escenarios. 
�La Cococha�, de Alasino, salió de perdedora en julio.


Por Federico Gómez

t.gif (862 bytes) El nombre de Mario Pontaquarto no figura en el Stud Book del hipódromo de San Isidro, aunque �Tato� es conocido por su fanatismo por el turf. En cambio la pasión por los caballos sangre pura de carrera tiene un cultor de lujo en el jefe del bloque del Partido Justicialista, Augusto José Manuel Alasino. Cría en el Haras �El Trompo�, en su Entre Ríos natal, equinos de excelentes corrientes sanguíneas, nacionales e importadas. Si bien en los registros del Stud Rook Argentinos ��el libro nacional de registros de propietarios�� figura la Sociedad Anónima Nabori, los animales que se encuentran en training en Palermo y San Isidro, nacidos en 1995 y 1996, quince elementos, machos y hembras, fueron criados, así figura y consta, por el señor Alasino en el nuevo establecimiento de su propiedad.
Tal vez habría que preguntarse por qué a partir de 1997 el senador se ocupó de que tal actividad, que insume fuertes gastos más que inversión con vista de recupero, dejara de figurar a su nombre.
Lo cierto es que en el espíritu burrero de Alasino hay dos amores que lo distinguen en su ingreso al selecto elenco de criadores de caballos de carrera. El primero, �La Cococha�, una vistosa tordilla de una de las más cotizadas familias del elevage nacional, que salió de perdedora el 3 de julio pasado en la arena del Hipódromo Argentino de Palermo. El único animal que vio la luz en Concordia y aportó el primer manguito a la empresa. Y segundo, adivine usted, cuál entre los siguientes tíos: Jacinto, Amilcario o Dionisio, lo inició, seguramente con pantalocitos cortos los domingos, al hoy próspero hombre, en los nobles sentimientos por los caballos y el mundo de la hípica. Ese secreto sólo él puede develarlo, ya que los cuatro potrillos de su primera producción como caballero, llevan por �primer nombre� el de sendos �Tíos�, a saber: �Tío Almicario�, �Tío Dionisio�, �Tío Jacinto�, �Tío Quico�. Se advierte que las tías también tuvieron su fortuna con el hobby fundacional, ya que otras cuatro hembras fueron por semejanza así �bautizadas�: �Tía Aurelia�, �Tía Lucía�, �Tía Margarita� y �Tía Palmira�.
Descontando la compra del predio donde funciona el haras, los distintos establos, la inversión que realizó en comprar los vientres y armar el plantel de selectas yeguas madres y padrillos, más el gasto fijo de personal, entre otros, cada �bautismo� final, llamado �tío o tía�, desde su nacimiento hasta finalizada su crianza, al año y medio, cuesta cinco mil pesos o dólares. Antes de ser donado para comenzar sus galopes, o de ser ofertado en un remate para su venta. En el caso de Alasino, elementos reservados para correr a cuenta de su criador. De lo que se desprende que sólo en la nómina de los que figuran en ese breve período, con el senador como criador en vivo y en directo, ha gastado setenta y cinco mil pesos de mínimo, y hasta julio de 2000 recuperó solo cinco mil con la tordilla Cococha.
Claro que la linajuda hembra que le siembra �Esperanza� a Don Augusto José Manuel Alasino, tíos y tías, come y duerme bajo techo. Y sus gastos no bajan de ochocientos pesos por mes. Cococha salió de perdedora a los cuatro años, y ella sola tiene una vida útil en pistas de tres o cuatro temporadas. O sea que por año le cuesta al senador no menos de diez mil pesos. Multiplicado por quince y luego por tres o cuatro, la cuenta arroja varios ceros. Máxime que los otros aún no han aportado dividendos a las múltiples caballerizas, que se esconden tras su criador.
Son muy llamativos los nombres que portan las caballerizas que según los registros no le pertenecen al senador Alasino. �El Sueño del Pibe�, �La Esperanza�, �Pancha Augusto�, las tres están inscriptas en el Jockey Club de Concordia, Entre Ríos y albergan la totalidad de sus animales en training. En el programa oficial de los hipódromos, caballeriza se leeStud, es decir sedas con los colores propios y únicos, que lucen los jockeys en las competencias oficiales.
Quien se escurrió entre telones cuando su ingreso al círculo de propietarios era casi un hecho, fue el presidente provisional del Senado, José Genoud. Aficionado a los caballos, el radical fue tanteado para incursionar en las contiendas hípicas selectivas por el hijo mayor de otro dirigente del radicalismo mendocino, el ex diputado nacional doctor Pedro Lépori. Sólo aceptó de su hijo Jorge el obsequio del zaino negro �Viz Labrador�. Lépori (h), �empleado día 29� varios años en la Cámara de Diputados de la Nación y titular de la caballeriza �El Diputado�, no ha logrado aún su cometido. Sus intentos de seducción de las bondades del tema fracasaron. Los gastos iniciales, parece, no convencieron a Genoud. 
El jefe del radicalismo mendocino destinó al tal �Viz Labrador� como padrillo de yeguas mestizas, en un campo suyo, para la producción de caballos de polo y equitación. Disciplina que sus hijas practican las tardes mendocinas, en un apartado del Hipódromo de Mendoza. En un espacio exclusivamente creado para ellas.

 

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