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LA IGLESIA CATOLICA CONFESO AYER EN
 CORDOBA SU ARREPENTIMIENTO POR ATROPELLOS A LA DIGNIDAD
�Confesión de culpas, arrepentimiento y perdón�

En el marco de una celebración multitudinaria por el Jubileo del año 2000, la cúpula eclesiástica realizó un �mea culpa� por la actitud que mantuvo �ante hechos dramáticos y crueles� de la vida política. No mencionó explícitamente a la dictadura pero es el mensaje más autocrítico hasta el momento.

El presidente de la Conferencia Episcopal, Estanislao Karlic, encabezó el encuentro de peregrinos. �Sentimos dolor por la corresponsabilidad de tantos cristianos en graves formas de injusticia.�

Por W. U. 
Desde Córdoba

t.gif (862 bytes) La Iglesia Católica argentina hizo anoche en Córdoba una pública �confesión de culpas, arrepentimiento y pedido de perdón� que incluyó el reconocimiento de responsabilidades de los cristianos en los atropellos contra la dignidad de la persona humana, la injusticia y las violaciones de los derechos humanos y se autoimpuso �el deber de acordarnos (...) de aquellos hechos dramáticos y crueles� que ocurrieron en la vida política del país. En el marco de una celebración multitudinaria de la que participaron peregrinos llegados de todo el país y en lo que significa el más importante acto que se celebra en la Argentina en conmemoración del Jubileo, los obispos asumieron el compromiso de trabajar a favor de la justicia, de los derechos de los migrantes, de los pobres y de los marginados de todo tipo.
El pedido de perdón, siguiendo el ejemplo trazado por el papa Juan Pablo II, fue presentado por los obispos en nombre de todos �los hijos de la Iglesia, desde los obispos hasta los laicos�, que cometen �errores y se resisten a la conversión�. No se trata, en términos estrictos, de un documento o de un pronunciamiento. Ante una multitud reunida en el parque Sarmiento de la capital cordobesa, la Iglesia hizo una confesión pública de pecados, que asumiendo todas las características de la liturgia católica quiso convertirse en un signo hacia toda la sociedad. Dado el estilo adoptado, no existieron referencias explícitas a hechos, fechas o períodos, pero sí alusiones a situaciones que resultan fácilmente identificables.
No obstante los obispos dijeron que sienten dolor �frente a la violación de los derechos humanos fundamentales; porque el mal de la violencia, fruto de ideologías de diversos signos, se hizo presente en distintas épocas políticas, particularmente la violencia guerrillera y la represión ilegítima, que enlutaron nuestra patria�. Se acusan porque �en diferentes momentos de nuestra historia, hemos sido indulgentes con posturas totalitarias, lesionando libertades democráticas que brotan de la dignidad humana� y �porque con algunas acciones u omisiones hemos discriminado a muchos de nuestros hermanos, sin comprometernos suficientemente en la defensa de sus derechos�. Y frente a estas situaciones dicen, a modo de oración: �Padre, tenemos el deber de acordarnos ante Ti de aquellos hechos dramáticos y crueles. Te pedimos perdón por los silencios responsables y por la participación efectiva de muchos de tus hijos en tanto desencuentro político, en el atropello a las libertades, en la tortura y la delación, en la persecución política y la intransigencia ideológica, en las luchas y las guerras, y la muerte absurda que ensangrentaron nuestro país�. En consecuencia se pide perdón a Dios y �la gracia de refundar los vínculos sociales y de sanar las heridas todavía abiertas en tu comunidad�.
Prácticamente todos los aspectos de la vida social y personal, también de la situación interna de la Iglesia, tienen cabida en el gesto de perdón promovido por los obispos católicos. �Constatamos que la pérdida del sentido de justicia, tan largamente esperada, se ha agudizado y se ha convertido en una enorme situación de inequidad social, arraigada profundamente entre nosotros�, dicen a modo de denuncia. Y agregan que �porque sentimos dolor por la corresponsabilidad de tantos cristianos en graves formas de injusticia y marginación social, que generan innumerables excluidos de la vida argentina� y porque hay cristianos que �contribuyen a la marginación u obstaculizan la participación de todos los hombres en la vida y en los bienes de la comunidad, no alcanzando los niveles elementales de alimentación, salud, vivienda, vestido y educación� la Iglesia pide perdón por �la falta de un testimonio de austeridad y de una acción más decidida a favor de los pobres, en la vastedad de su extensión:los enfermos, los subocupados, los desocupados, los ancianos, los sin techo, las víctimas de injusticia y las calamidades, los analfabetos y los semianalfabetos, los marginados y postergados de todo tipo, los migrantes e itinerantes, los amplios sectores juveniles, espiritualmente desorientados y los menores desamparados�.
La confesión pública señala la �falta de esfuerzo para comprender las razones de quienes no creen y por no interpretar el significado de sus búsquedas�, acusándose de �no haber rechazado adecuadamente el antisemitismo� y de haber descuidado �los gestos que favorezcan el impulso ecuménico�. �Nos hemos dejado llevar por actitudes de poder sobre los demás� dicen los obispos, �hemos cedido a métodos autoritarios de intolerancia e imposición, desfigurando el rostro de la Iglesia.�
No faltó tampoco el pedido de perdón �por las mentiras demagógicas, el lavado de dinero, el narcotráfico y los inaceptables enriquecimientos ilícitos de algunos, a costa de la marginación y de la exclusión de muchos en nuestra patria� y la solicitud a Dios para que tenga misericordia �de aquellos hijos tuyos que se sirvieron del poder para su propio beneficio�. Después de asumir responsabilidad por la marginación de los migrantes, por el atropello que sufren éstos y los pueblos aborígenes, por la falta de respeto a la diversidad cultural de las diferentes etnias, la Iglesia se comprometió en Córdoba a �luchar junto a esos pueblos� para �contribuir a reparar las injusticias del pasado y del presente�. �Padre, te pedimos perdón por la responsabilidad de muchos cristianos en la explotación y la discriminación que sufren nuestros hermanos migrantes; en el atropello y la indiferencia para con los aborígenes, no teniendo en cuenta su lengua, sus valores, sus conocimientos y procedimientos; en la marginación y la discriminación de estos pueblos, principalmente por la violenta apropiación de sus tierras; por la falta de respeto a sus tradiciones religiosas, sin tener en cuenta la diversidad de etnias y culturas y por no anunciar siempre al Señor de la vida�.
Se mencionó además el �crimen del aborto y de la eutanasia� denunciando que �una multitud de personas débiles e indefensas, como son los no nacidos, están siendo atropellados en su derecho fundamental a la vida�. 
También hubo miradas y señales para el interior de la Iglesia. Los obispos pidieron perdón por la oposición de muchos cristianos argentinos a los cambios que introdujo en el catolicismo el Concilio Vaticano II. La sola mención de este hecho constituye una toma de posición muy fuerte, teniendo en cuenta que en la Iglesia argentina y en particular sus obispos se constituyeron, durante mucho tiempo, en uno de los bastiones más conservadores del catolicismo latinoamericano.

 


 

NOVENTA MIL PERSONAS ESCUCHARON LA AUTOCRITICA
�El perdón no elude la justicia�

Por W. U. 
Desde Córdoba

El enviado especial del papa Juan Pablo II, Rosalío Castillo Lara, calificó como un �cáncer pernicioso del tejido social argentino� las heridas que dejaron en la sociedad las atrocidades cometidas durante el terrorismo de Estado. Durante la homilía de la misa de apertura del Encuentro Eucarístico Nacional, el cardenal venezolano consideró que �sin demoler ese muro de odio no podremos alcanzar la gracia de la reconciliación� y destacó que �es necesario y urgente acogerse al perdón de Dios, saberse perdonar mutuamente porque el perdón no elude la justicia pero hace que la justicia no sea un perdón disfrazado�. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Estanislao Karlic; el arzobispo de Córdoba, Carlos Ñañez, y casi un centenar de obispos de todo el país acompañaron la ceremonia.
Karlic fue el encargado de encarnar, con su propia voz, el pedido de perdón de toda la Iglesia, mientras que las lecturas introductorias, que describían los errores cometidos, los pecados y las faltas, fueron hechas por varones y mujeres, laicos, religiosas y sacerdotes de todas las edades y representando a diferentes zonas del país. El capítulo referido al pedido de perdón por los pecados cometidos contra los derechos humanos estuvo a cargo d el obispo de Azul, Emilio Bianchi Di Cárcano, un hombre a quien dentro del Episcopado se reconoce como un firme impulsor de la autocrítica eclesiástica. No pasó inadvertido que haya sido un obispo el encargado de pedir perdón por las faltas contra la dignidad humana cometidas por la Iglesia en el pasado reciente. Este gesto fue rubricado por el aplauso que partió de un sector de la multitud congregada en el parque Sarmiento. 
El presidente Fernando de la Rúa había sido invitado especialmente al acto pero se excusó de asistir debido a los compromisos contraídos en el exterior representando al país. En una carta enviada al arzobispo Ñañez el Presidente se unió al deseo de los obispos para que se alcance en el país �una justicia largamente esperada�. En el acto inaugural De la Rúa estuvo representado por el secretario de Culto de la Nación, Norberto Padilla. En el cierre del encuentro, mañana domingo, estará en Córdoba el vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez, y un número importante de ministros del gabinete nacional.
El texto original del pedido de perdón de la Iglesia fue elaborado en Córdoba por un grupo de obispos, sacerdotes y religiosos, y luego pulido con el aporte de los obispos de todo el país. En 1996, la ocasión anterior en la cual la Iglesia asumió responsabilidades por sus errores, el documento fue resistido por gran parte de los obispos y para ser aprobado pasó por muchas negociaciones que matizaron y redujeron el tono de la autocrítica. Ahora, en medios eclesiásticos se asegura que el pedido de perdón contó con el respaldo casi unánime de todos los obispos.
Otra de las características que la Iglesia argentina quiso dar al encuentro de Córdoba, siguiendo en esto también el ejemplo de Juan Pablo II, fue la de poner de manifiesto su voluntad de diálogo ecuménico. Por esta razón de las mesas de trabajo del primer día participaron, entre otros, la pastora metodista Nelly Ritchie, la reverenda anglicana Mónica Tompkins, el pastor luterano Jorge Berger y el sacerdote ortodoxo Ignacio Saade.

 

 

El �fervor militante� de la Iglesia

Desde Córdoba

El altar del encuentro eucarístico fue montado en un gigantesco tinglado instalado en la llamada �bajada Pucará� que tiene como entorno el parque Sarmiento de la ciudad cordobesa. El mismo escenario sirvió para que pasaran por allí conjuntos musicales, se representaran escenas religiosas y desfilaran imágenes portadas por peregrinantes de todo el país y de América latina. Mientras las columnas con los peregrinantes se acercaban caminando al lugar, los locutores animaban los cantos y dirigían oraciones que los participantes seguían a través de los altavoces y guiándose por los textos incluidos EN un llamado �libro del encuentro�. Toda la música del acto fue compuesta por el músico Lito Vitale y varias de las letras entonadas por los peregrinos salieron del puño del poeta y ex sacerdote tercermundista Alejandro Mayol. Los momentos de fervor litúrgico se mezclaron con los aplausos, los cantos y las manifestaciones de entusiasmo de los participantes. 
La policía cordobesa montó un operativo que desde muy temprano impidió la circulación de vehículos en la zona aledaña al lugar central del encuentro, mientras centenares de voluntarios aportados por la propia Iglesia Católica trabajaban para, sin mucho esfuerzo, mantener un orden que se logró con mucha naturalidad.
La alegría y el fervor juvenil, cantos, vinchas y tambores, se sumaron al recogimiento de muchos adultos que vivieron el momento con unción religiosa. Según los organizadores, aproximadamente 38 mil personas llegaron a Córdoba desde todos los puntos del país en autobuses fletados por las parroquias y las diócesis. Los peregrinantes, muchos de los cuales fueron alojados en casas de familia, llegaron hasta Córdoba no sólo con el objetivo de participar de los actos masivos, sino también para sumarse a grupos de trabajos reunidos algunos de ellos en torno a temas estrictamente eclesiásticos y, otros, sobre política, economía, trabajo y desocupación, villas y asentamientos populares, comunicación y redes solidarias, y jóvenes. Para cada uno de estos �sectores� se elaboraron interrogantes, guías de trabajo y se designaron coordinadores de las actividades.
Un video proyectado en grandes pantallas gigantes sintetizó algunas de las preocupaciones de los obispos. Las imágenes acompañaron un texto en el que se aludió desde la deuda externa hasta la corrupción, la droga, la marginación y la pobreza, la ecología, el medio ambiente, haciendo siempre referencia a América, en particular a América latina, transmitiendo un mensaje de esperanza para el nuevo milenio para �esta América de santos y de mártires, piadosa y popular�. Las imágenes que acompañaron la referencia los santos, presididas por la Virgen María, incluyeron también al arzobispo salvadoreño Oscar Romero, asesinado en su país y al líder negro norteamericano Martin Luther King.

 

 

opinion
Por Washington Uranga

Perdón y compromiso

Lo más importante es el gesto y, por ese mismo motivo, las palabras no alcanzan�, dijo ayer en Córdoba a Página/12 una muy alta fuente del Episcopado argentino, intentando transmitir el valor del pedido público de perdón que los obispos hicieron anoche en nombre de toda la Iglesia. Efectivamente, no se trata en términos estrictos de un documento. Pero el gesto de perdón supera largamente el tibio y por momentos ambiguo arrepentimiento que la propia jerarquía católica había ensayado en la carta pastoral �Caminando hacia el Tercer Milenio�, el 27 de abril de 1996, y apunta a comprometer a la sociedad y a la propia Iglesia en un cambio basado en una nueva escala de valores. 
Si frente a uno de los temas que más se ha cuestionado desde la sociedad, como fue la acción de la jerarquía frente a las violaciones de los derechos humanos ocurridas durante la dictadura, en 1996 se asumieron responsabilidades pero también se trató de justificar lo hecho, ahora se dejó de lado la autojustificación para hacerse cargo de omisiones y complicidades, aunque no haya señalamientos precisos o referencias a hechos puntuales. No hubo en Córdoba ninguna mención explícita a la época de la dictadura militar, pero sí alusiones que permiten entender al lector habituado al lenguaje eclesiástico que se está hablando precisamente de esa época. Como es habitual en los pronunciamientos episcopales, también aquí hay muchos matices. En el pedido de perdón puede leerse una alusión casi paritaria a �la violencia guerrillera y la represión ilegítima� que más de uno podrá interpretar bajo el esquema explicativo de la llamada �teoría de los dos demonios�. No hay una mención explícita a los desaparecidos. En cambio, por primera vez con relación a estos temas, hay una apelación muy fuerte a recuperar la memoria. �Tenemos el deber de acordarnos� ante Dios de �aquellos hechos dramáticos y crueles�. 
La confesión de culpas de la Iglesia abre, sin duda, a muchas interpretaciones y promoverá reacciones diversas. En cualquier caso, por la amplitud de los temas y por la importancia de los mismos, se constituye en un gesto que busca impactar en la sociedad argentina, haciendo un llamado desde la ética y los valores. Pero, al mismo tiempo, por parte de muchos obispos fue pensado como una manera de comprometerse y comprometer a la institución eclesiástica con los cambios que hay que producir. O como lo sintetizó otro eclesiástico: �El pedido de perdón adquiere sentido a partir de la decisión de cambiar y comprometerse en el cambio�.

 

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