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COMO ES LA TASACION JUDICIAL DE LA CASA DE MARIA JULIA ALSOGARAY EN LA CALLE JUNIN
Esa casa perfecta que soñó María Julia

La tasación de la casona de la calle Junín ordenada por el juez Galeano, que investiga a la ex multifuncionaria por enriquecimiento ilícito, revela un mundo de lujo: paredes forradas en telas finas, boisseries talladas en madera dura, una cocina por piso equipada como para dar banquetes, baños tapizados de mármoles, ascensor, grupo electrógeno y cochera para tres autos.

Junín 1435, el petit hotel con los balcones cargados de plantas. Casi mil metros cubiertos de lujo.

Por Miguel Bonasso

t.gif (862 bytes) Página/12 tuvo acceso exclusivo a uno de los documentos más pintorescos de la vasta y escandalosa literatura forense argentina: la tasación oficial del “excepcional petit hotel” de María Julia Alsogaray, cuyo valor venal se estima en un millón doscientos ochenta mil dólares; un tercio más de lo que se calculaba y había publicado hasta este momento. Sin embargo, lo que llama más la atención del detallado informe no es tanto la opulenta cifra final, sino los detalles casi novelescos del relato pericial, que evocan el tren de vida de Madame Pompadour y sugieren al lector que la funcionaria menemista le incorporó a la mansión una serie de costosísimos elementos decorativos y funcionales que podrían llegar a valer casi tanto como la mansión misma, aunque resultaría dudoso que algún hipotético comprador aceptara asumirlo en caso de venta.
La tasación estuvo a cargo del arquitecto Carlos Eduardo Fuchs, perito tasador oficial de la Corte Suprema de Justicia, quien este viernes elevó su dictamen al juez federal Juan José Galeano. El magistrado de la causa AMIA procesa a la señora Alsogaray por enriquecimiento ilícito y le ha trabado embargo preventivo por tres millones de pesos. Una de las garantías presentadas por la acusada es precisamente el petit hotel de Junín 1435 que acaba de tasarse. Con ese y otros bienes (de los conocidos y locales) llegaría a sumar un patrimonio de dos millones y medio de dólares, medio millón menos de lo que quiere embargar el juez. Que tal vez espera algo nuevo sobre la mesa. El informe oficial de la tasación, de siete carillas tamaño oficio, fue obtenido por este redactor en fuentes tribunalicias que obviamente no pueden identificarse.
El 29 de agosto pasado, el juez Galeano solicitó una tasación oficial “del inmueble sito en la calle Junín 1435 de esta capital”, propiedad y vivienda personal de María Julia Alsogaray. En respuesta a dicho oficio, el arquitecto Fuchs “se constituyó en el inmueble de referencia”, ampliamente conocido por los vecinos del Barrio Norte, y realizó lo que él mismo denomina en su informe al juez, como “una minuciosa inspección” que completó “recabando toda la información necesaria” para “justipreciar su valor y dar respuesta a la tarea pericial encomendada”.
El perito comienza su informe señalando que la “excepcional residencia del tipo petit hotel” está ubicada en un barrio (“el de Recoleta, popularmente conocido como Barrio Norte”) “atractivo y de alto interés inmobiliario”, con una ubicación específica “dentro del mismo” que puede ser considerada como “buena”. A secas. Esto quiere decir que si fuera muy buena o excepcional o estuviera en un barrio aún más cotizado (como Palermo Chico) el valor venal de la mansión podría llegar aún a ser más alto.
Porque sus características intrínsecas son verdaderamente “especiales”. “Por su estilo, calidad, particularidades y jerarquía” responde a la tipología “de las residencias de estilo neoclásico construidas en las primeras décadas del siglo pasado”. La que compró Marijuli en los primeros días del mes de junio de 1991 tiene unos ochenta años de edad y consta de subsuelo, planta baja, cuatro pisos altos y un entrepiso especial “localizado entre el segundo y tercer nivel”. Un verdadero palacete, con cocina y baños en cada piso, que ocupa una superficie cubierta total de 930,76 m2 y una semicubierta de 31 m2.
El portón de entrada.El perito –al que se percibe deslumbrado con lo que va viendo y describiendo– destaca “tanto la alta calidad de los materiales empleados, como la de la mano de obra utilizada en la materialización, la categoría de los detalles y el buen gusto y refinamiento de la decoración aplicada para el tratamiento de los distintos locales que conforman los nivelesantes mencionados, a través de lo cual se han logrado ambientes con un clima clásico, muy señorial, pero a la vez actualizado, que han jerarquizado y revalorizado el inmueble, incrementando considerablemente su valor”. Vale la pena acompañarlo en su recorrido por el subsuelo y los cuatro pisos.
En el subsuelo está la cochera donde duermen su sueño metálico el Mercedes Benz modelo 1996, la Pathfinder o el Fiat Uno. Hay, además, un palier, un patio de aire luz, un cuarto de costura, un dormitorio, una cocina comedor y un baño (todos de servicio), lavadero, dos depósitos, sala de equipo de aire acondicionado central, sala de caldera para el agua caliente y la calefacción central, sala de tableros eléctricos, toilette y otros dos depósitos. En total, esta área que bien puede considerarse de “servicio” ocupa casi 180 metros cuadrados.
Entramos a la casa de Marijuli (es un decir) por un hall de acceso, al que sigue otro hall de recepción del que derivamos a un living, a una biblioteca y sala de estar al estilo de las películas inglesas, un comedor para recibir a queridos amigos como Carlos Saúl Menem, una cocina “de generosas dimensiones”, un patio muy bien decorado, un toilette para visitas y un balcón. Otros 175,65 metros cuadrados de superficie cubierta y 11 m2 de semicubierta.
Según el informe del tasador, los suelos del hall, el living y la biblioteca son los originales de la casa, “ejecutados en parquet de roble de Eslavonia”. En los toilettes y baños principales hay “mármoles importados”. “Especial mención merece el tratamiento de ‘boisserie’ que se le ha dado al estar-biblioteca de la planta baja, tanto por la calidad de las maderas utilizadas, como la de la mano de obra y terminación general dada al revestimiento de paredes, estanterías al frente del hogar –que como el resto de los existentes en el edificio es alimentado a leña– y que le confieren a este ambiente un clima muy especial, caracterizado por su calidez y distinción”.
El perito tasador también se demora en las cocinas de la planta baja, el segundo y el tercer piso. La de la planta baja cuenta con “amplias mesadas ejecutadas en granito gris mara, con doble bacha de acero inoxidable, grifería monocomando, artefacto de cocinar de ocho hornallas con plancha, dos hornos visor y parrillas inferiores, todo de acero inoxidable, etc.”. La del segundo es algo más chica, pero “se destaca por la originalidad de su diseño exclusivo y por la calidad de los materiales utilizados”. Está totalmente equipada, como para hacer un banquete en cada piso. La del tercero cuenta con una mesada ejecutada en granito rosa y una de las paredes –revestida con granito idéntico al de la mesada– “se halla decorada con una pintura realizada a mano”.
“Los toilettes del subsuelo y de la planta baja se destacan por la calidad de los materiales y mano de obra utilizados, especialmente por los trabajos de marmolería de las mesadas y solados y por el revestimiento de las paredes ejecutados con telas de tapicería importadas montadas sobre bastidor”. “Los baños de las suites del primero, segundo y tercer piso sobresalen también por sus dimensiones, equipamiento y particularmente por la calidad de los materiales sanitarios, griferías artesanales, etc.”. El detalle de los grifos remite a una anécdota: un ocasional visitante del petit hotel le comentó hace varios años al autor de esta nota que María Julia tenía “canillas de oro en los baños”. El tasador Fuchs nada escribió sobre estas áureas fantasías y algunos arquitectos consultados por Página/12 las rechazan de plano señalando que, a lo sumo, podría haber grifería “bañada en oro”.
Siguiendo nuestro recorrido imaginario llegamos al primer piso donde, al salir de la escalera (o del ascensor), nos encontramos con un dormitorio, un dormitorio en suite, un pasillo, un play-room, una escalera de servicio, un tercer dormitorio, otro dormitorio en suite con balcón y unespacio de aire-luz. En el segundo hay sala de estar, living, terraza, pasillo, aire y luz, escalera de servicio, cocina, dormitorio en suite y vestidor, siendo la superficie cubierta total de 131,44 m2 y la descubierta de 44,21 m2.
Antes de llegar al tercero, hay un entrepiso que en otra más de las irregularidades que parecen poblar la vida de la dueña fue omitido en el plano de la casa que figura en la causa y le fue facilitado al tasador. Para éste, sin embargo, el entrepiso “no puede ser soslayado” en razón “a sus dimensiones, superficie, funcionalidad, equipamiento y calidad de las instalaciones de que dispone”. Allí, por ejemplo, María Julia Alsogaray dispone de un gimnasio particular, cinco bauleras, baño y sala de máquinas.
En el tercer piso, muy simpático, hay cocina, escritorio, estar-comedor, terraza-balcón, dormitorio en suite y vestidor. La superficie cubierta de este solo piso sería envidiada por millones de hacinados argentinos: 127,98 metros cuadrados. Aparentemente María Julia pretende presentarlo como un departamento independiente de la mansión, porque el tasador Fuchs señala en su informe que este último nivel, previo al de la sala de máquinas del ascensor, “forma parte del edificio, y no posee acceso diferenciado alguno que lo pueda caracterizar como una unidad funcional independiente con posibilidades de ser subdividido a través de un régimen de propiedad horizontal”. Sin embargo, a la hora de valuarlo y cumpliendo con lo convenido con el secretario del tribunal, doctor José Luis Ortega, el tasador le asigna un valor de 205 mil dólares americanos. Que sumados al millón setenta y cinco mil que según él vale la mansión hacen el total antes mencionado de un millón doscientos ochenta mil dólares.
En el cuarto piso está la sala de máquinas del ascensor y una terraza accesible. El ascensor que formaba parte de la octogenaria vivienda está en muy buen estado y puede transportar a tres personas por viaje. Una comodidad indispensable para el padre y beneficiario de la propietaria, el también octogenario fundador de la UCD, Alvaro Alsogaray. Además del ascensor hay un montaplatos que traslada deliciosos manjares de un piso a otro. Por si fuera poco, en su propia suite María Julia cuenta con una práctica kitchenette para hacerse un café privado sin necesidad de acudir a la servidumbre.
La mansión, cuyo estado es calificado como “excelente”, cuenta como ya se dijo con equipos centrales de calefacción y aire acondicionado, “todos los detalles de confort que impone la arquitectura moderna” y otros equipamientos poco comunes en las viviendas: central telefónica automática con cinco líneas rotativas; portero-visor; alarmas en todos los niveles; equipo presurizador hidroneumático para provisión de agua en todos los niveles y un grupo electrógeno que puede suplir eventuales cortes de energía que, como ya se ha visto, tampoco escasean en la era de los servicios privatizados.
El frente preserva la tipología de los edificios neoclásicos construidos a comienzos del siglo XX, se corresponde con el interior y ha sido refaccionado con nobles materiales que desafían la humedad porteña. Los dormitorios son amplios y luminosos. En algunos las paredes están empapeladas; en otros, los muros han sido revestidos en finísimas telas de tapicería montadas sobre bastidor. El costo de estas telas suele rondar los 80 pesos el metro cuadrado. El tasador cuenta que estas tapicerías importadas también han sido empleadas en los amplios vestidores de los pisos 2 y 3. Los dormitorios disponen “de amplios placards embutidos con marco y puertas de madera laqueada y los interiores con cajoneras lustradas, todo de primera calidad”.
“El patio de fondo de la planta baja y la terraza del 2º piso se hallan ornamentados con canteros y fuentes de estilo que armonizan con el dominante de todo el edificio, disponen de gran variedad de especiesvegetales, algunas autóctonas y otras tropicales y ambos disponen de entramados metálicos superiores que conforman especies de pérgolas, en las que en las épocas estivales se montan toldos que dan sombra, mitigan el calor y transforman a estos exteriores en expansión de los espacios interiores”. Deliciosos espacios aptos para la charla o el cuchicheo sobre las mudanzas de la política y la fortuna.
Por si fuera poco este edificio, como los tiburones, tiene una suerte de pez rémora: un departamento anexo, en el edificio de al lado (que costaría unos cincuenta mil dólares) y que María Julia compró y comunicó con su petit hotel en una de sus decisiones imperiales que causó molestia y escándalo en los dueños del condominio anexo, hasta que la pródiga –cuenta la leyenda popular– hizo una importante contribución a la administración del consorcio y las aguas retornaron a su nivel. Nada dice el impecable estudio del perito tasador oficial sobre este pseudopodio edilicio, ni tiene por qué decirlo. Le basta con haber brindado un detallado informe al juez Galeano que se limita al inmueble y sus mejoras y no describe –porque probablemente no le atañe– lo que cabe imaginar: cuadros, libros, joyas, muebles, cortinas, vajillas, ropas de vestir y de cama, manteles, vinos de marca, licores exquisitos y aquel tapado de piel que alguna vez cubrió las osadías de Madame Pompadour.


Departamentos, oficinas, casas, 4x4 y un Mercedes

Por M.B.

Junín 1441, al lado de la mansión: un departamento interconectado. El 25 de agosto pasado, cuando el juez Juan José Galeano decidió procesar a María Julia Alsogaray por presunto enriquecimiento ilícito, trabó embargo sobre sus bienes por un total de 3 millones de pesos. La ex secretaria de Medio Ambiente en el gobierno de Carlos Menem declaró entonces a una radio que era absurdo un embargo mayor a sus bienes declarados que, según ella, sumaban dos millones y medio de pesos. Cifra mucho mayor que el millón seiscientos mil que admitía al dejar la función pública en diciembre último. Fuentes cercanas al juzgado de Galeano señalaron a este diario que, hasta este momento, las distintas tasaciones arrojan un total todavía lejano de la cifra fijada para el embargo y a la propia cifra brindada por la ex secretaria de Estado. Lo cual, en modo alguno, significa que María Julia zafe de la sospecha de haberse enriquecido en la función pública. Al cabo, en la decisión del magistrado que también lleva la causa AMIA pesó la certidumbre de que la ex funcionaria menemista había inventado ingresos para justificar aumentos exponenciales de su patrimonio a partir de 1989. Uno era un supuesto trabajo de medio millón realizado para Astilleros Alianza; otro, una herencia anticipada de su inefable padre que rondaba el millón cuatrocientos; y la tercera, el uso (de todos modos prohibido por la ley) de 300 mil pesos provenientes de supuestos “fondos reservados”. Que en realidad no existieron, porque el Congreso nunca los aprobó para la Secretaría de Medio Ambiente.
La tasación que se describe en esta misma página y fue obtenida en Comodoro Py es una de las tantas que ha ordenado Galeano. El valor tasado alcanza a un millón doscientos ochenta mil dólares. Algo más que los 457.670 pesos que Marijuli había admitido en diciembre del año pasado. En aquel entonces pretendió (aún lo pretende) establecer una suerte de división “horizontal” entre pisos que, en realidad, corresponden a una propiedad única (ver nota principal).
Los otros bienes que la señora Alsogaray ofrece en garantía al juez están muy lejos de cubrir un embargo preventivo que buscaría resarcir al Estado en caso de comprobarse el ilícito perseguido. Están bajo la lupa los siguientes: un departamento ubicado en Basavilbaso 1396; una cochera en Junín 1537; un departamento en Junín 1441, dos oficinas en la calle Riobamba, que comparte con su padre Alvaro, y una bóveda en la Recoleta que, según algunas fuentes, no pasa de los 50 mil pesos, por sus dimensiones y por no estar cerca de los “apellidos más bienudos del cementerio”. Además hay acciones en empresas familiares como Pincar SA; Cadesym SA y Guadancay SA, una de las cuales es “propietaria” (a los efectos de eludir al fisco) de la casa en el country club de Tortuguitas del fundador de la UCeDé. Luego hay chucherías: un Mercedes-Benz C 180 sedán, que compró en julio de 1996 y que según ella sólo vale 36 mil pesos, y una 4x4 Nissan Pathfinder. En diciembre último reunía también unos 72 mil dólares entre cash y cuentas bancarias locales.
Pero sería ingenuo suponer que la copropietaria de una empresa con un nombre tan elocuente como “Iceberg SA” tiene todo a la vista; si nos atenemos a la semiología, sería más inteligente suponer que el 75 por ciento está “sumergido”. Es decir, a salvo en cuentas del exterior. “Lo que se hereda no se roba”, dice el refrán y la propia María Julia declaró hace poco a una radio que su admirado padre, el ex ministro de Economía, Alvaro Alsogaray, tenía dinero sin declarar en el exterior, “como mucha gente”. Admisión que bien puede incluirla con bienes y cuentas que, de momento, estarían fuera de la fiscalización del juez Galeano. Un bien notorio y admitido es el departamento que la privatizadora de ENTel posee frente al Central Park neoyorquino, en un suntuoso edificio donde tiene vecinos de la estatura económica de Robert Redford. Según ella el atractivo pisito le habría salido unos 400 mil dólares, cifra notoriamentebaja para la zona. En junio, la Justicia norteamericana, que se había mostrado remisa a dar información, contestó un exhorto de Galeano, admitiendo que había un departamento de la Alsogaray frente al Central Park. Pero no está claro si existe una evaluación real de su precio que, por la zona, podría ser mucho más alto. Otras informaciones señalan que los departamentos neoyorquinos serían dos y podrían sumar 4 millones de dólares (ver Página/12 del 25 de agosto último).
Essex House, Nueva York.Estados Unidos, en cambio, no contestó las preguntas que formuló Galeano en torno a una resonante denuncia del diputado frepasista Juan Pablo Cafiero, según la cual María Julia Alsogaray y un abogado norteamericano llamado John Merton Sinclair habrían movido casi doscientos millones de dólares en dos cuentas bancarias de ese paraíso fiscal que son las islas Caimán. Según la denuncia de Cafiero, una de las cuentas se había abierto en el Midland Offshore Bank a nombre de la sociedad Cyrilic Consult y por allí desfilaron casi 97 millones de dólares entre el ‘92 y el ‘93. La otra, a nombre de Rose SA, fue abierta en el Scotia Bank Antigua y albergó otros 80 millones de dólares entre septiembre de 1994 y diciembre de 1997. Aunque lo que ocurre en el extranjero se pierde en ese océano de fondos patrióticamente emigrados que equivalen a dos tercios de la deuda externa, las evidencias reunidas por Galeano hasta este momento bien podrían poner en aprietos a la funcionaria consentida de Menem. Su confesión de que ganaba 18 mil pesos por mes, cuando nadie –ni el propio presidente de la República– figuraba con estipendios oficiales superiores a los 10 mil (incluyendo los gastos protocolares); su insólita afirmación de que se embolsaba gastos reservados que nadie le autorizó; sus comprobados gastos de tarjeta de crédito que en apenas siete años treparon de 23.325 pesos por año a 228.539 (en 1998), son indicios más que serios que ella debería explicar, porque es sabido que en el caso del enriquecimiento ilícito se invierte la carga de la prueba y es el acusado el que debe decir de dónde sacó lo que tiene. Pero hasta ahora la ingeniera viene logrando sortear veinte causas judiciales que la vinculan con distintos episodios de corrupción con mayor suerte que Víctor Alderete y el ex concejal José Manuel Pico, al que uno de los tribunales orales de la Capital condenó a cinco años de prisión por enriquecimiento ilícito. El mismo delito por el cual el juez Galeano procesa a la señora Alsogaray. ¿Será que es más fácil enviar a la cárcel a los apellidos plebeyos?

 

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