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MONTESINOS DEJO PERU, PERO CONTROLA EL EJERCITO
Uno que se va para quedarse

Vladimiro Montesinos está desde ayer en Panamá, donde pidió asilo. Pero su salida no significa el fin de su influencia.

Por Carlos Noriega
Desde Lima

t.gif (862 bytes)  El gobierno de Panamá cambió de idea y desde la madrugada del domingo Vladimiro Montesinos sigue la crisis política peruana que él desencadenó desde un departamento de Ciudad de Panamá. Un día después de haberle negado asilo al Rasputín del fujimorismo, el gobierno de la presidenta Mireya Moscoso reconsideró la decisión y le otorgó asilo territorial. En el interín hubo intensas negociaciones -.y presiones– diplomáticas. Y, también, según la versión de un funcionario del gobierno panameño, amenazas de golpe lanzadas por Montesinos. Se sucedieron las reuniones, las llamadas telefónicas, las consultas, los cabildeos, los pedidos con tono de presión.
En ese proceso, Estados Unidos jugó un rol clave para conseguirle a Montesinos, considerado el hombre de la CIA en el Perú, un país en el cual pueda refugiarse. Según el vicecanciller de Panamá, Harimodio Arias, la presidenta Moscoso recibió “múltiples llamadas de jefes de Estado y de amigos” para que reconsiderara su decisión y le permitiera a Montesinos viajar a Panamá. Una de esas llamadas fue la del presidente argentino Fernando de la Rúa. Según la Cancillería panameña también llamaron .además de Fujimori– los mandatarios de Brasil, Colombia y Chile. El secretario general de la OEA, César Gaviria, fue otro de los que se puso al teléfono para abogar a favor de Montesinos. Según Arias, “altos funcionarios” del gobierno de Estados Unidos, entre ellos Thomas Pickering, del Departamento de Estado, solicitaron que Panamá le otorgara refugio a Montesinos. Así, la diplomacia continental se movilizó muy activamente para conseguirle un refugio al siniestro jefe de la Inteligencia de Fujimori. El asilo a Montesinos -.en realidad un refugio que le asegure impunidad– ha sido presentado como un “apoyo a la democracia peruana”.
Montesinos salió del Perú cuando faltaban 15 minutos para la medianoche del sábado. Un helicóptero despegó de la base militar donde se encuentra el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN). La escena era transmitida en directo por un canal de cable que hacía guardia en el lugar. Minutos después el helicóptero llegó a la base de la Fuerza Aérea ubicada junto al aeropuerto internacional. Allí un pequeño jet -.propiedad del empresario Dionisio Romero, jefe del más importante grupo empresarial peruano– esperaba al asesor de Fujimori para llevarlo a su exilio bajo la protección de los gobiernos de la región y de la OEA. Esa noche hubo un intenso tiroteo en la zona donde se encuentra el SIN y el domingo el canal N de cable informó que los vecinos del lugar llamaron para decir que había habido un enfrentamiento entre un grupo de militares que intentó detener a Montesinos antes que aborde el helicóptero y la seguridad del asesor de Fujimori, conocida como “Grupo Júpiter”. Esa versión no pudo ser confirmada y por ahora es parte de los rumores y especulaciones de todo tipo que han rodeado “el caso Montesinos”.
Las versiones periodísticas señalaban que Montesinos abordó el avión acompañado de cuatro personas que serían oficiales que le dan seguridad. Sin embargo, desde Panamá el periodista peruano Gustavo Gorriti, director asociado del diario panameño La Prensa y ex asesor de Alejandro Toledo, señaló que el vicecanciller panameño Arias le aseguró que Montesinos había desembarcado a las cuatro de la mañana junto a un hombre y una mujer, cuyas identidades no le quiso revelar. Arias también reveló que Montesinos ingresó como turista y que su pasaporte fue retenido por el Departamento de Migraciones. Sin embargo, según el mismo Arias, el asilo territorial afavor de Montesinos era un hecho inminente que se oficializaría en cualquier momento porque “la decisión ya está tomada”.
Con Montesinos ya fuera del país se realizó la ceremonia oficial por el Día de las Fuerzas Armadas. En el acto, realizado en el patio del cuartel general del ejército, el presidente Fujimori no se refirió a su ex asesor, pero destacó el aporte del SIN en la lucha contra la subversión armada. Fujimori dedicó su discurso a elogiar efusivamente a las Fuerzas Armadas y darle su “total apoyo” a la cuestionada jerarquía militar, que está estrechamente ligada a Montesinos. “Las Fuerzas Armadas han estado conmigo estos diez años (...) las FF.AA. han dado una prueba más de su profesionalismo y lealtad indiscutible”, señaló el presidente peruano. La ceremonia dejó la sensación de que son los militares quienes llevan el mando de la situación.
La “fuga” con respaldo oficial de Montesinos y el respaldo dado por Fujimori a la cúpula militar que es leal al ex asesor confirma la versión que diera Página/12 de que hubo un pacto entre los militares, Montesinos y Fujimori contemplando ambos aspectos. Los generales “montesinistas” seguirán al mando del ejército hasta diciembre cuando deban pasar a retiro. Pero Montesinos ya se habría asegurado sucesores a su medida. El próximo comandante general del ejército sería el general Juan Yanqui, ex jefe de la Inteligencia del ejército y uno de los oficiales más cercanos a Montesinos. El sería quien tenga el mando de las FF.AA. durante las futuras elecciones. Y el terreno ya ha sido preparado para que en enero del 2002 sea el cuñado de Montesinos, el general Luis Cubas, quien pase al máximo cargo castrense. Montesinos se ha ido del Perú, pero su figura y poder siguen muy presentes.

 

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