Por
Maggie OKane
Desde Pozarevac y Belgrado
La escuela primaria local en Pozarevac, ciudad natal del presidente Slobodan
Milosevic, cumplió inmaculadamente ayer, el día que estuvo
en las candilejas, como centro de votación en las elecciones generales
yugoslavas, cuyo debatido resultado aún se ignora. Detrás
de dos largos escritorios en un aula recién pintada de cuyas
paredes colgaban la bandera federal (el país incluye a Serbia y
Montenegro), una cota de armas serbia y acuarelas de los alumnos,
fiscales de Milosevic y de la oposición observaban el proceso electoral.
El hijo del presidente, Marko, piloto deportivo amateur y campeón
del mercado negro, había cerrado la panadería, pizzería
y café de la que es dueño y no se dejó ver.
Los primeros en acercarse a las urnas fueron partidarios de Milosevic.
En un banco en la plaza pública, Milos Obranovic, un capitán
del ejército retirado, estaba sentado con amigos. Tomaba de a sorbitos
una botella de Coca llena de brandy de ciruelas. Soy un comunista
ortodoxo, un comunista de línea dura y mi voto es para Milosevic,
decía. A medida que el día avanzaba, los votantes eran más
jóvenes. Mira Veljkovic, una cosmetóloga de 30 años,
se sorprendió de que le preguntaran su intención de voto.
Voto por (Vojislav) Kostunica (líder de la oposición),
por supuesto, dijo.
La jornada electoral fue tranquila y civilizada, pero en todas partes
se sentía la importancia de la votación. Ya a las siete
de la mañana había colas fuera de los centros electorales
de Belgrado. Este es el corazón de la oposición que lidera
Kostunica, un abogado de 56 años que amenaza con poner fin a los
13 dolorosos años de Milosevic. Durante todo el día, en
las estaciones de radio y televisión locales, controladas por el
gobierno, se advertía a los habitantes de Belgrado que la oposición
estaba preparándose para alinearse con el vecino descarriado, Montenegro,
y traicionar a Serbia.
En los sondeos, Kostunica llegó a estar diez puntos por delante
de su rival y afirma que la única manera con la que Milosevic puede
ganar es por el fraude. Milosevic insiste en que la victoria es suya.
Hay poca confianza en que los resultados de la elección, que se
conocerán mañana, reflejen realmente la opinión del
electorado. Por eso, los candidatos están librando ya una guerra
de propaganda. Al maestro de la propaganda, al presidente Milosevic, lo
acusó ayer de fraude el Centro por Elecciones Libres y Democracia
(Cesid), pero las pruebas son por ahora discutibles. El grupo se presenta
a sí mismo como independiente, pero todos sus integrantes son de
la oposición. Ayer a la noche, Milosevic luchaba por permanecer
en el poder con la misma audacia que lo mantuvo ahí durante 13
años. Y ofreció un concierto de la victoria
en la plaza principal de Belgrado, que empezó una hora antes de
que terminara la votación. De paso, bloqueaba el lugar para cualquier
celebración de los opositores, los que no dejaron de arrojar piedras
a los asistentes.
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