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VIOLENTO ASALTO A LA PLANTA DE AGUAS ARGENTINAS EN FIGUEROA ALCORTA
Quedaron cinco muertos y muchos misterios

Una banda, que podría ser una ramificación de la banda de Valor, quiso llevarse 280 mil pesos que transportaba un camión de caudales para el cajero de Aguas. Tras dos tiroteos, uno a las 5 de la mañana y otro a las 10, murieron dos custodios, un policía, un ladrón y el jardinero tomado de rehén. Aún no se sabe qué bala mató al empleado. Las distintas versiones.

Por Carlos Rodríguez

t.gif (862 bytes)  La planta depuradora de Aguas Argentinas, en los bosques de Palermo, fue escenario de una nueva crónica policial con muertes de inocentes, policías y delincuentes, un guión que se repite y que una vez más deja dudas. El episodio comenzó ayer antes de las cinco de la mañana, un grupo de diez o 12 ladrones armados se instaló dentro y en los alrededores del predio, que ocupa unas 15 manzanas, con la intención de llevarse los 280 mil pesos que transportaba un camión de caudales de Juncadella-Prosegur para alimentar un cajero automático instalado allí.
En un primer incidente, la policía detuvo a uno de los presuntos ladrones y otros dos lograron huir. Veinte minutos después, en el primer tiroteo dentro de la planta y cerca del cajero, murieron dos de los tres custodios del blindado. Y lo más extraño ocurrió cinco horas más tarde: un ladrón que supuestamente no pudo escapar tras el frustrado asalto y que tenía dos armas de puño, asesinó a un policía e hirió de gravedad a otro en un corto enfrentamiento, tras lo cual –siempre según la versión policial– tomó como rehén a un jardinero, lo mató de un tiro en la cabeza y luego se suicidó, todo en unos pocos segundos. Nadie recuerda antecedentes de un ladrón kamikaze.
“Vimos policías y ladrones corriendo de un lado a otro, pero todos estaban de civil y era difícil apreciar quiénes eran unos y quiénes los otros”, relató uno de los compañeros de tarea de la víctima inocente, Rubén Maciel, de 30 años, quien realizaba trabajos de jardinería. Conocido como “El chaqueño”, el joven estaba juntando las herramientas para iniciar su trabajo cuando fue tomado como rehén por el delincuente que, hasta anoche, no había sido identificado. Maciel trabajaba en la empresa Servicios Totales, subcontratada por Aguas Argentinas. Cuando se produjo el último tiroteo, ya estaba en el predio el juez Alberto Baños, quien se encontraba reuniendo evidencia sobre el frustrado robo.
Tres operarios que llegaron a conversar con la prensa no dudaron en señalar al delincuente como el autor del asesinato de Maciel, pero ninguno se presentó como testigo directo de la escena final con crimen y suicidio. Hablaron con precisión del duelo entre el delincuente y dos policías de la División Robos y Hurtos que trataron de interceptarlo. El ladrón vestía una campera azul similar a la que usa el personal de Aguas. Los policías lo vieron de espalda y le dieron la voz de alto. El se volvió con dos pistolas dispuestas, una en cada mano: una calibre 40 y una 9 milímetros.
En un solo movimiento mató al inspector de Robos y Hurtos Rafael Erra e hirió de gravedad en un ojo al sargento Carlos Frediczon, quien también recibió un impacto en su mano derecha. Voceros de prensa de la Federal informaron que Erra tenía dos hijos, de 7 y 9 años, y que Frediczon podría perder la visión del ojo. “Esto es muy duro para nosotros”, comentó el comisario Carlos Solá, jefe de prensa de la policía.
Los restos de Erra serán sepultados hoy, a las 14, en el panteón policial del cementerio de la Chacarita. Frediczon quedó internado en el hospital Churruca. El presidente Fernando de la Rúa se reunió con el jefe de la Federal, Rubén Santos, para expresarle pesar por las bajas policiales y para repudiar “la violencia inusitada, desmedida e innecesaria de los delincuentes”.
Los hechos comenzaron antes de las cinco de la mañana, en el enorme predio cerrado por una reja uniforme de más de dos metros de altura y circundado por Figueroa Alcorta, La Pampa, Lugones y la calle Florencio Sánchez. La acción comenzó en Sánchez, una arteria a la que se accede únicamente por Figueroa Alcorta, ya que está cerrado el paso hacia Lugones. A las 4,59, un patrullero de la comisaría 51ª sorprendió en “actitud sospechosa” a dos vehículos estacionados en Sánchez, a 100 metros de la entrada principal a la Planta Depuradora “General San Martín”.
Uno de los rodados era un Volskswagen Gol, ocupado por un hombre que tenía puesto un chaleco antibalas. Dentro del rodado fueron hallados,según la policía, un FAP (Fusil Automático Pesado), una pistola calibre 45 y una caja de municiones. Cuando los policías se acercaron al Gol, una pareja que estaba en el interior de un Ford Escort efectuó varios disparos contra la patrulla y luego escapó por Figueroa Alcorta hacia el Acceso Norte. En este punto hay una pregunta sin respuesta: ¿Por qué no se pensó en la posibilidad de un robo a la planta de Aguas Argentinas?
Mientras el personal de la 51ª se llevaba al detenido –tampoco fue identificado–, por Florencio Sánchez ingresó el camión de JuncadellaProsegur que entró al predio por la puerta principal. Luego de circular 200 metros por una calle interior, el blindado se estacionó de culata frente al edificio donde se encuentra el cajero automático del Banco de Galicia. Del vehículo bajaron tres de los cuatro ocupantes. Dos de ellos, Rafael Antonio Cazzolino, de 42 años, y Jorge Alarcón, de 59, murieron en el acto, alcanzado por las balas que le dispararon unos seis u ocho delincuentes que se encontraban dentro de la planta. El tercer custodio logró esconderse detrás del vehículo y salvó su vida. El chofer le abrió una de las puertas y juntos se alejaron de la línea de fuego.
Esta primera parte del hecho termina con un nuevo interrogante: ¿Cómo ingresaron al predio los seis u ocho asaltantes portando armas cortas y largas? En la entrada principal, al igual que en otra que da a la calle La Pampa, la seguridad está a cargo de personal de la empresa privada “Swat”. Una de las alternativas que se manejaba indica que los asaltantes entraron, vestidos con ropas similares a la de los empleados, por una puerta para el personal que está también sobre Florencio Sánchez, muy cerca de Lugones. La sospecha es que hubo por lo menos un entregador.
Luego del primer tiroteo, todos pensaron que el episodio no había pasado de ser un robo frustrado. Por ese motivo comenzó a ingresar el personal de la planta, compuesto por unas 150 personas. El juez Baños llegó al lugar cerca de las 9 y una hora después se reanudó la balacera. Al lugar había llegado una comisión de robos y hurtos que realizaba un rastrillaje por los varios edificios administrativos, el laboratorio y los enormes piletones de depuración que tiene la planta de 12 hectáreas. El objetivo principal era la búsqueda de evidencias y no la presencia de presuntos cómplices, según estimó una fuente de la Federal.
Sin embargo, el principal Erra y el sargento Frediczon localizaron a un sospechoso, que los agredió luego tomó de rehén al joven jardinero. El nuevo tiroteo se generó cerca de la puerta que da a La Pampa y luego del desenlace, muchos policías transitaron por el área donde habían caído el delincuente muerto y la víctima inocente. Las cámaras de TN captaron el momento en que el cuerpo del ladrón era movido de la escena por un policía uniformado que lo tomó de las dos piernas y lo arrastró cerca de un metro. Lo hizo en ausencia del doctor Baños y motivó comentarios periodísticos sobre la posibilidad de que se haya modificado la escena del crimen, algo que siempre dificulta una investigación. El supuesto asaltante tenía todo el cuerpo tatuado. Según la policía, se pegó un tiro en la sien derecha, luego de herir en la sien izquierda al jardinero. Los expertos no recuerdan casos de delincuentes que se hayan suicidado ante el peligro de ser atrapados. Por lo general son muertos tratando de escapar.

22 casos en nueve meses
El intento de robo ocurrido en la madrugada de ayer a un camión blindado de la empresa Aguas Argentinas fue el asalto número 22 que sufre una transportadora de caudales en lo que va del año. Sumando el total de los saqueos, los ladrones se apoderaron de más de 4 millones de pesos. Sólo cinco de los intentos fueron frustrados, lo que marca un alarmante índice de efectividad en este tipo de hechos.
El primer asalto del 2000 ocurrió el 31 de enero en la provincia de Santa Fe, mientras que el último se produjo el 18 de setiembre en Mendoza. El más espectacular ocurrió el 15 de setiembre, cuando cinco hombres robaron 250 mil pesos de la Clínica Mater Dei con un modus operandi similar al ejecutado en el robo al blindado de Aguas Argentinas, ya que los ladrones entraron al lugar del hecho y permanecieron dentro del edificio a la espera del camión transportador de caudales.
El record en cuanto al monto robado asciende a 900.000 pesos, en el asalto a un blindado en un supermercado de la provincia de Corrientes. Este golpe lo cometieron seis delincuentes con pistolas 9 milímetros y ametralladoras Itaka, provistos de pelucas y pasamontañas.

 

RUCKAUF SUBE LA APUESTA EN SU TESIS DE “MANO DURA”
Premios para la bravura policial

El gobernador Carlos Ruckauf sube la apuesta en su prédica por la “mano dura”: ahora anunció que otorgará un premio de entre uno y cinco sueldos a los policías que integren grupos de seguridad de alto riesgo y que protagonicen operativos exitosos. El anuncio llega justo cuando la Policía Bonaerense está cuestionada por su accionar negligente en la represión de asaltos y en tiroteos donde han muerto personas inocentes. Por lo pronto, el presidente del bloque de senadores del Frepaso, Eduardo Sigal, advirtió que si esta medida “se asocia con las declaraciones del gobernador de ‘meter bala’ a los delincuentes, puede ser peligrosa”.
El beneficio fue dispuesto por el decreto 2951, publicado ayer en el Boletín Oficial. Se trata de una modificación al inciso “f” del artículo 361 del decreto 1675/80 que reglamenta la ley de Personal de la Policía, que prevé suplementos especiales para el personal policial, que otorga un suplemento del ciento por ciento para los integrantes de los grupos de seguridad de alto riesgo. “Como es público y notorio, las nuevas modalidades delictivas hacen necesaria la permanente actividad de los mismos, con despliegues operativos impensados al momento de su creación”, sostiene el decreto en sus fundamentos.
“El intento de robo con toma de rehenes”, agrega, es la modalidad delictiva más notoria, ya que “dada su especial característica implica el desarrollo de actividades que en muchos casos exceden las acciones normales a que están llamados a prestar los integrantes de dichos cuerpos.”
La norma establece el otorgamiento de una única suma que podrá oscilar entre el 100 y el 500 por ciento del sueldo de la jerarquía del policía que, siendo integrante de un grupo de seguridad de alto riesgo, “emprenda una acción de extrema peligrosidad y arrojo que permita el éxito del operativo”. Además, precisa que “la procedencia de dicho beneficio también podrá ser propuesta para el personal policial que, no perteneciendo al grupo de servicios de seguridad de alto riesgo, hubiere intervenido en el evento delictivo o lleve a cabo acciones de esa naturaleza”.
La norma generó el rechazo opositor. “No está mal reconocer a aquellos policías que, respetando las leyes, expresen actos de arrojo. Pero si se asocian a las declaraciones de Ruckauf, el pago de sueldos extra puede incentivar la mano dura”, advirtió el senador Sigal.
La oposición viene reclamando desde hace dos semanas la interpelación del ministro de Seguridad, Ramón Verón, para pedir explicaciones sobre los últimos casos de brutalidad policial. Entre ellos, el tiroteo de Los Polvorines, en agosto último, donde fallecieron un suboficial y tres delincuentes que recibieron un total de 190 disparos. Semanas más tarde, tras un asalto a la sucursal del banco Itaú de San Isidro, fue asesinado un rehén, el músico Mariano Wittis, al ser confundido con uno de los delincuentes. Y la semana pasada, un joven motociclista, Alejandro Levickas, murió al quedar en medio de un tiroteo entre policías y ladrones en San Isidro.


LOS CAMIONEROS PARAN HOY EN RECLAMO DE SEGURIDAD
Un día sin transporte de caudales

Un policía recibió una esquirla de proyectil en el ojo. Los transportadores de caudales agrupados en el Sindicato de Camioneros realizarán hoy un paro de 24 horas, en reclamo de mayores medidas de seguridad para su actividad. La medida afectará a la actividad bancaria y al transporte de valores de todo el país. Y si no hay respuestas al reclamo, podría extenderse por “tiempo indeterminado”. Se trata del segundo paro simultáneo convocado por el gremio de Hugo Moyano: desde el domingo, los camioneros apoyan el lock out que lleva a cabo la Confederación Nacional del Transporte Argentino (CNTA) (ver página 13).
La medida fue adoptada horas después del asalto a la planta potabilizadora de Aguas Argentina, donde murieron acribillados dos empleados de la empresa Juncadella-Prosegur: un custodio y un portavalores. El anuncio fue realizado por el propio Moyano, en una conferencia de prensa que ofreció ayer por la tarde.
Allí, el titular de la CGT disidente calificó el episodio ocurrido por la mañana como “una consecuencia de la inseguridad que viven nuestros trabajadores y de la falta de preocupación por parte de las empresas, ya que los camiones de caudales no reúnen las condiciones de seguridad para el personal que está dentro de él”. “Las armas que utilizan los delincuentes son muy importantes, ya que (sus proyectiles) atraviesan el blindaje de los mismos”, graficó.
Los trabajadores vinculados con el transporte de caudales que están nucleados en el Sindicato de Camioneros suman unos 6000 en todo el país. La cifra incluye a los choferes y los portavalores, pero no a los custodios. El paro, se estima, afectará el abastecimiento de dinero a los cajeros automáticos así como el transporte de remesas y valores.
El gremio lanzó la medida por lo que considera una seguidilla de hechos violentos contra camiones blindados: “En los últimos quince días se registraron hechos en los que compañeros nuestros resultaron con heridas y mutilaciones”, advirtió a Página/12 el secretario adjunto del gremio, Mariano Silva. Se refería al hecho ocurrido hace dos viernes en la avenida General Paz y Emilio Castro, “donde el chofer de un blindado perdió un brazo” tras un intenso tiroteo con delincuentes. El viernes último otro transporte fue acribillado, sobre la avenida Gaona.
“Si las transportadoras, los bancos y las empresas no adoptan medidas de seguridad, y si el Gobierno no refuerza la prevención, en un tiempo prudencial vamos a tomar otro tipo de medidas más contundentes”, amenazó Silva.


PREGUNTAS Y RESPUESTAS PARA UN ATAQUE SANGRIENTO
Un trabajo de gente de Valor

Por Raúl Kollmann

El asalto a la planta de Aguas Argentinas plantea una serie de interrogantes acerca de la actuación de la policía, las posibles complicidades que permitieron el golpe y las características de la banda que actuó.
¿Cuál fue la banda que protagonizó el golpe?
Todo indica que fue un reagrupamiento de la banda del Gordo Valor. Como reveló Página/12 hace un semana, esa organización fue la que robó otro camión de Juncadella que estaba reaprovisionando un cajero automático dentro de la clínica Mater Dei. Ambos golpes son calcados. Se trata de cajeros automáticos en los que se cobran sueldos y en los que suele haber cifras más altas que las habituales.
¿Es la banda que también participó en la fuga del Departamento Central?
Todo indica que sí. Por informaciones recogidas por este diario en fuentes cercanas a la propia banda, el robo del Mater Dei tuvo por objeto hacerse del dinero para pagar las coimas de la fuga del Departamento Central. Además, hay un dato significativo: Página/12 reveló que en la huida se utilizó un Ford Escort en tanto que ayer, según testigos, también usaron el mismo automóvil de color gris. Según las fuentes consultadas, estos reagrupamientos de la banda de Valor utilizan autos legales, para evitar que los detengan cuando van o vuelven de los asaltos. En la banda estarían Daniel “Tractorcito” Cabrera, fugado del Departamento Central -aunque dicen que no participó esta vez– y dos sobrinos del Gordo Valor. Además, se habla de que en la organización hay un policía bonaerense e incluso un militar retirado.

El ladrón muerto estuvo cinco horas adentro de la planta.

¿Cómo hicieron para cometer el robo?
Según dicen en la propia banda, el robo fue “entregado”. La prueba más fehaciente es que ingresaron a la planta de Aguas Argentinas, es decir, que alguien les franqueó la entrada o les pasó un dato preciso para entrar. En el caso del Mater Dei, por ejemplo, sabían el nombre de un médico e ingresaron aduciendo que iban a verlo simulando traer un enfermo. En la banda también afirman que algunos de los custodios del camión estaban “arreglados”, pero algo falló: o cambió la dotación del blindado o apareció un custodio que se resistió inesperadamente. La banda tiene fama de sangrienta.
¿Con qué elementos contaron y cómo se organizó el asalto?
Habitualmente hay dos o tres hombres que son del riñón de la banda, personajes pesados y con experiencia en robos de bancos o blindados. Cada uno trae lo que se llaman “los satélites”, ladrones de menor envergadura. Ellos son la mano de obra del asalto. En el robo de ayer participaron 12 delincuentes, nueve “satélites” y tres jefes. Los primeros llegaron y se movieron en autos robados; los jefes transitaron en vehículos legales. En total usaron 5 o 6 coches. Había disfraces y armamento de envergadura: el fusil FAP –similar al utilizado en la guerra de Malvinas para disparar contra tanques– cuesta aproximadamente 2000 pesos en el mercado negro. También llevaban una ametralladora y un FAL, además de armas de puño.
¿Qué pasó con el delincuente que cuatro horas más tarde apareció dentro de la planta?
Los efectivos que llegaron después del robo cometieron gravísimos errores al no rastrillar la planta como correspondía. Uno de los “satélites” había quedado adentro, de a pie, después del desbande por la resistencia de los custodios. El delincuente –”un loquito acorralado”, según lo describieron– intentó salir como si fuera un operario, llevando un bolso, pero se encontró con el inspector Erra: lo asesinó prácticamente a sangre fría.
¿Quién mató al jardinero?
La Policía Federal sostiene que fue el delincuente que, supuestamente ya malherido, primero le disparó al jardinero y después se suicidó. La versión parece poco creíble. “Casi no hay casos de delincuentes que maten a rehenes”, le aseguraron a este diario varios comisarios retirados, con amplia experiencia en investigaciones. Desde la cárcel, un integrante de la banda le negó a este diario que su compinche hubiera asesinado al jardinero.
¿El delincuente se suicidó?
Es lo que afirman los investigadores de la Federal. Aparentemente malherido, el sujeto se pegó un tiro en la sien. Fuentes de la pesquisa reconocen que el delincuente tenía tres tiros en el cuerpo: uno en el cuello, otro en el hombro y uno en la sien. Cerca de la banda sostienen que los policías lo remataron en venganza por el asesinato del inspector Erra. “Ese pibe no se suicidó. En la cárcel, habiendo matado un milico y después de un robo a un blindado, lo hubieran recibido como un héroe”, aseguran.

 

 

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