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�Ni los Redondos ni yo fuimos culpables de esto�

El Soldado es un músico de rock argentino con tres discos editados. Pero antes de todo esto, fue asistente de escenario de Los Redonditos de Ricota por más de una década. En esta entrevista, además de hablar de su nuevo disco, �De cardo y clavel�, repite: �Yo no toco la guitarra como Skay�.

El Soldado presentará su nuevo disco el 11 de noviembre.

Por Cristian Vitale

t.gif (862 bytes) El Soldado, que en realidad se llama Rodolfo González, intenta alejarse cada vez más de un pesado estigma que lo persigue desde que inició su carrera: fue �plomo� (asistente de escenario) de Los Redonditos de Ricota y �se hizo� artísticamente gracias a ellos. Ahora, con De cardo y clavel, su tercer disco, parece que se aleja definitivamente del no despreciable antecedente. Pero cuando debutó con Tren de fugitivos en 1997, pocos tuvieron en cuenta que su música redefinía con color propio y buena lírica una especie de folk-rock deudor del estilo The Byrds (poco difundido en Argentina). Las miradas estaban puestas, más bien, en los aportes de Skay Beilinson y el Indio Solari en un par de canciones de ese trabajo. �En este sentido, la suerte fue un factor fundamental en mi carrera �reconoce�, pero ya no quiero que se me siga asociando a los Redondos. Eso ya pasó. No nos une más que la amistad en este momento�, dice a Página/12 en su cómodo loft de Abasto.
Para confirmar su intención, El Soldado convocó a músicos alejados de la órbita redondista. Por ejemplo, Yalo López (ex bajista de Durazno de Gala) y Alberto García (ex guitarrista de Memphis La Blusera). Y con ellos encaró De cardo y clavel, un disco que lo muestra más atento en arreglos electrónicos o en el tratamiento de la voz, aunque sin esquivar la esencia de su música: ideal para viajar en tren, mirar el campo y pensar en amores perdidos. 
�En este disco intento buscar un matiz diferente para decir las cosas. Uno juega y lógicamente corre riesgos. Me gusta que sea así�, afirma. 
Este disco del riesgo, editado por Yosapa Solapa Records (su propio sello), será presentado en sociedad el 11 de noviembre en el Teatro Astros y con invitados especiales: tres integrantes del grupo La Doblada (otro satélite musical del sol redondo) y Manuel Moretti de los platenses Estelares. 
�Hay una historia que lo vincula a los Redondos. ¿Podría hablar acerca de ella?
�Fueron 13 años con ellos. Estuve desde antes del primer disco. Yo trabajaba en una empresa de sonido y ellos comenzaron a laburar con esa empresa. Fue una historia muy fuerte para mí, porque era un pendejo de 15 años que se metía en lugares que, en aquel momento, curtía gente mucho mayor que yo. De hecho, era el único pendejo de la movida. Eso sí, siempre mirando de coté ese mundo porque lo cierto es que no vivía la misma historia.
�¿Le costó mucho desprenderse del estigma de haber sido conocido como músico gracias a los Redondos?
�Se le dio demasiada importancia a eso. Creo que el hecho de que ellos hayan tocado en mi disco fue algo tan simple que no debería tener tanta importancia. Pero acá se le dio más trascendencia a eso que a mi laburo. Se valoró en función de la participación de ellos y no de mi trabajo. Yo no toco la guitarra igual que Skay. 
�Pero le vino muy bien para acceder a una mayor cantidad de público. Tal vez haya sido el envión necesario para lanzarse como solista...
�Seguro, hay gente que se moriría por tener esa posibilidad. Pero ni los Redondos ni yo fuimos culpables de la situación. Y sin embargo, es muy difícil que la gente no te asocie con ellos y te dé un valor propio. Ojo, a mí no me molesta. Tengo la personalidad suficiente como bancármela. 
�¿Qué situaciones lo llevaron para componer las canciones de De cardo y clavel?
�Un viaje por Asia y Europa. Volví y estaba con muchas ganas de hacer algo. Había dejado de tocar el año pasado y podría haber retomado por ese lado. Pero no tenía sentido continuar haciendo temas viejos. Agarré la guitarrita y me puse a grabar canciones que venía tocando hace un tiempo.
�En uno de los temas, �Un tiempo en Monserrat�, aparece una historia de amor en Francia con una chica parisina. ¿Fue el amor o el lugar la fuente de inspiración?
�Tomé un poco de todo. Pero quizás las letras no estén relacionadas con el viaje en sí, sino tomadas en función de imaginar más que nada una situación. No todo es tan concreto como parece. Todas las historias tienen un lado ambiguo. De hecho, ni siquiera me salían las letras. Había grabado casi la mitad del disco y no estaba la lírica.
�¿En qué punto De cardo y clavel se diferencia de Alas rotas, su trabajo anterior?
�El paso del tiempo posibilita ir limpiando errores que uno comete sin darse cuenta. En función de este pulir de errores basé mi nuevo trabajo. Creo que la diferencia básica es que es mucho más corto. Menos épico.
�De todas maneras, hay una esencia folk-rock que no se pierde. Aparece en Tren de fugitivos y sigue hasta este trabajo pasando por Alas rotas.
�Es mi música. Pero digamos que mantengo el estilo porque no lo hago al extremo. No soy un fanático. No es fácil hacer folk-rock, tiene un montón de matices. No es tocar la guitarrita nada más. Es saber hacer buenas canciones y manejar bien la lírica... Sino cagás la canción. 
�¿Sus letras no apuntan a lo social?
�Lo que pasa es que siempre se está al borde de la arenga, de la bandera. Lo mejor sería bajar pequeñas líneas. Eso sí lo intento, pero con el mayor vuelo posible, y con belleza estética.
�¿Por qué muchas de sus canciones hablan de perdedores, corazones destrozados, soledad...?
�No creo que sea tan concreto. Algunas puede ser, pero desde un costado heroico, más bien ambiguo... Pero además mis historias terminan bien.
�No es el caso de aquel amante cruel, protagonista de una canción del primer disco, que termina en la ruina.
�Pero ese personaje no sé si es un perdedor, más bien es un tipo que se la cree y termina dándose cuenta de que la historia no es así. Es la diferencia entre creer y ser en relación con las mujeres. Algo que tomo mucho para componer mis letras tiene que ver con esa hipocresía que tenemos los hombres para con las mujeres. 
�¿Quiénes son esos ángeles negros que aparecen en la canción De cardo y clavel?
�Representan una metáfora que utilizo para demostrar algo out side. Algo que está fuera. De hecho cardo y clavel es el ying y el yang. El mal y el bien. Es una relación copada para que la gente lo asocie como quiera. 
�¿Qué grupos escucha en la actualidad?
�Gómez y Babasónicos, sobre todo por Miami. Pero no soy fan de ninguna banda. Creo que Gustavo Cerati es un maestro dentro de la música electrónica. Es un ejemplo a imitar.

 

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