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VICEMINISTRO DE EDUCACION, ANDRES DELICH
�Fernando de la Rúa nos va a sacar del marasmo�

Impulsa la reforma de la educación media para terminar con los llamados profesores �taxis� que corren de una escuela a otra. Reivindica el afianzamiento de la Alianza y gambetea un alineamiento con los �sushi�.

Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) Nació en París, presidió la Federación Universitaria de Buenos Aires y la Juventud Radical, se recibió de sociólogo, fue diputado y desde hace diez meses ocupa el viceministerio de Educación. Andrés Delich, a los 38 años, sobrevivió en su puesto al primer cambio de ministros del gabinete nacional que dejó fuera de carrera a Juan Llach. Lo señalan como integrante del �grupo sushi� y atribuyen a eso la permanencia en funciones. El prefiere hablar de �tipos de una misma generación que intentan ser eficientes en la gestión� y le niega trascendencia al tema. Apuesta a la reforma de la educación media y a una política de �discriminación positiva� que permita compensar inequidades sociales que van mucho más allá de la escuela. Superado el shock por la renuncia del vicepresidente Chacho Alvarez repite: �Hay que fortalecer la Alianza�. 
�¿Cómo están los sushi?
�No sé porque no pertenezco.
�Nadie pertenece. ¿Qué les pasa?
�Pertenecer tiene sus privilegios.
�¿Y no pertenecer?
�No, no. Lo que hay sí es un grupo de gente que generacionalmente en el marco del Gobierno muchas veces se junta, discute de políticas, de opciones y que intenta ser lo más eficiente posible en el funcionamiento del Gobierno. Pero de ninguna manera hay un grupo de características facciosas que se pueda expresar después en alguna forma de organización más allá de un encuentro entre tipos de mi generación que, además, en algunos casos han compartido muchos años en la política.
�El noviazgo de Antonio de la Rúa parece que desarticuló a los �sushi�...
�Nunca estos encuentros tuvieron ninguna organicidad como para que uno diga que está más o menos articulado por la situación particular de alguno de los que están ahí adentro. A mí me permitió saber que existía Shakira. A muchos les pasó otra cosa; mi hermana menor, por ejemplo, descubrió que existía Antonio de la Rúa el día que se enteró de que había un señor de ese nombre que estaba de novio con ella.
�Muchas veces se ha dicho que este grupo generacional se referencia en De Santibañes. ¿Por qué?
�Yo lo he visto varias veces a De Santibañes este año. Por supuesto hemos hablado de la gestión de gobierno, de los programas políticos y demás pero no creo que ninguno de los que están ahí se referencie en él, sí me parece que es obvio que Santibañes tiene una relación con el Presidente y un nivel de comunicación que otros no tenemos. En rigor de verdad yo no he estado con el Presidente más de tres o cuatro veces en estos diez meses de gestión. También he tenido reuniones con otros miembros del Gobierno. 
�Al principio de la gestión dijo que sintió que éste era el gobierno en el cual los tipos de su generación podían incorporar ciertas transformaciones, ¿sigue pensando lo mismo?
�Este gobierno de la Alianza tiene todavía una capacidad de transformación importante que tiene que llevarla a cabo. Esta capacidad está limitada por las condiciones fiscales y económicas en las cuales encontramos el país. Sostener el Fondo de Incentivo Docente en esta crisis fiscal, donde se achican los salarios estatales, es una señal de cómo este gobierno privilegia la educación. El intento de rearmar una política de capacitación distinta, enfrentar los problemas organizacionales y curriculares no resueltos tiene que ver con la capacidad que todavía tiene la Alianza de avanzar en procesos de cambio. El discurso anticorrupción es importante en una sociedad que ha vivido la experiencia del menemismo,pero es la mitad del problema, la otra mitad son los problemas estructurales.
�Entre esos problemas estructurales, está que sólo poco más de tres de cada diez adolescentes terminan en tiempo el secundario. ¿Cómo se puede tratar de revertir eso desde la educación frente a un modelo económico en el cual la exclusión sigue siendo el patrón de distribución?
�Primero pondría la pregunta al revés, ¿para qué haya condiciones de igualdad de oportunidades, cuánta equidad social hace falta? Algunos creen que la educación puede resolver lo que no se resuelve en el marco de la sociedad y esto es cargar a la educación de un papel que no puede cumplir por sí sola. Hace falta que una sociedad crezca, elimine sus brechas sociales agudas para que también la educación pueda mejorar, la educación también necesita un piso mínimo para su educabilidad. Uno puede hacer cosas, puede hacer reformas educativas que permitan dos cosas, por un lado que la escuela no sea por sus propios dispositivos pedagógicos expulsora de los chicos más allá de la crisis social. Y segundo, que haya una política social y educativa que acompañe a la crisis y que intente paliar esa crisis y darles otras herramientas a los chicos. Por ejemplo, si tenemos una escuela media que tenga mayor capacidad de retención de los chicos porque tiene docentes que se pueden dedicar plenamente al colegio donde enseñan, con una estructura curricular más razonable al desarrollo de la edad, con contenidos más actualizados y con una relación pedagógigodidáctica distinta con los chicos y además de eso tenemos un programa de becas para que se queden dentro de la escuela. Lo que está claro es que la educación no va a resolver lo que no se pueda resolver en el plano económico social.
�Ustedes tienen un proyecto de reforma de la escuela media para terminar con los profesores �taxis� que supone un incremento presupuestario. En este contexto se está reduciendo el presupuesto educativo, ¿cómo se puede financiar entonces esa reforma sin más plata?
�El 1º de noviembre en el Consejo Federal de Educación, todos los ministerios provinciales y la Nación vamos a plantear un reclamo político para que se sostenga la inversión educativa. Esto muestra una cultura transversal en términos de los partidos políticos de garantizar la inversión, pero garantizarla no alcanza. Uno debe pensar que así como va a ir creciendo la demanda en educación, también tiene que ir creciendo el presupuesto educativo. 
�¿De dónde surgirían los recursos?
�La reforma de la escuela media la hemos iniciado con convenios que estudian la factibilidad, no queremos que pase como con otras reformas que se lanzaron y nadie estudió cuánto costaba, entonces a mitad de camino se dejaron de lado por problemas de costo. El primero que estamos terminando es el de Mendoza y lo que muestra es que de ninguna manera la concentración horaria implicaría un aumento tan disparatado como algunos sectores quieren hacer creer. Hay que pensar una reorganización laboral de los docentes sin que ninguno pierda el trabajo e implique una mejor utilización de esas horas. Tal vez la plata que necesitemos no es tanta. No quiero ser aventurero, pero en Mendoza nos da entre un 7 u 8 por ciento de incremento de la inversión en la masa salarial de los profesores de media.
�Usted dijo que una de sus preocupaciones era dónde mandar a su hijo a la escuela. ¿Ya lo resolvió?
�Sigue siendo una de mis preocupaciones. Mi hijo va al jardín a una escuela privada, llamada Pestalozzi. Me gusta la relación con los chicos, y valoro un cierto clima especial, cooperativo, y valoro que está cerca de mi casa.
�¿No evalúa como una mala señal que un funcionario de Educación mande a su hijo a una escuela privada? �No ¿por qué? Yo he ido muchos años a escuelas privadas y también públicas y eso no tiene nada que ver con la visión que tenga sobre el papel de la educación pública. Yo soy un firme defensor, entre otras cosas de la libertad en educación. Creo en la necesidad de la existencia de un aparato estatal fuerte, también creo en la necesidad de existencia de la posibilidad de educación privada. No me genera ningún tipo de contradicción. La forma de jerarquizar la escuela pública no es generando una polémica entre pública y privada sino mejorando la calidad de la educación pública.
�¿Extraña a Juan José Llach?
�No, no, no lo extraño.
�¿Qué cambió a partir del cambio de ministro?
�La gestión de este ministro tiene una preocupación especial por la construcción de los consensos. 
�¿Es decir que fue un error la designación de Llach?
�No sé si fue un error. Me parece que Llach también instaló algunos temas que no deben ser dejados de lado: la necesidad de un financiamiento estratégico y perdurable de la educación y de reformas que permitan una mejor utilización de la inversión. Es cierto que en el sistema educativo no se gasta todo lo bien que se podría todo el dinero. Es verdad que la inversión en el sector público no necesariamente tiene un sentido de equidad: va desde los 800 pesos por chico hasta mucho más de mil. Pensar estrategias que garanticen un piso de inversión mínima es una forma de homogeneizar hasta donde se pueda la oferta del sistema educativo. 
�Le propongo un ping-pong: ¿De la Rúa?
�El Presidente.
�¿Algo más que el cargo?
�El tipo que nos va a sacar de este marasmo.
�¿Chacho Alvarez?
�(Piensa.) Un liderazgo moral importante.
�¿De Santibañes?
�Un conocido.
�¿Nosiglia?
�Un importante dirigente del partido al cual respeto mucho porque en estos veinte años que lo conozco siempre lo he visto con un compromiso inclaudicable con la democracia y con decisiones políticas que tomó el radicalismo.
�¿Alfonsín?
�Un pedazo de la historia argentina y personal.
�¿Cavallo?
�Un tipo inteligentísimo, importante para pensar las soluciones de la Argentina.
�¿Menem?
�Un personaje simpático.
�¿Ruckauf?
�Una visión autoritaria de la política que a mí no me gusta.

 

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