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| Por José Natanson El jueves, luego de mucha confusión y hasta algunos cuestionamientos, Chacho se reunió con los diputados del Frepaso para aclarar las dudas que genera la idea de lanzar un Movimiento por afuera de su partido, destinado a modificar las viejas prácticas políticas. La reunión en el Hotel Castelar fue una especie de secuela del encuentro del jueves, pero esta vez con más de cien funcionarios, intendentes y legisladores del Frepaso. Luego de las brevísimas intervenciones de Aníbal Ibarra, Darío Alessandro y del coordinador de la relanzada Fundación Auyero, Ricardo Mitre, Alvarez tomó el micrófono y pronunció un discurso de casi una hora y media, que Página/12 reconstruyó a través de varios dirigentes que participaron del encuentro. De entrada, Chacho aclaró que su proyecto movimientista no debe verse como una “contradicción” con el Frepaso, sino como una iniciativa para cambiar “el modelo histórico de acumulación política partidaria que –según dijo– es incompatible con un modelo de cambio en el país”. Como ejemplo de los horrores de la política tradicional, Alvarez describió la crisis por las coimas en el Senado. “Pudo haber sido una extraordinaria señal para emitir una señal fuerte de cambio”, se lamentó. Luego de aclarar sus objetivos, Alvarez pidió a los frepasistas que sean “receptivos” a las ideas nuevas y aprovechó para deslizar cuestionamientos a su propio partido: dijo que muchas veces el Frepaso no había logrado “sustraerse totalmente al modelo” que él critica y que eso le había hecho perder “originalidad y creatividad”. De todos modos, parece que no todo está perdido. Según dijo, el rol del Frepaso (y de los funcionarios frepasistas) deberá orientarse a “incidir en las políticas desde el corazón del Gobierno, no como oposición, sino luchando por el sentido original de la Alianza”. Claro que marcó algunos límites. Aunque enumeró algunas políticas positivas que había encarado el Gobierno, como la transformación del Banco Nación y las iniciativas para fomentar las Pymes, Alvarez agregó un párrafo que sobresaltó al auditorio. Cuidando las palabras, dijo que al Gobierno le cuesta “dar una imagen de que tiene una política económica diferente de la anterior”. Advirtió sobre los riesgos de ceder ante lo que definió como “la dictadura de los mercados”. Subrayó que el objetivo es definir un modelo de crecimiento productivo. Y cuestionó las “visiones fiscalistas que no han dado resultados”. Como ejemplo, mencionó –con nombre y doble apellido– a Ricardo López Murphy. En cuanto a Cavallo, el otro economista que podría reemplazar a Machinea si se profundiza la crisis, Alvarez advirtió que “directamente sería otra Alianza”. Para redondear el planteo, criticó a quienes creen que la Alianza fue un “trasbordador” para que, una vez en el Gobierno, Fernando de la Rúa construya una coalición diferente. Una estrategia que –según señaló Chacho– encaró en su momento Fernando de Santibañes. Lo escuchaban unos cien frepasistas. Entre otros, el vicejefe de Gabinete, Marcos Makón; la cointerventora del PAMI Graciela Rosso, el secretario de Ciencia y Técnica, Dante Caputo; el titular de la Sigen, Rafael Bielsa, el secretario de Medio Ambiente, Oscar Massei; el de Empleo, Horacio Viqueira; la de Derechos Humanos, Diana Conti, y el secretario de Vivienda porteño, Eduardo Jozami. Había además un puñado deintendentes bonaerenses, como el de Lomas de Zamora, Edgardo Di Dio, o el de Avellaneda, Oscar Laborde. Entre otros legisladores participaron el jefe del bloque de la Alianza, Darío Alessandro, el diputado Juan Cafiero y el senador Pedro del Piero.
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