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LA VIDA COTIDIANA DURANTE EL PIQUETE
�Siempre un guisito, comida de pobre, vio�


Hugo en su cocina, revolviendo el guiso eterno. Primero hubo una cocina central, luego una para cada barrio.

Por Luis Bruschtein

t.gif (862 bytes) Barrio José Luis Cabezas, asentamiento Costa Esperanza, barrio San José Obrero, barrio San Francisco, Las Casitas, Borward, Giardino, El Porvenir, La Elvira, Las Nieves, Juan Manuel de Rosas, Las Violetas, San Cayetano, Emiliozzi, María Elena, 17 de Octubre, barrio La Loma, barrio La Fe... Los cartelitos con los nombres de más de 50 barrios y asentamientos, de los más humildes de Rafael Castillo o Isidro Casanova, desde Ciudad Evita al Camino de Cintura, estuvieron plantados por seis días frente a las carpitas que formaron una especie de toldería en el corte de la Ruta 3 en el kilómetro 22, en La Matanza.
�La mayoría de los barrios se movilizaron porque tienen comisiones y agrupaciones de vecinos �explicó Vicente, del barrio San Francisco�, pero otros que no tienen nada es la primera vez que participan. Se conectaron a través de la escuela o porque son compañeros de trabajo con alguien de otros barrios en algunos casos y han comenzado a organizar la comisión en el suyo. Esto ha unido mucho a la gente�.
Por la noche y durante el día quedaba mucho tiempo libre. Los hombres se reunían, algunos a jugar a las cartas, otros a tomar mate y discutir la situación. �Se discutía más política que nunca �cuenta Vicente�, porque por lo general no hay tiempo, la mayoría nos vemos poco, una vez por semana, como mucho, y discutimos temas más concretos del barrio. Pero a la noche se armaron unas discusiones bárbaras. Aquí se podrán montar los políticos o aprovecharán para pasarse facturas entre el Gobierno y la provincia, pero lo cierto es que el reclamo es legítimo; la gente vino porque es la única forma de resolver sus problemas�.
El corte tomó casi una semana y lo que empezó como una actividad de emergencia desarrolló una rutina. El primer día, cuando se organizó la seguridad del corte, todos los muchachos querían llevar palos. Con paciencia, los organizadores fueron desalentando a las barras para armar los piquetes con los vecinos más confiables. �Todavía hay demasiados palos� se quejaba uno de los organizadores, mientras miraba pasar a una señora robusta, con una camiseta de River Plate, blandiendo un garrote de madera. Entre los piqueteros había varias mujeres con aspecto aguerrido. �Las mujeres son las primeras en integrarse al trabajo solidario en el barrio �explicaban� y son las más duras cuando se trata de presentar reclamos�.
�La seguridad no está para agredir a nadie �explicaba Mónica, del barrio La Elvira�, es para cuidarnos a nosotros. Porque no es cierto lo que dice la prensa y la radio de que aquí en el corte está lleno de borrachos y gente violenta. Somos vecinos, gente de trabajo. Yo hace dos meses que no cobro el Plan Trabajar�.
Los periodistas acabaron incorporados al paisaje del corte. El jueves los programas de Jorge Lanata y Mariano Grondona transmitieron desde la Ruta 3; los movileros de distintas radios merodearon entre los piqueteros y los medios gráficos dedicaron varias páginas al reclamo de los vecinos de La Matanza. La gente criticaba o elogiaba las notas cuando se encontraba con los periodistas, sin hacer distinción de los medios. Mónica, de 42 años y cuatro hijos, estaba enojada con la imagen que algunos periodistas tienen de la pobreza. �Somos pobres, no somos facinerosos �reclamaba�; la mitad de mis compañeros no cobran desde hace dos meses, igual que yo, que ya me sacaron el medidor de la luz porque no pude pagar y más de medio mes cocino a leña porque no me alcanza para la garrafa de gas�.
Cuando empezó el corte, se organizó un rancho central con una olla popular para todos los barrios, pero poco a poco se fue descentralizando y cada barrio terminó teniendo su fogón, donde se cocinaba de más por si a los otros no les alcanzaba. Los del barrio Las Casitas tenían una gran olla en el fuego y un plato con chinchulines. Entre chicos y adultos, erancerca de 60 personas. Hugo, que vino con su carro de cartonero, trajo algunas papas para la olla donde hervía agua con salsa de tomate. Sonrió, mostrando varios huecos en la dentadura: �Me tocó cocinar �explicó, mientras revolvía con una cuchara de madera�, nos vamos turnando y cada día cocina uno distinto, siempre guisitos, qué le va a hacer, comida de pobre, vio�. El matungo que tira de su carrito anda suelto por el campamento.
En el altavoz del escenario improvisado en medio de la ruta se escuchaban canciones de Silvio Rodríguez y después varios cuartetazos de Rodrigo, una mezcla explosiva que hacía que algunas adolescentes se pusieran a bailar entre ellas.
Mónica trajo del barrio a una vecina que tiene siete hijos �porque aquí, por lo menos pueden comer�. Los hombres se quedaban durante la noche. Pero como el conflicto amenazaba prolongarse, bajo las carpitas ya habían aparecido colchones y camas improvisadas con bolsas y almohadones. Y los más lujosos ya tenían instalado un viejo sillón o butacas de auto.
La mayoría de las mujeres volvían a sus casas. Algunas se iban caminando varios kilómetros, haciendo dedo �o le explicamos al chofer del colectivo para que no nos cobre el boleto�. Al otro día volvían con comida del barrio. �Un vecino que trabaja de madrugada en una panadería se viene todas las mañanas con pan o factura que le regala el patrón� afirmó Mónica. La gente que estaba en el corte era conocida de sus barrios, donde se organizaban colectas para reunir alimentos. �A los chicos de la seguridad les dan hasta los cigarrillos� dijo con orgullo.
Irene estaba en la seguridad. Tiene una historia parecida a la de Mónica, pero no le gusta hablar con los periodistas: �Nosotros vamos a aguantar hasta lo último �dijo a regañadientes, mientras hace oscilar el palo en su mano�, porque esto no es un capricho, es una necesidad�.

 

 
Un corte donde hubo maestras

Por L.B.

En otros cortes de ruta en el interior del país fue llamativa la presencia de comerciantes, pequeños propietarios, estudiantes y, en general, de representantes todos los estamentos sociales. En el corte de ruta en La Matanza hay muchas maestras, con sus delantales blancos y a cuadritos azules y blancos en el caso de las jardineras y la gente las recibe con cariño.
�Hace diez u once años �dijo Verónica, maestra en Rafael Calzada� los chicos venían de familias obreras. En este tiempo, en las reuniones que hacemos con las familias nos dimos cuenta que cada vez vienen más hombres, porque están sin trabajo, a las mujeres les es más fácil conseguir empleo por hora y demás. A veces los chicos no vienen porque no tienen zapatillas y si hay un par, entonces las van rotando entre los hermanos.�
�Dicen que ha bajado el nivel de la educación pública �agregó Alicia, también de un jardín de infantes de Rafael Calzada�, pero los chicos entran a las 12,30 al comedor y después tengo que resolver todo tipo de problemas, como ése de las zapatillas, hay chicos que vienen en remerita y la temperatura es bajo cero, entonces pusimos un canasto de ropa usada que la misma gente ha traído para compartir, eso es de todos los días y después de todo eso, el tiempo que nos queda, podemos dedicarnos a enseñar�.
�Nosotras somos parte del SUTEBA, que integra la CTA, que apoyan el corte �explicó María Inés, que es maestra en Virrey del Pino� y estamos acá no solamente por solidaridad sino porque la desocupación nos afecta también a nosotros con la Ley Federal y el Pacto Federal que van a implementar y que dejará en la calle a 1500 compañeros solamente en La Matanza�. 
�La gente no tiene plata ni para el boleto para ir al hospital �siguió Alicia� y además acá en La Matanza hay un solo hospital, por eso, uno de los reclamos es que se termine el que están construyendo en González Catán. La semana pasada pedimos el hospitalito ambulatorio que pone la municipalidad y se juntaron 600 padres. Fue un desastre, se taparon los baños de la escuela, no teníamos lugar. Teníamos cuatro chicos con bronconeumonía y los detectamos en la escuela. Sin hablar de los chicos que vienen con problemas familiares provocados por el desempleo y la pobreza. La escuela es un lugar de participación donde la gente necesariamente discute sus problemas. No estamos aquí sólo por solidaridad, somos parte de esto�.

 

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