Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
ESPACIO PUBLICITARIO


Más confianza del mercado, pero sigue siendo cara

La licitación de títulos de la deuda reveló el éxito a medias del blindaje: menores tasas a corto plazo y mayores a largo.

Los mercados muestran los
límites de la confianza: la oferta de dinero duplicó la demanda.
A 91 días, Economía pagó un punto menos, pero los fondos a 30 meses le costaron medio punto más.

Aunque los gobernadores justicialistas agacharon finalmente la cabeza y aceptaron el congelamiento del gasto por cinco años, el mercado financiero local dio una respuesta un tanto ambigua en la colocación de títulos públicos de la víspera, considerada como un test para el Gobierno. En la licitación de Letes (Letras del Tesoro) y Bontes (Bonos del Tesoro) por un total de 550 millones de dólares quedó en claro el efecto benéfico pero también limitado del inminente blindaje que encabezaría el Fondo Monetario. Que bajara la tasa para las Letes, el instrumento de corto plazo, y en cambio subiera para el de largo, los Bontes, siempre en relación con la anterior oferta, indica que el mercado percibe un descenso en el riesgo de una inminente cesación de pagos, pero al mismo tiempo no ve signos alentadores para un futuro más distante.
En concreto, Economía salió a buscar ayer 550 millones y concitó ofertas por cerca de 1200 millones. Finalmente, captó 250 millones mediante la colocación de Letes a 91 días, pagando una tasa nominal anual del 11,51 por ciento, inferior al 12,59 por ciento que había debido asumir el 7 de noviembre, en un momento álgido de la crisis. Además recogió 300 millones en Bontes a 30 meses, pensados para formar cierto colchón de fondos para afrontar los pesados vencimientos del primer trimestre de 2001. Por ese dinero, Julio Dreizzen, subsecretario de Financiamiento, debió admitir pagar un 14,33 por ciento, como rendimiento con base semianual, cuando en la anterior colocación el corte había caído en el 13,88 por ciento.
La lectura de los inversores condice con la estructura del paquete anunciado por el Gobierno el 10 de noviembre. Aunque consiste básicamente en medidas que buscan mejorar la solvencia fiscal de mediano y largo plazo, como la congelación del gasto público por cinco años y la eliminación de la Prestación Básica Universal para las futuros jubilados, en concreto obra como llave para la consecución de un sostén financiero internacional que tranquilice a los acreedores del país. El llamado blindaje le baja automáticamente el riesgo a la deuda argentina.
Sin embargo, el paquete no apunta a atacar directamente las razones de la prolongada recesión argentina ni la débil performance exportadora, dos aspectos clave de la insolvencia del país frente a la deuda acumulada. El enfoque vuelve a ser indirecto: el ajuste fiscal como instrumento para bajar la tasa de interés, a través de una reducción del riesgo país. Los riesgos de esta aproximación ya se hicieron evidentes en los primeros once meses del gobierno aliancista, dado que el ajuste puede acentuar la recesión y, por ende, minar la recaudación impositiva y agrandar el déficit.
Igualmente, el recorte de las futuras jubilaciones puede agravar el principal problema presupuestario de la Seguridad Social argentina, que es la evasión de aportes, al quitar alicientes al cumplimiento. En este sentido, todo el paquete de medidas está apoyado en supuestos que pueden no cumplirse en la realidad. En cambio, el blindaje que proveerá el Fondo es un elemento concreto, y así lo entendieron los inversores en la doble licitación de ayer.

 

 

KIOSCO12

PRINCIPAL