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�Antes la cocina no era fashion�

En �Cocineros en juego�, el italiano Donato De Santis propone una forma diferente de encarar el milenario arte de la cocina.

Reto: �Quiero estimular al televidente, involucrarlo, que se sume al desafío de inventar. Que se anime a jugar teniendo confianza en que va a salir bien�.

De Santis fue chef de Gianni Versace y Madonna, entre otros famosos.
“Era una profesión modesta con la que se viajaba mucho”, recuerda.

Por Patricia Chaina

Cuando Donato De Santis decidió estudiar gastronomía en Milán, la profesión “no contaba con el glamour del mundo fashion como hoy”, según analiza este chef nacido en el sur de Italia y especializado en alta cocina. Un rubro que lo contactó con celebridades como Madonna, Sting y Lady Di. “Era una profesión modesta pero con la que se viajaba mucho y se ganaba bien”, recuerda De Santis en la entrevista con Página/12. “Y yo seguía en contacto con los alimentos, con la materia prima que elaboraba mi madre y que es la base de la cocina mediterránea que quiero transmitir a los televidentes argentinos”, sostiene. Es que en la Argentina, De Santis cambió su costumbre de cocinar para las estrellas –fue el chef de Gianni Versace en la mansión que el estilista tuvo durante sus últimos años en Miami– por la condición mediática que luce en el programa de la señal elgourmet.com. Desde allí sedujo al público con buenas dosis de histrionismo y un castellano salpicado de modismos italianos, donde despuntan, bien ubicadas, voces populares de Buenos Aires. “Aprendo de la calle”, explica.
Bautizado “Cocineros en juego”, el ciclo ofrece un desafío: con los mismos alimentos con los que un cocinero invitado realiza su receta favorita, De Santis prepara otro plato “totalmente distinto”. Allí radica uno de los objetivo de su rutina televisiva: tomar a la gastronomía como un juego, partiendo de principios y combinaciones básicas. “Yo no tengo mucho cuidado con las cantidades. No puedo repetir una receta, por eso no es un desafío tradicional. No se gana nada, excepto una nueva amistad, porque quedo de amigo con los invitados que vienen. Y gana el televidente, que puede aprender algo nuevo cada día.”
–¿Qué cree usted que aprenden los televidentes?
–Animarse a jugar, teniendo confianza en que va a salir bien. Porque en la casa todos los días es un desafío: ¿qué cocino hoy, con lo que tengo? Quiero estimular al televidente, involucrarlo, que se sume al desafío de inventar. Y que se familiarice con alimentos que no son tradicionales o con los productos de mi país que no son conocidos. Es un proceso que comenzó en California hace unos años, cuando los cocineros italianos fuimos llegando a los grandes restoranes y dimos nuevas pautas a la gastronomía.
–¿Cuál es la base alimentaria de esa propuesta?
–Alimentaria y cultural. Porque el queso parmesano se hace desde el año 1400 en Italia. 600 años de perfeccionamiento, y aunque sea haciendo un queso, algo tiene que haber aprendido la gente en tanto tiempo. La propuesta intenta mantener la tradición de los alimentos básicos. En el sur de Italia la materia prima se elabora, se mira, se olfatea. Los sentidos están involucrados las 24 horas con el trigo, el vaso de vino, la porción de queso. Esa manera de vivir, en cierto sentido de sobrevivencia, dio una tradición que los italianos guardan celosamente. Lo que se conoce es por el origen inmigrante de los pueblos americanos. Pero esa cultura es de principios de siglo. Ahora hay que reeducar el paladar de la gente.
–¿Cómo es su relación con el público desde su llegada a elgourmet.com?
–Me impresiona la cordialidad, se comunican, mandan mails muy emotivos. No sabía cómo iba a adaptarme, porque llegué por vacaciones después de la tragedia de la muerte de Gianni. Pero estuvo bien. El otro día recibí un llamado de Villa Fiorito, la patria de Maradona, y no llaman por una receta, sino para conversar, para mantener esos anillos de conexiones entre Italia y la Argentina. Y yo disfruto con eso.

 

 

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