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EMPIEZA EL PARO DE 36 HORAS DE LA CTA
Y LA CGT REBELDE. MAÑANA SE SUMA LA CGT OFICIAL
Una protesta que todos quieren apadrinar

Cortes de rutas y calles signarán hoy la primera jornada de huelga. Desde el Gobierno, algunos piensan que servirá de válvula de escape para el descontento social. La mayoría, en cambio, teme que sea una escalada para acorralar al Presidente. Será una pulseada por liderar la protesta social.

El líder de la CGT rebelde, Hugo Moyano, y el de la CTA, Víctor De Gennaro, serán hoy los protagonistas.

Por Diego Schurman

El paro general de 36 horas que se iniciará este mediodía contra el modelo económico tendrá dos modalidades bien diferenciadas. Durante esta jornada, el sindicalismo buscará imponer un cuadro de crisis: ya sea por el centenar de cortes de rutas y calles programados como por la eventual represión a la que el Gobierno apelaría para evitar los anegamientos. Mañana, en cambio, los gremios trabajarán para el impacto visual, de “ciudad desierta”, al que ayudaría la paralización total del transporte y la cercanía del fin de semana. Pero la pregunta que surgía anoche era quién capitalizará lo que hasta en la propia Casa Rosada anticipan en secreto como una medida exitosa: si el justicialismo y las dos CGT –la rebelde y la oficial– o si la CTA y los sectores “progresistas” que por fuera y dentro del Gobierno rechazaron el paquete económico.
El misterio se mantendrá en la medida en que persista la dificultad para identificar el padrinazgo político de la protesta social, que en los últimos meses se presentó imprevista y asistemáticamente en demanda de pan y trabajo.
El reciente corte de la Ruta 3 fue un claro ejemplo de ello: a la hora de replicar al Gobierno, en La Matanza no hubo distinción entre piqueteros de la CTA, militantes del Frepaso, el intendente justicialista Alberto Balestrini y el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf.
En la intimidad, los funcionarios oficiales coinciden en que la presión social es grande. Pero hay dos líneas sobre cómo enfrentarla: unos imaginan que la huelga servirá de válvula de escape del descontento social que facilitará la reanudación de una política de diálogo y consenso.
Otros, la mayoría, sostienen que hay que desactivar cuanto antes las protestas, temerosos de una escalada que termine acorralando a Fernando de la Rúa. Dentro de este grupo están convencidos de que el éxito de la huelga que se inicia hoy allanará el camino para otra que el sindicalismo planea realizar en diciembre.
Por eso, Patricia Bullrich le solicitó a Hugo Moyano, de la CGT rebelde, y a Víctor De Gennaro, de la CTA, que garanticen una “medida pacífica”. En otras palabras, la ministra de Trabajo les pidió dar marcha atrás con los cortes de rutas, limitando la protesta a cacerolazos y ollas populares en las principales plazas del país.
La negativa sindical dio paso a la avanzada legal. La Alianza apeló a uno de los recursos predilectos de Carlos Menem: el decreto antihuelga, que obliga a cumplir un cúmulo de servicios esenciales en algunos casos a niveles tan altos que prácticamente desvirtúa el derecho de reclamar.
El Gobierno amenazó, incluso, con declarar “ilegal” la protesta. El propio De la Rúa utilizó esa palabra con un argumento inocuo: que el paro se llevaba adelante pese a que la misión del Fondo Monetario Internacional, a la que el sindicalismo pensaba repudiar, desistió de visitar Buenos Aires.
Efectivamente, la CGT y la CTA ven al Fondo como el padre del modelo y llamaron a replicar a sus representantes. Pero la convocatoria contempla otras consignas, como el repudio al proyecto de reforma previsional, el congelamiento de gastos en las provincias y la demanda de creación de un seguro de empleo y capacitación, sobre todo en momentos en que se espera un nuevo crecimiento de la tasa de desocupación.
El argumento de Bullrich fue distinto al del Presidente. Habló de la “ilegitimidad” de la protesta, marcando diferencias entre los últimos cortes de ruta, a los que consideró espontáneos, con los cortes programados para hoy.
Contrariamente, los sindicalistas sostienen que el paro es la consolidación de esas protestas y que está legitimado por el descontento que generó una sucesión de medidas: desde el impuestazo de principios de año hasta el recorte salarial en el sector público, pasando por laaprobación de la conflictiva reforma laboral y el reciente ajuste provincial.
Entre los dirigentes gremiales y los funcionarios sobrevuela el fantasma de la represión. Unos temen que el Gobierno no presente reparos a la hora de abrir paso a la caravana de autos varada por los cortes de rutas y accesos, sobre todo a la Capital Federal. En la Casa Rosada saben que la imagen de gendarmes y policías recorrerá el mundo, y que la opción no es compatible con una coalición que asumió como progresista.
El Gobierno teme que los laureles del éxito de la protesta queden en manos del PJ. A diferencia de los paros realizados a mitad de año, Carlos Ruckauf y, en menor medida, José Manuel de la Sota, han levantado el perfil y por lo tanto estarán en condiciones de capitalizar el descontento. El gobernador bonaerense hasta pasó el anuncio de que no recortará los salarios y puso a los intendentes provinciales, entre ellos a Alberto Balestrini, de La Matanza, a trabajar con Moyano.
De todos modos, el reciente guiño de Ruckauf y De la Sota, aceptando el pedido de De la Rúa de congelar los gastos provinciales –un requisito del FMI para respaldar el “blindaje” financiero– los deja con mucho margen de maniobra.
Quienes sí han recuperado sus ínfulas son los legisladores del PJ. Esta vez no sólo los diputados de extracción sindical sino todo el bloque justicialista adhirió a la huelga. Y, previsiblemente, la misma actitud adoptaron socialistas y varios frepasistas críticos de la gestión delarruista.
Los gremios también jugarán su interna. Moyano, que no puede disimular su luna de miel con Ruckauf, demostrará una vez más la capacidad de su CGT rebelde, donde se agrupan los estratégicos gremios del transporte, para generar dolores de cabeza a cualquier gobierno.
De Gennaro despejará dudas en aquellos que, por su declarado entusiasmo inicial con la Alianza, pensaban que se cruzaría de brazos por cuatro años. Y, a pesar de ser arrastrado a la huelga por las otras dos centrales, hasta Rodolfo Daer, de la CGT oficial, tendrá al menos un argumento para contrarrestar las críticas de sus detractores, aunque no por ello abandonará las reuniones furtivas en Olivos o la Casa Rosada para salvaguardar las llamadas “cajas sindicales” en el proceso de desregulación del sistema de obras sociales.

 

1) ¿Por qué el paro?
2) ¿De la Rúa puede dar una respuesta?
3) ¿Qué propone su central sindical?

Victor De Gennaro
(CTA)

1 Es la demostración acabada del rechazo a las medidas anunciadas, que son un fracaso para la gente. Ya no es solamente un paro de repudio. Este paro se comenzó a transitar a partir de La Matanza, donde los compañeros tenían objetivos claros y la desocupación era el centro del debate. Paramos contra el Presupuesto nacional que santifica una redistribución del ingreso regresiva. Paramos contra el asesinato de Verón. Paramos contra el pacto fiscal. Me dio una sensación extraña ver a los gobernadores firmando a escondidas un pacto con el Gobierno y rajando para sus provincias. Era vergonzante lo que estaban haciendo. Estaban trasladando a la gente el pago de este costo fiscal en beneficio de los sectores empresariales y financieros. En fin, la gente asume el paro por su futuro.
2 Por este camino no. Atado a los grupos económicos y garantizando la rentabilidad de los grupos financieros, no hay futuro para la mayoría del pueblo argentino.
3 En el encuentro del Nuevo Pensamiento planteamos la necesidad de convocar el 20 de diciembre a un encuentro para lanzar la comisión por un seguro de empleo y formación de 380 pesos para jefes de familia y 60 pesos por hijo. También tenemos la idea de crear una comisión pro-consulta popular para exigir que esto se cumpla. Acordamos participar del Foro Social Mundial, del 25 al 30 de enero en Porto Alegre, con la presencia de dirigentes sociales, para hacer un contra-Davos. Repudiaremos en el 2001 el golpe y el genocidio del ‘76, que es el origen de esta situación que vivimos y también la inminente firma que realizarán de todos los ministros de Economía de América para ser colonia yankee entregando la soberanía.

Rodolfo Daer
(CGT oficial)

1 El paro se realiza por la sumatoria de medidas impopulares, regresivas, cuya expresión máxima es la entrega del sistema jubilatorio argentino, que consiste en ampliar la edad de la mujer a 65 años y quitarles la Prestación Básica Universal a los futuros jubilados. El paro es para terminar con la recesión, la falta de trabajo, la injusta concentración del ingreso y la desindustrialización.
2 De la Rúa tiene una gran debilidad y por eso el condicionamiento de los acreedores. El Presidente hoy está garantizando la moneda frente a una corrida cambiaria. Pero este “blindaje” financiero no resuelve los problemas de fondo. Queremos que la respuesta del Gobierno no sea ni la reforma previsional, que le saca a cada jubilado 2600 pesos por año, ni el impuestazo ni la rebaja de salarios del sector público, ya que son medidas que profundizan la recesión.
3 La CGT propone un gran acuerdo nacional por el crecimiento, la producción y el empleo. Queremos que se conforme una mesa tripartita: un consejo económico social como existe en España y Francia para discutir la manera de mejorar la paridad cambiaria sin rebaja de salario y sin devaluación social. Tiene que haber una reforma impositiva y que los bancos presten tasas de interés al 8 o 9 por ciento. Y que se rechacen en la Aduana los productos que entran con subsidios y dumping social. Hay que fortalecer el mercado interno combatiendo el trabajo en negro, la evasión fiscal y mejorando los salarios en la medida en que haya crecimiento.

Hugo Moyano
(CGT rebelde)

1 Porque el conjunto de los argentinos no resiste más las agresiones de la profundización del modelo tal cual lo reconoce el FMI cuando felicita al Gobierno por las medidas tomadas. Estas agresiones pasan no sólo por el impuestazo, la escandalosa reforma laboral y la rebaja a los salarios de los estatales sino también por el proyecto de presupuesto que es recesivo y regresivo, y también por las últimas medidas que significan una acentuación de ese modelo que hace desaparecer el sistema solidario de jubilación, y produce una quita total a los haberes jubilatorios del futuro. Todo esto, por la experiencia que tenemos, va a generar mayores penurias a los argentinos. Y el paro es la medida necesaria para firmar la voluntad de un pueblo que no se resigna a esta agonía.
2 Como Gobierno, tiene la posibilidad de dar una respuesta el presidente Fernando de la Rúa. Alternativas a este modelo sobran, pero hace falta voluntad política. Hasta ahora, el Gobierno ha decidido subordinarse a lo que la Iglesia Católica denominó la “tiranía de los mercados” o a la omnipresencia del FMI.
3 A corto plazo, la reactivación económica partiría de un shock de demanda. Este shock se lograría con el aumento de la jubilación mínima, del salario mínimo vital y móvil, todo esto acompañado de una rebaja del IVA y de medidas de protección de la industria nacional. En un año, podrían generarse 800 mil puestos de trabajo.

 

 

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