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ROSARIO DE QUEJAS EMPRESARIAS ANTE EL PRESIDENTE EN LA RURAL
Reclamos para salir de la recesión

El titular de la UIA le pidió al gobierno un “blindaje adicional” de 5000 millones para atender la crisis social y económica.

Presidente Fernando de la Rúa: “Me sorprenden los reclamos. Estamos en el mismo camino”, contestó.

“Me sorprenden esos reclamos, pues estamos trabajando juntos y muchos de ellos ya están en marcha. Estamos en el mismo camino. Yo no hago reproches”, le contestó el presidente Fernando de la Rúa al titular de la poderosa cámara de la Industria Alimentaria, Alberto Alvarez Gaiani, quien minutos antes –durante los festejos del 25º aniversario de la Copal en la Rural– había desgranado un rosario de reclamos empresariales para salir de la recesión. Otro empresario que le recordó al gobierno que los mercados financieros no deben ser el único motivo de los desvelos oficiales fue el titular de la Unión Industrial Argentina, Osvaldo Rial, quien sugirió que al “blindaje financiero” que se negocia con el FMI habría que sumarle “préstamos por 5000 millones de dólares para reactivar la producción y atender la situación social”, e insistió con que la entidad iría a Washington para plantearle el tema al Fondo Monetario.
“Es necesario conformar la real Alianza entre la Producción, el Estado y el Trabajo”, aseguró De la Rúa, durante la celebración de la Copal, que nuclea a las principales multinacionales de alimentos que operan en el país. Y se ilusionó con que las exportaciones alimenticias crezcan un 50 por ciento y que “sean la llave para volver a crecer”.
Poco antes, Alvarez Gaiani había desglosado los reclamos del sector.
“Debe intensificarse un fuerte ataque a la política internacional de subsidios y protecciones paraarancelarias que perjudican a nuestra nación, coordinando y mejorando la acción conjunta de gobierno y empresarios en las negociaciones internacionales”, dijo Gaiani. Y agregó que también era necesario seguir avanzando “en medidas de reducción del gasto público, no en base al recorte de salarios y jubilaciones, por su consecuente caída del poder adquisitivo”. En cambio, pidió, entre otras cosas, “la reducción de sueldos de funcionarios y la eliminación de las jubilaciones de privilegio”. En tanto que advirtió que “si los políticos siguen con sus mezquindades”, la situación económica del país “será a corto plazo muy difícil”: “es impensable la coexistencia de argentinos sin recursos suficientes para necesidades básicas con funcionarios políticos con ingresos superiores a los de otros países mucho más desarrollados”, aseguró.
Para salir de la recesión, Gaiani solicitó “activar cuanto antes el plan de obras públicas”; desgravar de Ganancias los aumentos de importaciones en relación a este año, “con la condición de que ese ahorro impositivo sea invertido en el país”; y la derogación del impuesto a la Ganancia Mínima Presunta, a los intereses pagados por las empresas, Sellos e Ingresos Brutos en las provincias. También propuso la generalización completa del IVA y una reducción de la alícuota del 21 al 18 por ciento.
“Muchos de esos reclamos ya están en marcha”, respondió De la Rúa y destacó que el acuerdo con las provincias permitirá “lograr ahorros, buscar competitividad, conseguir inversiones, incrementar las exportaciones y generar trabajo”, porque “hará que el Estado necesite menos financiamiento”.
Por su parte, Rial, titular de la UIA, dijo desde España, donde se encuentra participando de un seminario empresario, que “hemos tenido la oportunidad de acceder a un blindaje, pero no es la solución de fondo”. Y recordó que “el staff del FMI plantea sólo el ajuste. Pero creemos que con claridad de nuestra parte y demostrando la viabilidad de nuestras propuestas podemos llegar a un acuerdo para poner en marcha un plan de reactivación y crecimiento”, afirmó.
Los dirigentes de la Unión Industrial piensan conformar una comisión especial que viajaría a Washington para reclamar ante el Fondo por medidas reactivantes. Y en esa línea, Rial sostuvo ayer que sería necesario un “blindaje adicional” de unos 5000 millones de dólares en préstamos para atender los reclamos sociales y de los sectores productivos.

 

La caída fue mayor

El INdEC corrigió ayer las cifras del Estimador Mensual Industrial (EMI), dando por resultado que la caída de la producción durante octubre fue mayor a la anticipada hace una semana, al alcanzar el 3,5 por ciento respecto a igual mes del año pasado y un 1,4 respecto a septiembre. Hace diez días la Secretaría de Programación Económica había adelantado que la actividad industrial había caído durante octubre un 1,2 por ciento respecto a septiembre y un 3,3 por ciento en relación a octubre de 1999. A pesar de esta corrección negativa, el EMI mantiene para los primeros diez meses del año un incremento del 0,8 por ciento respecto a igual período de 1999.

 

ADEFA NO ESTA CONFORME CON EL ACUERDO AUTOMOTOR
Tienen mucho y quieren más

Por Claudio Scaletta

El acuerdo intergubernamental para destrabar la entrada en vigencia de la política automotriz bilateral entre Brasil y la Argentina fue rechazado por las terminales locales agrupadas en Adefa. Aunque la firma del convenio alcanzado a última hora del martes pareció poner fin a la comedia de enredos sobre el contenido de piezas locales, los funcionarios se desayunaron con el enojo de los fabricantes de automóviles. En un comunicado Adefa sostuvo que el texto acordado “no respeta lo conversado” y “perjudicará gravemente los intereses” de la mayoría de las terminales. Para el secretario de Industria, Javier Tizado, “el acuerdo permitirá una mayor integración local” de piezas. Las autopartistas, en tanto, confiaron en que en la reunión que mantendrán empresarios y gobiernos se aclararán las disputas.
La causa del enojo, que por las idas y venidas en las negociaciones ya está cerca del papelón, fue la persistencia en el ánimo de la Secretaría de Industria de llevar adelante una tenue política industrial. Se supone que frente a la definición de la integración productiva regional en un sector como el automotor, donde son prácticamente las mismas firmas las que se encuentran a ambos lados de la mesa de negociación, después del acuerdo entre privados sigue la convalidación jurídica de los gobiernos.
Algo de esto pareció haber sucedido durante el pasado martes, cuando los negociadores máximos designados por ambos gobiernos, Javier Tizado y el ministro especial para el Mercosur de Brasil, José Botafogo Goncalves, firmaron un acuerdo en el que esmerilaban el odioso, para las terminales, punto que establecía la medición del nivel mínimo de piezas locales.
Según lo convenido, la nueva forma de medición permitiría optar entre el viejo sistema “pieza por pieza” o, como demandaban las automotrices, “por procesos” o conjuntos fabricados. En este caso, se eleva el porcentaje del 30 al 44 por ciento para automóviles y utilitarios livianos y 37 por ciento para el resto de los vehículos. Aunque fuentes de Adefa consideraron que la convivencia de dos sistemas era “desprolijo”, no fue éste el punto que motivó el rechazo sino algunos otros “deslices” de los funcionarios.
La tenue voluntad de política industrial para lograr mayores niveles de integración local introdujo subrepticiamente en la letra del acuerdo algunos puntos que se apartan de la voluntad de las terminales. Entre ellos, principalmente, el fijar un máximo del 32,5 por ciento (sobre el citado 44) de contenido importado. Las terminales quedaron así abiertamente enfrentadas con el secretario Tizado, quien declaró que “el actual nivel de integración “es un piso” sobre el cual “plantear un objetivo de crecimiento para esa integración en un plazo razonable de un par de años”, un objetivo al que se oponen empresas que han trasladado al exterior su producción de líneas completas de componentes, con la consecuente desestructuración industrial local.

 

 

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