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�Te voy a poner un juicio�,
le disparó el Jr. al vicepresidente

Después del fallo favorable a Al Gore de la Corte de Florida autorizando los conteos manuales en ese estado, George W. Bush dio el paso que faltaba: apeló ante la Corte Suprema de Washington.

“La Corte de Florida se extralimitó”, declaró ayer Bush Jr. en conferencia de prensa en Texas.

La Corte Suprema de Florida, en un fallo histórico que dictó con sorpresiva velocidad, hizo todo lo que pudo por darle oxígeno al candidato demócrata Al Gore, que seguía detrás de su rival republicano George W. Bush en ese estado. La sentencia del martes a las doce de la noche obliga a la secretaria de Estado de Florida, Katherine Harris, a certificar todos los recuentos manuales que lleguen antes de las 5 de la tarde del domingo. El alivio de Gore encontró rápidamente sus límites. Ayer el condado de Miami-Dade rehusó continuar un recuento manual, que no podría ajustarse a un término temprano. Y el gobernador de Texas no sólo ignoró un pedido de encuentro del vicepresidente, sino que presentó un recurso ante la Corte Suprema en Washington, el máximo tribunal norteamericano, apelando la decisión de la Corte de Tallahassee.
En una sentencia unánime de 42 páginas, los siete mayores jueces de Florida concedieron todo lo que pedían los abogados de Gore, y dejaron la puerta abierta para que el fresco recuento de los votos dé al demócrata el triunfo que las cifras de las máquinas le negaron. Considerando que “un recuento exacto de los votos es uno de los fundamentos de la democracia”, la Corte dijo que los derechos de los votantes gozaban de precedencia sobre cualquier otra disposición legal. “Nuestra voluntad es llegar al resultado que mejor refleje la voluntad de los votantes, sea cual fuere ésta”, sentenciaron.
El fallo fue menos nítido al decidir la cuestión de las boletas electorales con voto cuestionado, fuente de gran parte de la controversia postelectoral en Florida. En varios puntos de las 42 páginas, los jueces consignaron, sin embargo, que los funcionarios de las juntas electorales debían hacer todo lo humanamente posible por discernir y contabilizar la voluntad de cada votante. La Corte suscribió como “particularmente adecuado” un fallo de Illinois que decía que un votante no debía ver su voto excluido “simplemente porque el chad (troquelado) no había sido arrancado por completo de la boleta electoral”.
Los jueces, de los cuales seis fueron designados por administraciones demócratas, se pusieron en plena línea del fuego del enfrentamiento político con su sentencia, que inmediatamente irritó a los republicanos.
Se presentaron “dos recursos ante la Corte Suprema de Estados Unidos, para que examinara el proceso extraordinario y, según nosotros, inconstitucional que se desarrolla en Florida, en lo concerniente al conteo de votos de los ciudadanos de ese Estado durante la elección presidencial del pasado 7 de noviembre”, declaró el abogado de los republicanos, Theodore Olson. Conforme a sus poderes discrecionales, los nueve jueces de la Corte Suprema pueden aceptar o no el caso.
Los abogados del gobernador Bush argumentan especialmente una violación de la legislación federal en materia electoral originada en el hecho de que los conteos manuales decididos en Florida se presentan de manera discriminada en algunos condados y no en el conjunto del Estado. Los dos recursos de apelación piden a los nueve jueces de la Corte Suprema “poner fin a las prácticas inconstitucionales (...) antes de que se haga un daño irreparable a la integridad de estas elecciones y al derecho de los electores de Florida y de Estados Unidos”, precisó el abogado.
Los dos recursos fueron acompañados de una petición de examen acelerado, indicó por su parte un portavoz de la Corte Suprema, sin precisar fechas. Pero Olson expresó su deseo, sin embargo, de que la Corte se pronuncie antes del 12 de diciembre, fecha prevista para la designación en cada estado de los electores del Colegio Electoral. El código electoral norteamericano estipula que si un estado no designó en la fecha prevista a sus representantes en el Colegio Electoral, los electores pueden ser elegidos por el Congreso del Estado. Por su parte, los demócratas se abstuvieron de cantar victoria por anticipado. Desde luego, no descartaron la posibilidad de impugnar, a su vez, los resultados del recuento.

 

Claves

La crisis postelectoral se complicó ayer –como se temía– con la apelación de los republicanos ante la Corte Suprema de Estados Unidos.
El inusual recurso intentaría impedir que se incluyeran en el resultado final de Florida los votos que aún son recontados a mano y cuya incorporación fue ordenada el martes por la Corte Suprema de Justicia de Florida, que puso como plazo el domingo a las cinco de la tarde.
La guerra por la victoria electoral se trasladó así de Florida a Washington D.C., sede del máximo tribunal nacional. El gobernador de Texas y candidato republicano George W. Bush acusó ayer desde Austin (Texas) a los demócratas de tratar de cambiar las reglas del juego al insistir con el recuento de los votos en tres condados críticos.
Los demócratas, que habían recogido con elogios el fallo de Florida, sufrieron un revés al disponer la junta electoral la suspensión del recuento en el populoso condado de Miami-Dade, donde Al Gore esperaba reducir y sobrepasar en número los sufragios en favor de Bush.
La victoria en Florida es vital para ambos candidatos, porque el estado aporta 25 votos al Colegio Electoral. Una mayoría de 270 electores es indispensable para que Al Gore o George W. Bush pueda suceder a Bill Clinton en la Casa Blanca.Todavía ninguno la tiene.

El recuento fue infartante

La tensión por el interminable recuento en Florida parece haber sido demasiado para el candidato a vice de George W. Bush, Dick Cheney. En las primeras horas de ayer sufrió un “infarto muy leve” y debió ser internado. Según el médico que lo atendió en el hospital de Washington, no hubo “daños cardíacos significativos” gracias a una rápida operación para ensancharle una arteria. Cheney, de 59 años, tiene una larga historia de problemas del corazón, y en 1988, tras un tercer infarto, fue sometido a un bypass. Su compañero de fórmula, el presidente Bill Clinton y el candidato demócrata Al Gore le desearon que se recupere pronto.

 

LA LUCHA POR LA PRESIDENCIA EN TRES CONDADOS
28.000 votos que decidirán todo

Por Julian Borger
Desde Washington

La contienda por la presidencia norteamericana se reducía ayer a una caza desesperada por unos 28.000 votos disputados en tres condados demócratas en Florida. El escrutinio de estos votos se hace frente una oposición cerrada desde los republicanos, y la Corte Suprema del estado falló anteayer que no podía extenderse más allá del domingo a la tarde. Ayer el condado de Miami-Dade, el de mayor tamaño, decidió que esa fecha límite le impedía realizar un recuento total de sus 588.000 votos, y sólo contará las boletas dudosas. Los demócratas anunciaron de inmediato que iniciarían acciones legales para forzar al condado a realizar un escrutinio completo. Mientras tanto, en el condado de Palm Beach un juez ordenó que no se excluyera automáticamente a ningún voto, incluso los dudosos, lo que significó una victoria parcial para los demócratas.
Para ese entonces los ánimos estaban extremadamente caldeados. En MiamiDade hubo trifulcas entre los escrutadores republicanos y la policía luego de que las autoridades electorales tomaran la polémica decisión de limitar el recuento a las 10.750 boletas cuestionadas, las más probables de producir votos adicionales para Al Gore. La comisión electoral del condado argumentó que no podría realizar un recuento total para antes de las cinco de la tarde del domingo, la hora tope fijada por la Corte. Los demócratas no tardaron en responder. El superabogado de la campaña Gore, David Boies, disparó que “si la comisión alega que no tiene tiempo debería encontrar los medios para conseguirlo”. Fiel a su estrategia hasta el momento, Boies presentó un recurso judicial contra esta decisión desfavorable. En MiamiDade los observadores republicanos ya estaban coreando “tramposos” y “el mundo los está mirando”. Llegaron a acusar a un funcionario demócrata de robar una boleta de la sala de recuento. Kendall Coffey, un abogado demócrata, aseguró que sólo se había extraído una boleta de muestra para presentarla en la audiencia judicial. El incidente refleja el ánimo cada vez más volátil que rodea al recuento.
Las boletas “preñadas” son el foco de la disputa poselectoral. Estas son las boletas donde el votante no llegó a perforar del todo el agujero al lado del nombre de su candidato. Las boletas no podían ser registradas como votos por las máquinas, pero el ojo humano podía llegar a interpretarlas. Sin embargo, en los condados donde los demócratas exigieron un recuento manual, las nuevas cifras no parecían estar produciendo los votos necesarios para que Gore supere la actual ventaja de 930 votos que le lleva Bush. Para ayer los recuentos habían aumentado el caudal del vicepresidente por 106 en Broward (con todos los centros de votación escrutados), 157 en Miami-Dade (con aproximadamente un quinto de los centros escrutados), y apenas tres en Palm Beach (con un quinto escrutado). Los analistas afirman que muchos de los distritos todavía por escrutar son mayormente republicanos.
Por otra parte, un total de 27.761 boletas fueron rechazadas como “subvotos” por las máquinas de recuento en los tres condados, y todavía deben ser examinadas por sus tres comisiones electorales. Los “subvotos” son boletas que no registran ningún candidato presidencial en las máquinas, pero los demócratas aseguran que muchos están en realidad “preñados” y deberían ser contados. Los republicanos estaban furiosos por estos pedidos y señalaron que cada comisión electoral utiliza un criterio distinto, lo que probaría que el proceso es subjetivo y aleatorio. En su fallo del martes, la Corte Suprema de Florida no quiso establecer un criterio unificado.
Por ejemplo, la comisión de Miami-Dade utiliza una interpretación amplia, contando como votos cualquier boleta donde el chad (el pequeño rectángulo que el votante debe perforar para indicar su preferencia), había sido presionado lo suficiente para que se vea un haz de luz a travésde la boleta. Al principio Palm Beach imitó esta “regla luminosa”, pero cambió después de contar unos miles de votos. Ahora aceptarán sólo los casos donde el votante marcó el resto de la boleta (con elecciones para el Congreso y cargos locales) con las mismas marcas. “Si tuvieron el problema de manera consistente, pensamos que hay una intención de voto”, explicó el jefe de la comisión local. La discusión había llegado al tribunal del condado, pero el fallo que emitió ayer el juez Jorge Labarga no fue definitivo. “Cada voto debe ser examinado teniendo en cuenta el conjunto de circunstancias”, explicó en términos generales. Pero los republicanos se preparaban a apelar a la Suprema Corte para impedir directamente que las boletas preñadas sean contadas.

 

 

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