Por Diego Fischerman
Un hombre es torturado, día
a día, durante un mes. El Gran Inquisidor, sin embargo, le hace
saber que el fin de Felipe II se acerca. Y deja la puerta abierta. El
prisionero escapa. Al llegar al jardín que rodea a la prisión,
cuando cree que ya es libre, descubre que el Inquisidor lo espera. El
torturador lo abraza y, con ironía, le reprocha abandonarlo justo
en la víspera de su salvación. El prisionero comprende que
fue víctima de la peor de las torturas: la esperanza.
Con ese argumento, basado en un cuento del Conde de LIsle Adam,
Luigi Dallapiccola compuso una de las óperas más importantes
del siglo XX. Entre otras cosas porque allí se unen, como pocas
veces, modernidad y expresividad. Esta es una obra dodecafónica
explica el barítono Marcelo Lombardero, que protagonizará
El prisionero a partir de este domingo pero, si se escucha el Wozzeck
de Alban Berg y las óperas de Verdi, uno comprende que Dallapiccola
está más cerca del segundo que del primero. Hay un sentido
melódico, una idea lírica que se entronca con la tradición
italiana y que está por encima de las técnicas de composición
empleadas.
La nueva puesta de esta ópera que se representó en el Colón
por última vez hace 46 años, será dirigida musicalmente
por Bruno DAstoli y contará con régie y escenografía
de Marcelo Perusso, vestuario de Luciana Gutman e iluminación de
José Luis Fiorruccio. Junto a Lombardero participan en el elenco
Adriana Mastrangelo y Carlos Bengolea. El Prisionero compartirá
las funciones con el estreno de la nueva ópera de Gerardo Gandini,
Liederkreis, una ópera sobre Schumann. Con libreto de Alejandro
Tantanian, pueta de Rubén Szuchmacher, escenografía y vestuario
de Jorge Ferrari e iluminación de Ernesto Diz, esta obra será
protagonizada por Héctor Guedes en el papel de Sch. y la soprano
Graciela Oddone y la pianista Haydée Schvartz desdoblando el papel
de Clara. Junto a ellos estarán Susanna Moncayo, Virginia Correa
Dupuy, Luciano Garay, Gustavo Gibert, Eduardo Ayas y Omar Carrión.
Más allá de los lazos estéticos que pueda haber entre
estas dos óperas breves, las une el hecho de que Gandini fue alumno
de Goffredo Petrassi, amigo de Dallapiccola que, además, ocultó
a la mujer de éste de los nazis, durante la Segunda Guerra. Esta
es una ópera política, asegura Lombardero sobre El
Prisionero. La visión sobre el personaje, en este caso, es
la visión sobre la obra. En cuanto a la dramaturgia no tiene nada
de metafórica, Más bien se trata de un expresionismo casi
brechtiano. No hay mucho más que decir que lo que pasa. Este personaje
es alguien que ha perdido lo que pierde un prisionero. Antes que nada,
la privacidad; se sabe visto. Y ha perdido la noción del tiempo
y del espacio. Hay un palalelismo con lo que pasó aquí durante
la represión. Lo peor que puede pasarle a alguien es esa pérdida
de la noción acerca de la noche y el día, del verano y del
invierno.
Las fechas
El prisionero y Liederkreis tendrán funciones, además
de la del domingo a las 17 (para el Abono Vespertino), el martes
(Gran Abono), el miércoles (Abono Nocturno Tradicional),
el viernes 1º de diciembre (Abono Nocturno Nuevo) y el sábado
2 (Abono Especial). Estos títulos, según la programación
original, serían seguidos por la nueva puesta de Sergio Renán
para el Don Giovanni de Mozart. Pero la suspensión durante
veinte días de la actividad del Colón hizo que los
títulos y funciones debieran ser reconsiderados. Finalmente,
este programa doble y dedicado al siglo XX será el cierre
oficial de la temporada de ópera 2000.
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