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LA JUSTICIA REVOCO AYER LA PRISION DOMICILIARIA DEL EX ALMIRANTE
El genocida en su lugar en el mundo

Al comprobar que salía a caminar como si estuviera libre, los jueces Claudio Bonadío y María Servini de Cubría le revocaron ayer a Emilio Eduardo Massera el beneficio de la prisión domiciliaria. Fue trasladado por la Gendarmería a la cárcel militar de Campo de Mayo, donde está su ex subordinado Jorge �El Tigre� Acosta.
El ex dictador Emilio Eduardo Massera cuando fue trasladado de Pacheco a Palermo.
Ante Servini de Cubría justificó su paseo por los alrededores de su quinta diciendo que “esperaba a un médico”.

Por Victoria Ginzberg

El ex dictador Emilio Eduardo Massera ya no recibirá visitas ni saldrá a pasear por las calles de El Talar de Pacheco. Tampoco dormirá en su departamento de San Martín de Tours y Libertador. La denuncia de la agrupación HIJOS, que reveló que el represor realizaba caminatas matinales por afuera de su quinta, provocó que fuera trasladado al destacamento de Gendarmería de Campo de Mayo por orden de los jueces María Romilda Servini de Cubría y Claudio Bonadío (que reemplaza a Adolfo Bagnasco). No tendrá como compañero al ex jefe del PAMI, Víctor Alderete, sino a alguien mucho más cercano: Jorge “El Tigre” Acosta, ex jefe de Inteligencia del grupo de tareas que funcionó en la Escuela de Mecánica de la Armada.
El Almirante Cero llegó poco después de las ocho de la mañana a los tribunales de Comodoro Py. Estaba vestido con un saco azul sport, pero los periodistas no llegaron a verlo porque ingresó al edificio por una puerta lateral. Ante el juez Bonadío intentó excusas para justificar la violación de su arresto domiciliario. Bonadío y Servini habían escuchado el jueves al periodista Martín Sivak y al fotógrafo Daniel Dabove, quienes sorprendieron al dictador el miércoles en los alrededores de su vivienda. La versión que el represor le contó a Bonadío –la misma que ayer había narrado su abogado, Miguel Angel Arce Aggeo– es que el hombre estaba solo y esperaba a un médico cuando llegaron los periodistas de la revista Veintitrés y por eso salió “a la puerta” (las imágenes lo muestran, por lo menos, a media cuadra) De cualquier manera este testimonio implica una confesión de haber cruzado los límites permitidos por la Justicia. El dictador argumentó que fue “la única vez”. Pero los HIJOS constataron que los paseos por las asfaltadas calles de El Talar de Pacheco eran habituales y que el ex dictador recibía visitas de sus ex camaradas y otros amigos.
Por las dudas, el ex marino ensayó una explicación alternativa –que además se contradice con la anterior–: “Las fotos son viejas”, aseguró ante el juez para impugnar las imágenes tomadas el miércoles por la mañana. Las fotografías lo muestran caminando por los alrededores de la quinta, porque a la omnipotencia del hombre no le alcanzaban los límites del inmenso parque arbolado del que disponía.
A diferencia de Bonadío, Servini decidió interrumpir el beneficio de arresto domiciliario sin escuchar los argumentos de Massera. Arce Aggeo anunció que por ese motivo hará una presentación para que se declare la nulidad de la decisión tomada por la jueza. Ayer interpuso un “recurso de reposición”, destinado a que la magistrada modifique su determinación. Altos funcionarios de justicia federal aseguraron a Página/12 que “la jueza no violó ninguna garantía de Massera por no haberle tomado testimonio ya que el lugar donde se alojan los presos es una decisión discrecional del juez”. Pero Arce Aggeo está preparando una batería de recursos judiciales. Según manifestó, se quejará porque al dictador “nunca se le leyeron las obligaciones inherentes al arresto domiciliario” y por último, solicitará la excarcelación del represor porque la jueza aún no dictó su prisión preventiva, medida que ya se estaría preparando en el juzgado.
Por ahora nada de esto permitirá que Massera vuelva a sus caminatas en Pacheco. El máximo responsable de la apropiación de los bebés nacidos en la Escuela de Mecánica de la Armada, hijos de desaparecidos que fueron “repartidos” entre los miembros y allegados de las patotas que operaban durante la dictadura, no fue a una cárcel común, sino a una dependencia militar. Aunque se preveía que sería trasladado al Batallón Buenos Aires de Gendarmería, donde está alojado el ex titular del PAMI, Víctor Alderete; finalmente fue conducido a la Unidad de Gendarmería de Campo de Mayo. Estará a metros del sitio donde sus compañeros del Ejército montaron el centro clandestino de detención “El Campito”, por donde se estima quepasaron alrededor de cuatro mil desaparecidos. Durante la dictadura, el perímetro de ese campo era custodiado por gendarmes.
En Campo de Mayo, donde estuvo antes de que le fuera concedido el beneficio del arresto domiciliario, Massera podrá charlar con su viejo conocido “El Tigre” Acosta. El sangriento represor, que actuó como jefe de inteligencia del grupo de tareas que funcionó bajo su mando en la Escuela de Mecánica de la Armada, está preso en la causa en que se investiga el plan sistemático por el robo de bebés desde el 29 de diciembre de 1998. Antes, había estado quince días prófugo.
Durante el juicio a las Juntas, Massera fue condenado a prisión perpetua e inhabilitación absoluta. Se lo consideró culpable de tres homicidios agravados por alevosía, 69 privaciones ilegales de la libertad, 12 tormentos y siete robos. Cinco años después, el indulto de Carlos Menem le devolvió la libertad, aunque poco antes había sido sorprendido por un fotógrafo del diario Sur cuando se subía a un auto en una transitada avenida porteña.
El 24 de noviembre de 1998 el Almirante Cero volvió a prisión. La jueza Servini de Cubría lo arrestó por ser “autor mediato” del secuestro, apropiación y supresión de identidad del hijo de la desaparecida Cecilia Viñas. Esta joven fue secuestrada junto a su esposo en julio de 1977, cuando estaba embarazada de siete meses. A través del testimonio de Sara Osatinsky, sobreviviente de la ESMA, la familia supo que Cecilia estuvo detenida en el centro clandestino que funcionó en la Base Naval de Buzos Tácticos de la ciudad de Mar del Plata y fue trasladada a la ESMA quince días antes del parto, y cinco días después la separaron de su bebé. El hijo de Cecilia y Hugo fue apropiado por el represor Jorge Vildoza, actualmente prófugo de la Justicia. Massera fue detenido por Servini luego de que Javier, el hijo de Cecilia y Hugo, aceptara hacerse un análisis de ADN para recuperar su verdadera identidad. La historia de Cecilia Viñas incluye llamadas de la desaparecida a su familia hasta abril de 1984, ya en democracia. El 7 de diciembre de 1999 Bagnasco ordenó una nueva detención para el Almirante Cero, por su responsabilidad en el plan sistemático para apropiarse de los hijos de desaparecidos. Tanto este magistrado como Servini le concedieron el beneficio del arresto domiciliario, que cumplió alternadamente en su departamento de Libertador y San Martín de Tours y en la quinta de El Talar de Pacheco. Pero el tratamiento especial se terminó con la denuncia de HIJOS y las fotos que lo mostraron en libertad.

 

Preescrache a Damario

El “coro desafinado” de la agrupación HIJOS (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio), de La Plata, se plantó delante de la tintorería de 10 y 49 y empezó a vociferar para que los vecinos se enteraran quién es el dueño del negocio. Se trata de Hugo Damario, capitán de corbeta, que integró el grupo de tareas de la ESMA durante la última dictadura militar y está en libertad por la Ley de Punto final, aunque pesa sobre él un pedido de captura internacional del juez español Baltasar Garzón. El “escrache” fue custodiado de muy cerca por una gran cantidad de policías, que montaron un operativo y cortaron las dos esquinas de la calle de la tintorería. En realidad, el acto de ayer fue un “preescrache”. Hoy a las 16, los HIJOS se reunirán en la estación de trenes de La Plata y se dirigirán al domicilio del represor Damario, subordinado en la ESMA del ex dictador Emilio Eduardo Massera, ahora arrestado en Campo de Mayo. Desde hoy, los vecinos de la calle 502 entre 8 y 9 no podrán decir que no saben con quién conviven.

 

LA GENDARMERIA MANDO A MASSERA A CAMPO DE MAYO
Grupo de tareas en prisión

Por Raúl Kollmann

El ex dictador Eduardo Massera durmió anoche en una de las habitaciones del casino del comando de la Región 1 de la Gendarmería Nacional en Campo de Mayo. La Gendarmería lo mandó a esa sede porque el lugar en el Escuadrón Buenos Aires es escaso y, sobre todo, porque en este momento están alojados algunos presos comunes y otros no tan comunes –por ejemplo, el matón gremial y hombre de Aldo Rico, Carlos “El Indio” Castillo–, con los que Massera podría tener problemas. Massera debe limpiar su habitación, hacerse la cama, compartir el baño, no cuenta con teléfono ni televisor en la pieza, pero dentro de su “desgracia” tiene -para él– la inmensa ventaja del reencuentro con su ex subordinado, el siniestro Jorge Eduardo “El Tigre” Acosta, uno de los más sórdidos represores de la ESMA.
El casino es un edificio bajo y largo, estilo chorizo, de unos 45 metros de una punta a la otra y 8 metros de ancho. En el centro hay un corredor, con habitaciones a ambos lados y un mobiliario más bien austero: una cama, una mesa de luz y un ropero. Hay un baño cada tres piezas, pero como en este momento no está todo ocupado, Massera cuenta con el baño sólo para él. Para ver televisión tiene que correrse hasta el comedor, donde también se sirve la comida. Por lo general, es la misma que comen los gendarmes, aunque a algunos detenidos se la traen sus familiares.
Massera podrá fácilmente encontrar un tema de conversación con otros detenidos VIP, el coronel retirado Edberto González de la Vega y Luis Sarlenga, ex responsables de Fabricaciones Militares e imputados en la causa por tráfico de armas. Se recordará que Massera también fue acusado de haber estado vinculado con el tráfico de armas, tanto por su pertenencia a la logia P2 como en la causa de la muerte de los padres de los hermanos Schocklender, cuando se habló de la existencia de un gigantesco negocio de venta ilegal de armamento. El padre de los Schocklender era un destacado ejecutivo de la firma británica PittsburgCardiff, involucrada en el affaire en el que siempre se mencionó a Massera.

 

 

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