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“En la ciudad no existe ningún
proyecto para abrir un casino”

Tras la polémica en la Legislatura por la nueva ley de juego, Aníbal Ibarra trató se sacar los casinos del eje de debate. Y destacó que �lo importante es que los juegos que ya existen tributen a la ciudad�. Incluido, dijo, el cuestionado barco casino.

Ibarra se esforzó en aclarar que la ley de juego no fue sólo pensada sobre los eventuales casinos.

Por Alejandra Dandan y Andrés Osojnik

La remanida ley de juegos porteña ha despabilado a las fieras. La sanción que dividió en la Legislatura a los bloques políticos más importantes provocó a lo largo del día acaloradas discusiones hasta en el Ejecutivo porteño. El jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, aclaró a Página/12 que, aunque la ley lo permita, en la ciudad no hay proyectos para abrir casinos, pero reconoció que tampoco podrá cerrar la ruleta flotante, como se lo exige un artículo de la nueva ley. “Eso está en manos de la Justicia. Lo que sí queremos es que, mientras esté aquí instalado, tribute a la ciudad lo que corresponde”, aseguró. Precisamente, el traspaso del juego de Nación al ámbito porteño implica un paquete que se encuentra en plena negociación y que será el que defina cuándo y cómo la ciudad va a empezar a recibir el dinero que le corresponde por el juego porteño.
Ibarra se esforzó en aclarar que la ley de juego no fue sólo pensada sobre los eventuales casinos. “Acá se pierde de vista que la ley se refiere al manejo de todo el juego en la ciudad, que es el Estado el que explota a partir de ahora el juego –indicó–. En Buenos Aires hay juego, no se inventa a partir de esta ley. Pero la ciudad, que pone el mercado, no recibe nada por eso.”
El jefe de Gobierno se encargó de aclarar que pese a que la ley lo habilita no hay “ningún proyecto, ni lo hubo”, en torno a un casino nuevo en la ciudad. El tema dividió a la Alianza en la Legislatura, pero Ibarra minimizó la discusión: “Una ley que lo prohibiera podría ser reemplazada en el futuro por otra ley que lo habilitara. Lo importante es que se establecieron cláusulas de doble lectura y los dos tercios para aprobarlo”.
En la Legislatura, mientras los radicales pedían la prohibición completa de las ruletas, sus socios frepasistas bregaban por aceptarlas pero explotadas por el Estado. Finalmente, ésa fue la postura ganadora y ahora el artículo nueve de la ley dispone que la ciudad podrá tener casinos, aunque nunca privados. En ese contexto y para ganar consenso y manos en alto de los belizistas a la hora de votar, el Frepaso aceptó el agregado de la cláusula que le ordena al Ejecutivo porteño “realizar todas las acciones para lograr el cierre del casino que funciona en el puerto”.
“Eso fue una definición política. Pero el futuro del casino –dijo Ibarra ayer a este diario– está en manos de la Justicia y del Gobierno nacional.”
–Pero la ley lo obliga a tomar medidas. ¿Qué va a hacer en concreto?
–Vamos a pasarle el tema a la Procuración. Dependemos del juicio, pero sí vamos a establecer un mecanismo para que la ciudad, que pone el mercado, reciba los tributos correspondientes.
–¿Se propone el gobierno porteño tomar en sus manos al casino flotante?
–No.
El único tema judicial pendiente sobre el barco es el jurisdiccional, que está paralizado en la Corte Suprema. Lotería Nacional mantiene en su poder un durísimo informe sobre el proceso de licitación y concesión a los españoles de Cirsa, donde recomienda no sólo el cierre como posibilidad, sino la intervención de la ruleta flotante. Ese informe hecho por la nueva conducción de Lotería deja claro que el Estado ni siquiera debería asumir los costos de un juicio porque las medidas estarían plenamente justificadas.
Más allá del barco ruleta, el gobierno porteño aspira a recaudar a través de todo el juego, tal como dispone la flamante ley. Pero existirá un tiempo de transición para que la ciudad controle su juego. Ese traspaso tomará forma a través de un convenio que cuenta ya con un borrador proyectado por el Ejecutivo. Allí y después de un acuerdo con Lotería, Ibarra reclama estructurar el traspaso en un plazo de tres años prorrogables por otros tres. Durante el primer año, Lotería debería entregar a las arcas porteñas el 30 por ciento de lo destinado al Ministerio de Desarrollo Social. En el segundo año, 40 por ciento, y el 50 en el tercero. En números, las cifras podrían rondar entre los 25 y 35 millones de pesos al año. Ese acuerdo debe ser consensuado tanto por la Legislatura porteña como por el gobierno nacional. Entre los juegos de los que Ibarra espera recibir una parte está, por supuesto, el casino de Cirsa. “Sería sospechoso que renunciáramos a cobrarlo mientras el barco esta en actividad”, insiste Ariel Schifrin, del Frepaso. Sin embargo, otra vez habrá problemas con sus socios radicales: “No se debe recibir recursos -dijo Cristian Caram a Página/12–. Sobre todo después de la cláusula aprobada con la ley no se puede aceptar el dinero de una actividad que consideramos ilegal”. Aunque se trate del 40 por ciento del total del ingreso por juego que puede tener la ciudad.

 

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