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El riesgo de trabajar demasiado,
una preocupación en Gran Bretaña

Un informe mostró que la gente trabaja cada vez más. Y advirtió que eso afecta el desempeño laboral, la salud y las relaciones familiares. Aquí, el fenómeno es similar, aunque sólo para quienes lograron conservar el empleo.

El exceso de trabajo y sus consecuencias son, para Gran Bretaña, una preocupación oficial.

Por Marcelo Justo
Desde Londres

La advertencia debería figurar en la puerta de toda dependencia laboral: el trabajo excesivo daña la salud, la familia y la productividad. Según un reciente informe del Ministerio de Educación y Empleo británico, las horas extra y la adicción laboral de los llamados workaholics están desestabilizando las relaciones entre padres e hijos, empeorando el desempeño laboral y afectando la salud. La secretaria de Igualdad de Oportunidades del Ministerio de Educación y Empleo, Margaret Hodge, señaló que el problema actual de Gran Bretaña no es el ausentismo laboral. “El problema es el ‘presentismo’. Estamos trabajando demasiado y esto nos está enfermando”, indicó.
El informe, basado en la más amplia encuesta de empleadores y empleados hasta la fecha, generó preocupación en el gobierno que desde hace dos años busca alentar una relación más equilibrada entre el trabajo y el ocio. La investigación halló que Gran Bretaña se halla bajo una enfermiza fiebre laboral, que en algunos casos resulta tan incurable como una adicción, resumida en el término workaholic (alcoholismo laboral). Según los datos del “Work-Life Balance 2000 Survey”:
Una de cada nueve personas trabaja más de 60 horas semanales.
Una de cada ocho extiende la semana laboral a los sábados y domingos.
Los más afectados son los que viven en pareja y tienen hijos: un 14 por ciento de los hombres y un 7 por ciento de las mujeres en esta situación superan el techo de las 60 horas.
Lo mismo sucede con un 9 por ciento de los solteros, las parejas sin hijos o las familias con un solo padre.
Un tercio de los británicos trabaja más del límite máximo de 48 horas semanales estipulado por la directiva laboral de la Unión Europea, que regula el régimen de horas extras de los 15 países miembros de la Unión.
La semana laboral promedio de los británicos es la más prolongada de la Unión Europea y se acerca peligrosamente a ese techo: 46,2 horas (en Italia es de 41,6 y en Francia, de 41,5).
El gobierno se mostró decepcionado con el escaso impacto que había tenido la directiva laboral de la Unión Europea. “En los hechos, la incorporación del máximo de 48 horas semanales laborales dio lugar a un aumento de las horas extra. Tenemos que entender por qué está sucediendo esto”, dijo la ministra Hodge. Según los sindicatos, el problema es que la directiva europea, que contiene numerosas excepciones (ramas laborales como los trabajadores de la salud, temporadas pico), es además optativa porque Gran Bretaña la incorporó a su legislación con una cláusula especial que permite a la empresa y los trabajadores ignorar ese límite de “común acuerdo”. Las encuestas sindicales indican que un 80 por ciento de los trabajadores firman “por temor” el acuerdo voluntario de renuncia a lo estipulado por la directiva. El secretario general de la Confederación General de los Trabajadores, John Monks, opina que se necesita una nueva reforma de la legislación laboral. “No hay que permitir tantas excepciones. Si el gobierno enmienda la directiva y termina con la cláusula optativa, empezaríamos a solucionar el problema mucho más rápidamente”, dijo.
La secretaria de Igualdad de Oportunidades, que admitió trabajar larguísimas horas, reconoció que la situación requiere un cambio. “Los padres están exigiendo un nuevo arreglo porque cada vez pasan menos tiempo con su familia”, dijo Hodge. El gobierno tiene una unidad especial, la del Equilibrio entre el Trabajo y el Ocio, que trabaja en conjunción con una organización de ejecutivos de nombre similar (Empleadores por un Equilibrio Saludable entre el Trabajo y el Ocio). El director de losejecutivos, Peter Elwood, es gerente general del Banco Lloyd y transmite desde el corazón de las empresas el mismo mensaje que intenta hacer llegar el gobierno. “Es hora de que reconozcamos que este equilibrio es importante para todos, hombres y mujeres, y que no sólo es un beneficio del individuo sino que, al favorecer la motivación, estimula productividad”, dijo Elwood.
En el sector de servicios, que suele estar a la vanguardia de los cambios de cultura laboral, algunas compañías han ido más allá de una reorganización horaria. El año pasado, un reconocida firma publicitaria, Grey, decidió terminar la semana laboral los viernes al mediodía. Según Steve Blamer, ejecutivo de Grey, la compañía se ha beneficiado con la iniciativa. “Para trabajar creativamente no se puede estar físicamente fundido. La gente necesita pasar tiempo con su familia o relajarse si no tienen chicos. El rendimiento laboral ha aumentado”, puntualizó Blamer.

 

Los números del exceso

Por M. J.
El informe se basa en una encuesta de 7500 empleados, 2500 empleadores y 250 gerentes. La investigación halló que los profesionales, los operarios y los gerentes son los que hacen más horas extra por semana: 11, 10, 5 y 10 respectivamente. El número de horas desciende en profesiones con menor grado de responsabilidad. Los oficinistas y secretarias tienen un promedio de 6,7 horas semanales.
Según el “Work-Life Balance 2000 Survey”, la mayoría de los hombres estaría inclinado a compartir el trabajo, pero no lo hace porque piensa que eso afectaría gravemente sus posibilidades laborales, que impediría un ascenso o activaría un despido. En el caso de las mujeres, la mayoría preferiría un régimen laboral más flexible después de tener el primer hijo, pero prácticamente la mitad de los empleadores consultados considera que esto sería “injusto” hacia los otros empleados.
Pero según el informe, las cosas están cambiando. Un 60 por ciento de los empleadores permite a sus trabajadores que varíen el horario laboral (para atender compromisos personales) y un 12 por ciento ha conseguido arreglos especiales para no trabajar durante ciertos períodos (por ejemplo, durante las vacaciones escolares). El flexitime también se está extendiendo. Un 24 por ciento de los empleadores permite que los trabajadores empiecen entre las 7.30 y las 10.30, y terminen entre las 15.30 y las 18.30, adaptando los horarios a las propias necesidades. “Esto facilita la vida a la gente con chicos, permite escapar de la rutina laboral y da una mayor autonomía personal en el trabajo”, indicó el director de la investigación, Terence Hogwarth.

 

ENTREVISTA A UNA ESPECIALISTA EN TEMAS LABORALES
“Impacto físico y familiar”

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Carolyn Jones es la directora del Institute of Employment Rights, una entidad dedicada a la defensa de los derechos laborales. “El tema de las horas extra se puede ver desde varios ángulos aseguró a con Página/12–. Es un problema de seguridad porque causa accidentes de trabajo. Tiene un impacto físico, como los trastornos cardiovasculares y los fenómenos asociados con el estrés. Y tiene un impacto directo sobre las relaciones familiares, en especial sobre el desarrollo emocional y escolar de los hijos, que no tienen el apoyo que necesitan de los padres. Es un problema que ha empeorado sistemáticamente en los últimos 20 años.”
–¿A qué se debe este empeoramiento?
–La desregulación laboral, el énfasis en la privatización y el resto de las políticas neoliberales han deteriorado las condiciones laborales. Cuando se privatiza, el mensaje es doble. Que el mismo trabajo se va a hacer con menos gente y que hay menor seguridad laboral. Ambos factores favorecen las horas extra.
–Según la investigación, en algunos casos se hacen horas extra por elección propia, para progresar en un medio competitivo.
–Si uno analiza este fenómeno en profundidad encuentra que la gente trabaja horas extra porque necesita ganar más o porque, si no lo hace, el empleador pensará que no está suficientemente motivado y entonces no ganará ascensos o será el primero en quedar en la calle si hay un proceso de achicamiento laboral. Hay un miedo muchas veces encubierto en el lugar de trabajo: éste es un factor fundamental en las horas extra.
–El camino actual sin embargo parece ser éste. Cada vez hay más servicios que funcionan las 24 horas y que exigen trabajo a destajo.
–Es cierto. Creo que en el mundo actual globalizado hay dos rutas para ganar competitividad. Una es la que se tomó en los últimos 20 años y que tiene que ver con más horas de trabajo e inseguridad laboral y menos remuneración. Otra es una fuerza laboral muy bien calificada y pagada que tendrá un compromiso mayor con el trabajo. Se puede explotar la fuerza laboral o invertir en ella. El primer camino es cortoplacista. El segundo es más sólido.

 

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