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HISTORIA Y TECNOLOGIAS

 

La arrob@ es algo viejo

Por Juan Pablo Bermúdez

Puede que, de alguna forma, sea un nuevo (y duro) golpe para quienes están convencidos de estar viviendo la historia del futuro, pero parece que es así: el símbolo arroba (@) que se utiliza en Internet y, principalmente, en el correo electrónico, es de origen italiano y los primeros en usarlo fueron los mercaderes venecianos del siglo XVI para representar la abreviación de una unidad de peso y capacidad, llamada ánfora.

El descubrimiento (de que algo nuevo es en realidad algo muy viejo) fue hecho por un profesor de historia de la Universidad La Sapienza, Roma, durante un trabajo de investigación para el Instituto Treccani. El historiador Giorgio Stabile sustenta su teoría –además de haber encontrado el símbolo en antiguos documentos– en el hecho de que la denominación utilizada en español, arroba, significa, en árabe, “un cuarto”, es decir la misma medida que la antigua ánfora utilizada para el comercio de los venecianos en Medio Oriente. Mucho tiempo antes de la aparición de las computadoras.

Fijación de domicilio

En la era informática, la arroba se utiliza esencialmente para las direcciones de correo electrónico y, según la gran mayoría de glosarios y diccionarios de términos informáticos e Internet que existen, significa en. Es decir, el nombre del usuario en el servidor en el que se lo encuentra (por ejemplo [email protected], es decir este suplemento en el servidor del diario Página/12; el .com significa comercial y .ar, obvio, Argentina).

Sin embargo, en los albores de la revolución informática no cumplía esa función. La @, que ya no se llama más ánfora, a principios del siglo XX era conocida como la “A comercial” y precisamente en esa época comenzó a aparecer en los teclados de los primeros modelos de máquinas de escribir. Fue el ingeniero estadounidense Ray Tomlinson quien al encontrar la “A comercial” en el teclado de su computadora la utilizó para separar el nombre de la dirección en el primer mensaje de correo electrónico que había inventado él mismo.

La elección de Tomlinson recayó sobre la arroba porque necesitaba un caracter del teclado que tuviera sólo una función y por lo tanto era mejor elegir uno de los menos utilizados. Una explicación que no convence al profesor Stabile, quien sostiene que “en el mundo de los símbolos nada sucede por casualidad”. Aunque no da muchas precisiones sobre su enigmático comentario.

Casi como el Santo Sudario

La fotografía de la arroba descubierta por el profesor Stabile en un documento que data de 1536, y después en otros escritos mercantiles venecianos, fue publicada semanas atrás en la primera página del diario romano La Repubblica. Inmediatamente generó decenas de comentarios de asombro y hasta alguna opinión tragicómica, como la del sociólogo Andrea Di Benedetto, que sostuvo que “ahora que se supo que se trata de un símbolo antiguo, habría que buscar alguno más relacionado con el futuro”.

Puede que a Di Benedetto, el hallazgo del origen de la arroba –los italianos la llaman, por su forma, chiocciola, es decir caracol-. le haya parecido una insolencia histórica. El símbolo por antonomasia de la comunicación virtual, la esencia misma de Internet, la representación deese mundo futuro que ya está entre nosotros tiene cinco siglos de vida. No es para confiar mucho en la inventiva de ese mismo futuro.

Giorgio Stabile, por el contrario, no sólo no se sorprendió demasiado, sino que además tiene lista una supuesta respuesta de cómo la arroba llegó, de una u otra manera, hasta nuestros días, aunque a decir verdad tampoco aporta demasiado: “ningún símbolo nace de la nada y ningún símbolo se elige por casualidad”, explica el historiador. Al mismo tiempo, un grupo de científicos de la Universidad romana se entusiasmaban tanto con el descubrimiento que proponía, tal vez exageradamente, que “desde el Santo Sudario que no había una revelación de este tipo”. Sin entrar en cuestiones religiosas... comparar la arroba con Dios suena un poco fuerte.

Navegantes verdaderos

De todos modos, fiel a su profesión, Stabile propone una revisión histórica. “La arroba tiene un origen italiano vinculado al comercio y a la navegación verdadera, aquella que se hacía con veleros que no tenían nada de virtual y que viajaban cargados de mercaderías exóticas. La arroba es el símbolo de la pericia de los marineros, las batallas contra el mar, el mundo de la navegación, cuando navegar era un desafío”.

El mismo profesor destaca que se utilizaba por ejemplo en los registros mercantiles de las naves de carga que atracaban en las costas árabes y españolas. Otra sociedad de navegantes, los ingleses, habían abreviado el difundido símbolo en at (ese es el significado que le dan al día de hoy) para indicar el precio: at a price of y desde entonces figura en el alfabeto comercial británico.

El hallazgo de Stabile demuestra una vez que falta mucho por saber. Y a los fascinados por las computadoras en tanto símbolo del futuro, a no deprimirse si el día de mañana se descubre que, en realidad, el chat fue un recurso concebido por los faraones egipcios.