Geologia
¿El metano reemplazara al petroleo y
al carbon?
Energía
congelada

Por Martín De Ambrosio
Una
sustancia blanca comparable, quizás, con nieve efervescente que
relampaguea en medio de una oscuridad de barro, entre bacterias y piedras,
a gran profundidad en los océanos de todo el mundo tal vez posea
la energía que la humanidad necesite en el futuro frente a la
certeza del final de sus reservas de petróleo.
El metano hidrato así se llama es un compuesto hecho
de moléculas de gas metano, resultado de la descomposición
microbiana de la materia orgánica de los sedimentos marinos atrapado
dentro de pequeñas jaulas de agua congelada. A pesar de que es
una gran promesa energética, surgen grandes dudas acerca de cómo
lograr la extracción sin que la energía que contiene el
metano hidrato se evapore, ya que las condiciones en las que permanece
estable en el fondo del mar son muy particulares: gran presión,
por lo menos 500 metros debajo de la superficie, y temperaturas muy
bajas, cercanas al congelamiento.
Dada la vastedad de los depósitos marinos de metano hidrato en
todo el mundo (más del doble de las reservas de carbón
y todos los otros combustibles fósiles sumados) no es sorprendente
que los gobiernos y las industrias de petróleo y gas natural
se hayan interesado en recoger esta nueva energía alternativa.
Los países que desean gastar menos en combustible importado han
comenzado a buscar soluciones frente a las dificultades técnicas.
Japón, por ejemplo, programó el lanzamiento de un proyecto
experimental para taladrar el hidrato fuera de la costa de Hokkaido
(una isla al norte del archipiélago) para octubre de este año.
Además, programas de investigación y desarrollo ya existen
en otros países importadores de crudo.
Las
dificultades
Uno de los problemas a solucionar es que los depósitos se
encuentran cerca de un kilómetro debajo de la flora marina. Encima,
el hidrato se descompone rápidamente si es removido de las altas
presiones y bajas temperaturas de las profundidades oceánicas.
Incluso si los ingenieros construyeran un sistema para traer hidrato
a la superficie antes de que se evaporara, sacar el metano de la matriz
de barro y roca seguiría siendo un problema.
Liberar el gas metano atrapado en el hidrato yaciente tampoco es fácil.
La presión del agua y las piedras que están sobre los
depósitos es tal que hace dificultoso expeler metano en una cantidad
suficiente como para hacer de la extracción una actividad que
valga la pena y los gastos. De todas maneras, el metano hidrato no está
completamente fuera de alcance. A través de poleas similares
a las usadas para recuperar el petróleo, se podría bombear
el metano que escaparía a la superficie a través de otro
hoyo. El metano llegaría, pero las líneas submarinas son
caras y una avalancha acabaría de un plumazo con millones de
dólares.
Ideas
e hipotesis
Terminar con tales dificultades es la idea de varios científicos.
Timothy Collett, por ejemplo, del Servicio Geológico estadounidense
de Denver propuso llegar a la costa con tubos y licuar el gas en barcos
con plataformas acondicionadas específicamente. Según
Collett, el metano sería en parte quemado para obtener hidrógeno
y monóxido de carbono. Una catálisis luego convertiría
la mezcla en hidrocarbono líquido, que sería rápidamente
transportado por barco. En el trayecto se perdería un 35 por
ciento de la energía, pero la rentabilidad aun haría posible
la operación. Para Roger Sassen, de la Universidad de Texas,
es factible la producción de la energía sobre la flora
oceánica misma, donde el metano emergente podría ser combinado
con agua para formar hidratos no contaminados por el barro y las piedras.
Luego, los submarinos remolcarían el hidrato en tanques depósitos
para destinos rápidos donde los ingenieros podrían, con
mayores seguridades, descomponerlo en agua y combustible. Sassen asegura
que en el transcurso del siglo XXI se debería ver al gas hidrato
convertido en un recurso saludable para el medio ambiente. A medida
que las reservas de petróleo disminuyen en todo el mundo, empresas
y gobiernos se verán obligados a invertir en tecnologías
para la explotación de la última gran reserva del mundo.
Breve
historia del metano
El metano es un hidrocarburo gaseoso e incoloro, producido por
la descomposición de sustancias vegetales (sólo asociado
al hidrato adquiere una coloración blanca). Antes de 1970 nadie
sabía que el metano hidrato existía debajo del mar. Ahora
se sabe que este compuesto está disperso por todos los fondos
oceánicos, en enormes cantidades. Los cálculos varían
ampliamente, pero muchos expertos están de acuerdo en que el
gas metano hidrato existente es el doble de la cantidad de carbón
disponible sobre el planeta. La energía almacenada en metano
hidrato puede potencialmente alimentar a nuestro mundo en el futuro.
El hidrato metano tiende a formarse a lo largo de los márgenes
más bajos de las pendientes continentales, donde el lecho marino
cae de los relativamente superficiales bancos de arena, usualmente cerca
de 150 metros debajo de la superficie, hacia los abismos del océano.
Estos depósitos pueden llegar a estar cientos de metros debajo.
La estructura de estos hidratos consiste en jaulas congeladas que pueden
absorber pequeñas moléculas de gas como metano, dióxido
de carbono y sulfato de hidrógeno. Otro tipo de hidrato forma
grandes cavidades que pueden encerrar varias pequeñas moléculas
de pentano. Además, las jaulas individuales pueden diferir en
las clases de moléculas de gas que capturan. En la década
del 60 los científicos descubrieron que el hidrato podría
también formarse en medio ambientes naturales. Encontraron los
primeros depósitos naturales en la región de Siberia y
en América del Norte, donde la sustancia era conocida como gas
del pantano. En los 70 los geofísicos George Bryan y John Ewing,
del Observatorio Lamont-Doherty de la Universidad de Columbia (Estados
Unidos), encontraron que el metano hidrato también se ocultaba
debajo de la flora marina. La insinuación provino de los estudios
sismológicos del Arrecife Negro, una formación de 100
kilómetros de largo frente a la costa este norteamericana, en
Carolina del Norte. Los sismólogos pudieron distinguir lo que
yace debajo de la flora marina por las olas de sonido que golpean cierta
clase de suciedad o rocas y generan diferente ecos. A 600 metros debajo
de la flora marina, Bryan y Ewing vieron una inusual refracción
similar al contorno de un arrecife. Eran los depósitos de la
probable energía del futuro.
