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Jueves 6 de Enero del 2000
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“Cóndor crux”,con banda de sonido rockera incluida

El Che va a la guerra de las galaxias

Iván Noble debuta como solista; Vicentico reincide. Hay originales de Attaque 77, Los Caballeros de la Quema y David Lebón. Esa es la música que ambienta la historia del héroe argentino en viaje iniciático por una Latinoamérica cibernética, enfrentando poderes malignos y una nunca placentera relación con su padre. Promocionado como el “primer largometraje argentino animado”, aun con sus carencias, abre un camino para un terreno (todavía) virgen en el cine nacional.

C.V.

Si al cine de producción nacional le faltaba algo para asomar las narices –aunque sea, apenas– en el 2000 sin morir en el intento, eso era un largometraje producido íntegramente por computadora. Y con una anécdota central que parece remitir a un hecho real, protagonizado en la vida (real) por un tal Ernesto Guevara a principios de los años cincuenta. El comix futurista Cóndor Crux es así. Veamos si no: “Lo primero que empezamos a soñar fue la estructura narrativa, cuál iba la historia. El enfoque estuvo en contar una historia bien nuestra como es el recorrido del Capitán Crux por América latina, en una especie de viaje iniciático por parte de una persona que quiere cambiar las cosas”, cuenta Pablo Holcer, uno de los directores junto a Juan Pablo Buscarini y Swan Holcer. Similitudes o no, la película tiene un fuerte atractivo en su banda de sonido –que apareció hace un par de días– que supera inclusive a las voces de los actores que componen los personajes animados digitalmente. No es habitual que una película argentina ofrezca como soundtrack canciones originales de Gustavo Cerati, Attaque 77, Iván Noble y Gabriel Fernandez Capello (así figura en los créditos, ya sin el arcaico Vicentico), además de David Lebón, Los Caballeros de la Quema y “Chelo” Delgado (ex Zimbabwe, no el flamante refuerzo de Boca).Todos ellos, más Diego Grimblat –un compositor de jingles, que se encargó de la música incidental– acompañan el movimiento de naves que cruzan a mil por un continente americano algo deformado del actual, aunque el Obelisco siga existiendo y el Amazonas siga poblado de árboles.
La curiosidad en el caso de los "debuts" solistas de Noble y Capello pasa por quiénes los acompañan en sus respectivas canciones. Que puede ser, o no, un anticipo de posibles grabaciones futuras sin las bandas-marca registrada con que han desarrollado sus carreras. Quién sabe. Con el galán de la Quema se formó un seleccionado de ex: además de su co-equiper habitual Pablo Guerra, participan Superman Troglio (batería, ex Sumo, por si no te acordas) y Pablo Memi (bajo, ex Ratones Paranoicos), además del veterano Lito Vitale en piano. Con Capello, en cambio, se alineó el núcleo central de la maquinaria fabulosa. Están, entonces, Fernando Ricciardi (batería), Flavio Cianciarullo (bajo) y Ariel Minimal (guitarra).
Música incidental más ocho canciones componen la banda de sonido. “Raíz Crux Mix”, firmada y cantada por Cerati, recuerda un poco a “Cuando pase el temblor” de Soda y otro poco a Plan V, y además sirve de apoyo a una especie de revelación mística del héroe. “Voy a ser tu Cruz” es el de Los Caballeros. Con varios de ellos como banda de acompañamiento, Iván Noble hace su primera entrega solista con “Voy a buscarte”, una agradable canción de amor con armónicas que acompaña al personaje en un solitario camino hacia el sur. David Lebón aporta “Blues de Buenos Aires”, que brilla por su sentida melodía de guitarra. Y “Chelo” Delgado ofrece “El Cruce”. Attaque 77, por su parte, aporta el tema más rocker de la película, “Atravesando el aire”. Mariano Martínez, el guitarrista, cuenta: “La base la habíamos grabado durante las sesiones de Un Día Perfecto, en Los Angeles. Cuando surgió la propuesta, mandamos a pedir las cintas y lo terminamos en Panda. El tema me hace acordar a Kiss, no tiene mucho que ver con nuestra música. La primera versión era heavy setentosa y después, con los arreglos de Tucán Bosa (ex tecladista de Juana La Loca), quedó más moderno. Sin embargo, nunca perdió la esencia.”
Ciro Pertusi dice que se basó en una persecución espacial para escribir la letra. “Me pareció copada la parte del guión que me dieron. El protagonista principal sufre un quiebre moral: no sabe si seguir sus impulsos o seguir siendo un mercenario. Al principio, no se preocupa por nada porque tiene una fuerza muy adolescente. Pero cuando empieza a cuestionarse al enemigo, se da cuenta de que madura. Y cuando se da cuenta de que el enemigo no es su padre, no quiere dispararle. Así se hace un desertor perseguido. Y es el más peligroso para el sistema”. Gabriel Fernández Capello grabó dos temas. Uno, “Llegando a la montaña”, se sitúa en el descubrimiento del Machu Picchu por parte de Cóndor Crux. Y el otro, “Cóndor”, ambienta el final de la película. “Me parece entretenido grabar música para cosas que no son discos ni proyectos personales. Lo veo como esto solamente. Sin embargo, pongo la garra suficiente como para que todo salga bien. No lo hago porque sí. Es lindo escribir pensando en determinadas escenas. Las canciones que grabé son muy artesanales, están hechas entre amigos. Para la escena del Machu Picchu no usé instrumentos autóctonos. En un momento lo pensé, pero no tiene por qué ser necesariamente así”, le dijo al No sobre su participación –la segunda firmada con su nombre, después de su exitoso debut con la canción de “Gasoleros”,un hit de esos que su compañía hubiera preferido para los Fabulosos Cadillacs, por cierto. Y no solo con él, sino también con Noble y Cerati... ¿Sucederá algo parecido?

Pero... ¿y la película?
Tal vez, la debilidad de la película tenga que ver –nada menos– con su argumento. Si bien la historia tiene cosas interesantes desde lo social y lo político o desde la dinámica de su aventura, o incluso desde la idea de una visión futurista de Argentina y América no deja de ser un típico enfrentamiento entre buenos y malos. Por lo tanto, es políticamente demasiado correcta como para sorprender. El choque ideológico entre el Dr. Crux, padre del héroe, y Phizar, un tirano que domina su país manteniendo cerradas las fronteras, es bastante trillado. Ambos son el bien y el mal, así, sin grises. Lo más jugoso, quizá, pase por cierto guiño al lenguaje coloquial argentino, con frases del tipo “naves eran las de antes”, “este tipo es un nabo” o “es un fierro el antolof”, que terminan acercando (y confundiendo) el futuro y el presente.