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Jueves 21 de Diciembre de 2000

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Pity jura contar la verdad y nada más
que la verdad sobre la disolución de Viejas Locas

“Como no soy jefe de nadie, me fui yo”

El héroe stone porteño rompe el silencio y detalla cómo terminó una de las bandas más convocantes del rock argentino. Hay de todo. Un último show en el que los músicos sabían qué estaba sucediendo y la gente no. Un nuevo proyecto grupal, aun sin nombre revelado (“la gente se va a poner RE contenta”, anticipa), en marcha. Y una sensación agridulce por algo que concluyó, después de una convivencia agitada, pero feliz.

FOTOS: NORA LEZANO
TEXTOS: ROQUE CASCIERO

El viernes pasado, a Pity Alvarez le pasaron tres cosas:
1. Se encontró con su antiguo patrón, quien necesitaba ayuda para hacer un trabajo. “¿Cuánto me vas a pagar?”, preguntó. “Te puedo tirar treinta pesos”, escuchó como respuesta. Resultado: por unas horas, Pity volvió a ser colocador de portones automáticos.
2. Se le trabó el inodoro de su departamento y, cuando quiso arreglarlo, lo rompió. Resultado: en el cuarto donde compone y graba, ahora hay un inodoro convertido en maceta, en el que crecen varias especias (no sean malpensados: hay romero, albahaca y orégano).
3. Decidió que ya era tiempo de contar su versión sobre la separación de Viejas Locas. Resultado: la entrevista que sigue, la primera en la que explica las razones de su alejamiento de la banda y en la que anticipa cómo será su futuro.

–¿Por qué no hablaste hasta ahora?
–Porque la separación de una banda es como pelearse con una chica con la que estuviste casado diez años: no la aguantás más, pero todavía tenés sentimientos hacia ella. Creo que en esos momentos no hay que hablar, porque capaz que uno puede no ser imparcial y decir boludeces. Pero pasó un tiempo, pensé en quienes nos seguían y decidí que tenía que darles una explicación.
–¿Y qué fue lo que pasó?
–Creo que el problema pasó por la energía, porque musicalmente nos llevábamos muy bien. Pero no estaba disfrutando de la química que teníamos entre todos. Ya no había comunicación... Pero me hago cargo de que era de mi parte hacia algunos músicos del grupo. Ya no vibraba bien. Escuché por ahí muchas boludeces, que no me importan demasiado porque sé bien quién soy.
–¿Qué rumores escuchaste?
–Que me quería ir porque ya habíamos hecho plata y que quería armar una banda de hip hop. También dijeron que descarté a los pibes porque iba a hacerme solista, cosa que desmiento totalmente. No me gusta ser solista, me gusta estar en una banda. Capaz que, si me va mal con dos o tres bandas, digo “Bueno, macho, voy a dirigir la batuta yo, a armar y desarmar a mi gusto”. La cosa no funcionaba en Viejas Locas, pero no por eso tengo que tomar un camino diferente, porque me viene bien tocar en un grupo. El punto es que con algunos chicos del grupo ya no teníamos comunicación.
–Con el Pollo (guitarrista) y con Fachi (bajista), concretamente. Porque el resto está en tu nueva banda...
–Sí. Quiero aclarar algo: no es que la banda se dividió en mitad y mitad. Me fui porque era el único que tenía problemas con estos chicos, entre los demás estaba todo bien. No quiero meter a nadie en la bolsa ni que se piense que nos abrimos Abel (baterista) y yo, como leí en un diario. No, el drama fue mío. Y como no soy jefe de nadie, me fui yo, como lo hice en varios trabajos que no me gustaban. Estoy acostumbrado a irme cuando algo me molesta o cuando no vibro bien; es lo que hice siempre. Vuelvo a la comparación con el matrimonio: fue como decirle a tu chica “Flaca, no estamos llevándonos bien, separémonos y quizás un día nos vemos y nos damos unos besos. No vamos a volver a ser lo que fuimos, pero por lo menos nos vamos a saludar. Si seguimos dos años más, te voy a matar, te voy a licuar y te voy a tirar a la zanja”.
–O sea que no llegaron al punto de odiarse.
–No, porque hace mucho que saqué el odio de mi cabeza. No odio a nadie, no tengo enemigos. Y eso está copado.
–¿Y cómo fue eso de que ibas a dedicarte al hip hop?
–Puede ser que alguien se haya confundido porque todos los 25 de mayo toco con algunos amigos en Ciudad Oculta, cada año con distintos músicos y con un nombre diferente. Esto es algo que Viejas Locas nunca quiso hacer y yo sí, así que no me quedé atrás. Abel y el Peri (armoniquista) me hicieron la gamba, lo mismo que otros amigos. El primer recital fue de rocanrol; el segundo fue de reggae; el tercero de rocanrol y... este añopintó hip hop. Quizá por eso viene la confusión. Nos sale muy bien el hip hop, porque no nos hacemos los mexicanos ni hablamos de problemas que pasan a 4000 kilómetros. Las bandas de hip hop de acá quieren ser todas chicanas, adoptan culturas que no son de acá. Preocupate primero por casa: yo sufro porque se mueren los chicos en Africa, pero se están muriendo también a cinco cuadras. Bueno, este año armamos una banda de hip hop, por eso mucha gente habló rápido y mal, creyendo que íbamos a seguir con eso. Y no, yo hacía el 95 por ciento de los temas de Viejas Locas, y vamos a seguir con la misma estructura de Viejas Locas.
–¿Tu nueva banda ya tiene nombre?
–Sí, ya lo tengo, pero todavía no puedo decirlo. La gente se va a poner recontenta... Todo esto que estoy diciendo es un mensaje para la gente, que tuvo que escuchar muchas giladas. Me da bronca que el manager haya salido a hablar por radio. El manager no era nadie, alguien prescindible. Quería cambiarlo desde hace mucho tiempo, porque no venía haciendo las cosas bien. Esa era una de las cosas que me daban muy por las pelotas. No voy a ponerme a enumerar cosas, pero... A mí no me gusta sentirme enfermero en el momento en que toco. Si tenés un manager pila, se fija qué cosas inseguras hay en el lugar y pide que se solucione, en lugar de venir a suplicarme que le diga a la gente que se baje del mangrullo porque se va a matar o que la valla se está desarmando. Siempre le contestaba: “Vos sos un pelotudo, no sabés organizar un recital”. Hace mucho tiempo que no lo quería más, pero me di cuenta de que la cosa venía más de base.
–Teniendo en cuenta que en la nueva banda están Abel, Peri, Burbujas (tecladista) y todos los vientos de Viejas Locas, ¿por qué no conservaste ese nombre?
–Porque yo me fui de la banda. No quise tener cómplices ni comerle el coco a nadie. Me fui, punto, ya está. Les dije: “Quédense con el nombre, con la sala de ensayo y avísenme qué van a hacer”. Les di todas las oportunidades. Parece que ellos no iban a hacer nada y, en realidad, yo sólo no tenía comunicación con dos personas del grupo, con el resto me llevaba muy bien. Se dio algo relindo cuando hablé con los otros chicos; me dijeron: “Loco, vamos a hacer algo”. Entonces no estoy solo. Y veo a esta banda como la continuación de Viejas Locas, aunque no me fui de Viejas Locas pensando en cómo seguir. No salí a buscar bajista ni violero: los encontré. Y fue en una semana, reloco. El chico que va a tocar el bajo está en una banda y quiere tocar por última vez antes de anunciar que va a estar con nosotros, por eso no voy a decir el nombre. El pibito que va a tocar la guitarra se llama Felipe: tiene 16 años, nunca tocó en una banda y lo readmiro. Va al colegio, es un pibe resanito. Va a ser como mi ángel protector, me va a dar buenos ejemplos.
–¿Cómo fue que los encontraste?
–Felipe es de acá, del barrio, y el bajista es amigo de muchos años. Zapamos en mi casa todos los viernes y sábados, pero nunca se nos cruzó por la cabeza tocar juntos porque cada uno estaba en su banda. Fue rebueno, ya estamos ensayando y vamos a tocar los temas que yo hice en Viejas Locas. Decidimos salir a la cancha con mitad de temas de Viejas Locas, porque los sentimos. No vamos a llamarnos Viejas Locas porque no somos Viejas Locas, por más que lo llevemos adentro, pero mis canciones voy a tocarlas con quien tenga ganas. Si hubiera seguido tocando en Viejas Locas le habría mentido a la gente, porque le habría hecho creer que estaba todo bien. Y no está todo bien ni todo sigue igual, como dice la canción. Si hubiera seguido, sería un careta de mierda, porque no era lo que sentía.
–¿Cuándo sentís que comenzó a faltar onda en la banda?
–Desde hace un tiempo largo. No me quiero hacer el místico ni el chabón de Canal Infinito, pero me guío mucho por ondas. No llegué a tener mala onda con ellos, pero tampoco tenía onda positiva: estábamos clavados en cero. Y con cero onda no puedo trabajar. Capaz que otro cierra los ojos ydice: “Sigo ganando guita y todo bien”. A mí me chupa un huevo ganar guita, porque para mí la música es un hobby.
–¿Nunca pensaste en la música como un trabajo?
–No, no. Cuando la sienta así, no hago nada más.
–¿Y sentías que tocar en Viejas Locas se había convertido en un trabajo?
–Sí. Ultimamente era un trabajo. Entiendo que hay que poner responsabilidad y huevos, que me sobran, pero no puedo tomármelo como un trabajo. Tuve la suerte de sobrevivir con la banda, pero fue de casualidad. Puedo tolerar levantarme a las seis de la mañana para cortar caños en una fábrica y, hasta cierto punto, no llevarme bien con el tipo que tengo al lado. Pero ahí voy a buscar el mango para darle de comer a mi familia; la música es otra cosa. Tuvimos la suerte de poder vivir de la música, pero a mí me chupa un huevo: no puedo tolerar no llevarme bien con alguien. Para eso, me busco un trabajo y toco con la gente que quiero.
–¿Fachi y el Pollo no te dijeron nada cuando los encaraste?
–No me gusta hablar mal de la gente, pero creo que les chupó un huevo que no hubiera onda y dijeron: “Bueno, vivimos de esto, aguantémosla”.
–Por lo que decís, los problemas vienen desde hace más tiempo del que cualquiera podría pensar.
–Sí, desde hace años. Veníamos llevándola, pero... Es como un cono, cada vez se agranda más. La verdad, estoy contento de que no llegamos a tener mala onda, de que no tuve que cagar a trompadas a nadie.
–¿Cómo fue el día en que dijiste que te ibas?
–Fue en la sala, les dije que nos juntáramos porque tenía que hablar con todos. Ahí planteé que no me gustaba cómo se estaba manejando la banda, pero que la solución no era cambiar el manager porque el problema venía de más abajo. Y nadie saltó. Nadie me dijo: “Me parece que te estás alucinando, Pity, ¿qué estás tomando?”. Era obvio que se sabía que algo estaba mal y me dio por las pelotas que nadie dijera nada. ¿Querían seguir por la guita? Yo no necesito tanta plata, estoy acostumbrado a vivir con necesidades. Vengo de una familia en la que mis viejos hacían magia para llegar a fin de mes, nunca tuve grandes lujos. Vivo en un departamento en Lugano, no en una casa quinta con pileta. Y si algún día llego a tenerla, será porque me la merezco. No le choreé nada a nadie, lo que tengo me lo gané.
–¿Cuándo fue esa charla en la sala?
–Antes del último recital, que fue en La Matanza. Me pegó mal por la gente, porque me hubiera encantado decirle que era el último show. Pero la gente viene con una energía tan buena que no le voy a tirar el ánimo abajo.
–Además, no era el concierto de despedida ni nada de eso.
–No, eso no me interesa. Me lo propusieron...
–¿Quién?
–El presidente de Universal. Nos propuso hacer un recital de despedida; me dijo: “Pity, va a ser el día que más plata vas a ganar”. Me reí y le respondí: “Loco, yo me muevo por otras cosas, no puedo pensar en plata y tener al lado a un chabón al que no miro. Ya fue”.
–¿Cómo recordás el último show de Viejas Locas?
–Invité a todos mis amigos, lo recontra disfruté. Había unos bomberos voluntarios de La Matanza, por cualquier cosa que pasara, y les dije: “Loco, mirá, en los recitales suele pasar que los que están adelante se mueren de calor. ¿Qué onda si hoy hacemos un carnaval?”. Y el jefe se río, como diciendo “¡Qué bueno!”. Arriba del escenario fue igual que siempre, salvo porque los músicos teníamos en la cabeza que era el último. De nuevo digo que no le quería amargar la noche a la gente anunciándolo, porque Viejas Locas es una banda que...
–Dijiste “es una banda”, no “fue una banda”...
–Ehhh, sí (se ríe).
–Todavía no podés creer que Viejas Locas se haya terminado...
–Pero se terminó. Y ya estoy pensando en el futuro.