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Hollywood no se chupa el dedo
A
mediados de la década pasada, Hollywood se rasgó las vestiduras
después del caso de Heidi Fleiss, la madama que abastecía
de chicas a buena parte de la Industria. Según lo publicado por
la revista Vanity Fair en su edición de marzo, la caída
del Imperio Fleiss trajo consecuencias que modificaron profundamente la
vida matrimonial de quienes hasta entonces se deleitaban con los favores
de Heidi y sus chicas. En 1996, la cuarentona L. Lou Paget, ex empleada
de la Twentieth Century Fox, empezó a dictar seminarios de cinco
horas para no más de quince personas dedicadas al perfeccionamiento
del exquisito arte de la fellatio. Tres noches por semana,
la Paget recibe en el living de su casa la visita de esposas, divorciadas,
actrices y secretarias (cuyos nombres permanecen en el más estricto
anonimato). Según la metodología del curso, a medida que
van llegando, las mujeres eligen uno de los productos didácticos
expuestos en platos de porcelana sobre la mesa del comedor. Sentadas alrededor
de una mesa y producto en mano, la Paget se dedica a instruirlas en técnicas
tan diversas como La Samba del pene, Tirar de la piola,
Oda a Bryan y la misteriosa Tejer el canasto.
La mayoría de estas técnicas sirven para corroborar
lo que las mujeres ya saben, explica Paget. Al final, la dueña
de casa despeja dudas. Según cuenta la seminarista, la pregunta
más recurrente es: ¿Engorda mucho?. A lo que
la Paget se limita a sonreír. Hasta ahora, nunca se la escuchó
contestar: No, si vuá a ser descremada.
Cultura
y nación
Hace
una semana, el suplemento Cultura y Nación de Clarín
se sumó a la ola de protestas y condenas desatadas por la llegada
del neonazi Joerg Haider al poder en Austria. En la nota Cualquier
parecido con el pasado... es cierto, el suplemento cultural informaba
que Gerard Mortier, el director del Festival de Salzburgo, dejará
su cargo apenas termine la temporada; que el teórico del arte
Robert Fleck renunciará a su ciudadanía austríaca;
que el galerista Thaddaus Ropac planea mudar su galería a París;
y que Ioan Holender, director de la Opera del Estado de Viena también
deja el cargo. Esta tendencia dentro de la elite cultural austríaca
se debe, según Cultura y Nación, a una
ola de precabido temor entre los artistas e intelectuales que viven
en el país desatada por la llegada al gobierno del
partido neonazi dirigido por Jorg Haider. Todo muy claro, si no
fuera porque el neonazi se llama Joerg y no Jorg y porque precavido
no se escribe con b.
Jugo
de pescado frío
El viernes pasado,
la ciudad de Copenhague vivió el despliegue policial más
impresionante en lo que va del año. Secundados por militantes de
la liga protectora de animales dinamarquesa, los policías irrumpieron
en la galería de arte donde el artista Marco Evaristti acababa
de inaugurar una muestra. Al parecer, los manifestantes consiguieron a
último minuto el visto bueno judicial y el aval del veterinario
más prestigioso de la ciudad para suspender una muestra que ofende
a los peces y pone en riesgo sus vidas. La obra de Evaristti consistía
en una docena de licuadoras apagadas y llenas de agua con un pececito
nadando adentro. Hasta ahí, nada del otro mundo. Pero según
había planeado el artista, la instalación sería interactiva,
y los visitantes iban a poder prender la licuadora para hacer sopa
de pescado. Por suerte, las fuerzas del orden irrumpieron a tiempo.
Lo que no se sabe es de qué medios se valió la policía
para obtener una declaración de los pescaditos.
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