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Mal de ojo, de Hernán Reig

La era del recelo

Hace cuatro años partió rumbo a Bolivia y Perú y volvió con la pasión de mirar. Desde entonces se dedica a registrar sus “hallazgos visuales”: imágenes en que, a la manera de los cuentos de Carver, “irrumpe algo donde aparentemente no pasa nada”. El resultado: una serie de fotos que registran la sordidez y el recelo que cada día se cuelan un poco más en Buenos Aires.

Por LAURA ISOLA

La muestra fotográfica de Hernán Reig está “colgada” en Internet y se llama Mal de ojo: un conjunto de fotos tomadas a lo largo de dos años, que pueden ser vistas como “una mirada metafórica y como ideas contrapuestas que al interactuar arrojan otro sentido”, según las describe su autor. Reig comenzó su carrera hace cuatro años, en un viaje por Bolivia y Perú: “Me fui con una cámara y empecé a sacar fotos con cada vez mayor concentración. Antes de ese viaje escribía. La literatura me parecía una actividad alta como pocas, pero no conseguía expresar lo que quería. Y de pronto, sacando fotos, encontré la síntesis”. A la vuelta, decidió tomar cursos con Eduardo Gil y Alberto Goldenstein, y luego fue asistente de Facundo Zuviría. En 1999 asistió al taller de Juan Travnik y colaboró en su estudio. La idea era educar el ojo: “En la era de la imagen, uno recibe una educación visual sin saberlo, repite esquemas adquiridos subliminalmente. El ojo es la herramienta física del fotógrafo”, dice Reig. Y, aludiendo al título de su muestra, agrega: “Para mí, ser fotógrafo es un poco un mal, un mal necesario”. Para Reig, Buenos Aires también es una suerte de enfermedad: “Me gustaría tener una relación de amante con esta ciudad, pero es difícil despegarse de esa negociación entre las oportunidades materiales y los accidentes, por llamarlos de alguna manera”.
Los “hallazgos de la visión” (manera en que Reig reconoce que fueron saliendo las fotos) encontraron su rumbo poco a poco: “Comencé buscando imágenes bellas y armónicas, pero me ganó la idea que estaba en las fotos. Lleva un tiempo aprender a mirar con detenimiento, sin urgencia. Las imágenes deben dejarse macerar. Usando un ejemplo literario, podría citar los textos de Raymond Carver, allí donde aparentemente no pasa nada, algo irrumpe cuando se sabe esperar, cuando se sabe mirar. En ese sentido, no me siento un iconoclasta: no propongo una ruptura visual con mis fotos. Diría que tienen más de pensamiento. Por lo menos en esta muestra”. La idea central de la exposición sobrevuela la sordidez y el recelo de los últimos años en la Argentina. “Hace muy poco llegué de Brasil en estado cuasi zen; al día siguiente salí a caminar y me puse a sacarle fotos a un chico que vi en una plaza, de repente apareció la madre, de la nada, y me empezó a golpear y a insultar: es un signo de la densidad actual de Buenos Aires. Paradójicamente, en Brasil no lo sentí, a pesar del mito de la violencia que hay allá, de ser extranjero y no conocer los códigos. Acá se desconfía cada vez más, todos están agazapados.”
Con sus fotos, Reig hace declaraciones de principios, muestra el aire que se respira, el recelo, las contradicciones que ve en la sociedad y en sí mismo. Eso no le impide utilizar el humor: “Lo incluyo en forma de sátira, para poner en suspenso ciertos modos sociales. Tanto en la foto de los policías alineados bajo un cartel de Videojuegos como en la del cartel de Mundo Fantástico en un paisaje yermo e inhabitado”. En cuanto a tener la muestra en Internet, después de haberla expuesto en la fotogalería de Motivarte, es algo que le permite comparar los diferentes ámbitos: “Mal de ojo fue pensada para exhibirse en la galería. Las fotos estaban enmarcadas y de cada cuadro pendía un visor con una diapositiva color. Los visitantes miraban la foto en papel, luego veían la diapositiva y ahí se daba el encuentro de los dos materiales. En Internet esto se pierde. Pero es una vidriera y la uso como tal: es un medio efectivo y veloz para mostrar mi trabajo. Para mí es una opción intermedia, no la meta final”. Para Reig es imprescindible el contacto con el público: “Mis fotos son para ver y para comentar. No me conforma perder el contacto con el observador y el orden espacial que necesita esta muestra para ser vista y aprehendida”. Mientras planea salir del habitual circuito porteño y exponer en el interior (“para experimentar cómo entran en combustión las palabras y las cosas, al cambiar de observadores”), Reig se prepara para exponer estas imágenes y fotos nuevas durante el mes de mayo (en un lugar conspicuo que aún no puede nombrar). Mientras tanto, Mal de ojo se puede encontrar en http://members.xoom.com/hernanreig

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