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División Miami

Cuando a fin del año pasado Azul Televisión decidió levantar Todo X 2 $, el canal se vio inundado de cartas y correos electrónicos pidiendo la continuidad del programa. A pesar del ruido, Diego Capusotto, Fabio Alberti y Pedro Saborido tuvieron que esperar casi un año para volver al aire. Ahora, el
programa que dice transmitir desde Miami dejó de ser un fenómeno de culto al que parecía condenada buena parte de los grandes programas de humor. Y encima, todo por dos mangos.

Por CLAUDIO ZEIGER

A pesar de que todos los lunes a partir de las 23 horas, Todo X 2 $ se transmite desde Orlando (Miami), ni Diego Capusotto ni Fabio Alberti estuvieron nunca en Miami. “En realidad, si me pongo a pensar, sería el último lugar del mundo al que querría conocer”, dice Alberti. “Yo iría a Nueva York”, señala Capusotto por su parte. “Iría a Francia, a Italia, a comer bagna cauda al Piamonte. Iría a la India, pero ¿a Miami?”.
Este desajuste entre la base de transmisión y la realidad es, si se quiere, bastante representativo de lo que sucede con el programa de humor que hacia agosto del año pasado terminó convertido en causa militante para sus seguidores (cabe recordar que fue uno de los levantamientos más ruidosos que tuvo la TV argentina en mucho tiempo) y que desde hace poco más de un mes (nuevamente producido por Ideas del Sur, la productora de Marcelo Tinelli) adquirió –con su rating estable en una franja horaria sorpresivamente competitiva– categoría de niña mimada del canal –aún-estatal: el 7 de Argentina, no de Orlando.

UNA INTERPRETACION
Como programa ómnibus que se supone que es, Todo X 2 $ es obviamente corto, dura apenas una hora, y como programa “importado” es más bien barato, trucho, hipo-producido. Ser literales hasta la pobreza de recursos es una de las armas favoritas de este equipo creativo que constituyen actores cómicos y guionistas ya fogueados en el humor televisivo y radial (Capusotto, Alberti, Pedro Saborido y Néstor Montalbano). Ejemplo: si el cronista Horacio Galloso (él, el verdadero) dice que “los vecinos de Palermo están alterados porque hay chicas trabajando en Godoy Cruz”, inmediatamente la imagen mostrará a unas oficinistas trabajando en un escritorio instalado en plena calle. Y si Mario y Marcelo –los dos conductores de este hipo-programa encarnados por Capusotto y Alberti– afirman que gracias a la producción con la que cuentan en Miami, ABBA o el mago David Copperfield o el Oso de Moris están en estudios (engordados y envejecidos los cantantes, hiperflaco el mago, de utilería el oso) a su manera dicen la verdad. Todo X 2 $ no difiere mucho de otros programas que por regla general dicen mostrar la verdad (hace poco, en Versus, estuvieron los Village People auténticos, pero más de un espectador creyó que, al mejor estilo Todo X 2 $, esos arquetipos engordados y proletarios eran una imitación, alguna forma del parecer remotamente parecido al ser).
El ser y el parecer guardan una extraña relación entre sí en el mundo eternamente salpicado de papel picado y globos de colores que conforma el programa de Mario y Marcelo. Pero a pesar de esto, Todo X 2 pesos pone en escena curiosas formas de la lógica en un programa que casi siempre fue etiquetado como de humor disparatado y absurdo.

CUIDATE, QUERETE
A nadie escapa que lo dicho hasta aquí es una interpretación (una más) del humor que destila el programa. Cha cha chá, De la cabeza y el efímero Delicatessen (donde estuvieron nuestros cómicos) merecieron a su turno más de una interpretación precisamente porque eran productos muy atractivos para ser abordados desde cierta reflexión, digamos, intelectual. A nadie escapa tampoco que uno se pone en el incómodo papel de tener que encontrarle un sentido a aquello que sólo cobra sentido verdadero durante una hora de gags y risas disolventes.
Mejor dejarse llevar por esa lógica disparatada y elegir uno o más personajes y situaciones favoritas. Así, estarán los fans de Sushi Tepanaki, co-conductora recién llegada de Hong Kong que apenas habla el castellano. O aquellos que esperan ansiosamente el momento del micro femenino “Boluda Total” a cargo de Coty Nosiglia. O las andanzas del jugador Pedemonti, de 27 años (interpretado por un actor de 67), arruinado por la droga, la noche y las mujeres. O el obsesivo gag en el que el Payaso Opa es invariablemente apoyado (y un poco más) por su hermano Bufarrette. O “Ese amigo ene un efecto residual característico de los buenos programas cómicos: al día siguiente, con los compañeros de trabajo o los amigos que lo vieron, es muy gracioso volver a repetir algún chiste o tararear el estribillo con música de Air Supply que introduce a Coty en “Boluda Total”. El programa termina a la medianoche y ya nadie tiene ganas de hacer muchas más conceptualizaciones a esa hora.

“Hay lugares comunes que inevitablemente se van haciendo: Pergolini es ácido, Guinzburg es irónico, Gasalla es transgresor, Pinti dice verdades y nosotros somos el humor under. Pero Capusotto y Alberti hace más de diez años que están en esto, ya no son under.” PEDRO SABORIDO

IDA Y VUELTA
Para Fabio Alberti, “lo que hacemos es televisión y nada más que televisión. A la gente le gusta prender la tele y relajarse un ratito. No es más que eso”. Pero resulta que el devenir de la historia de Todo X 2 $ desmiente bastante a la especie Sólo-somos-un-programa-de-tevé. En todo caso, hubiera sido uno de los tantos programas que se levantan aún siendo buenos (o precisamente por serlo), de no ser porque en los tramos finales de su presencia en la pantalla de Azul (digamos, en su agonía) sucedieron algunos acontecimientos peculiares:
1) Los seguidores del programa se organizaron de diversas maneras para resistir el levantamiento. La gerencia de Azul se vio inundada de correos electrónicos, y hubo una emisión de despedida con público en el estudio para reclamar la continuidad del programa que venía dando buen humor y felicidad a unas 300 mil personas (según cálculos reales de rating que adjudican unas 100 mil personas por punto).
2) La crítica televisiva y la prensa en general se lanzó a hacer interpretaciones diversas sobre el fenómeno de Todo X 2 $. Se dijo, a grandes rasgos, que hacían humor sobre nada, humor delirante, parodia de la televisión. La crítica coincidía en que era un muy buen programa a pesar de no ser para el público “en general”.
3) Pocos meses después del levantamiento, hacia fin de año, el Sindicato de Actores fue al paro denunciando a los talk shows por ser... programas que se hacen con dos pesos.
Fin parcial de la historia: Todo x 2 $ volvió a la televisión como parte de la nueva programación del 7, donde ocupa la disputada franja de los lunes a las 23. La estructura del programa y el espíritu festivo/paródico están intactos, pero sus hacedores perciben que ya no son el programa de culto para unos pocos. “La vuelta fue resultado de una obsesión de nuestra parte: continuemos con esto que quedó trunco, como un polvazo cortado por la mitad”, dice Capusotto. “Gente del 7 nos llamó y aquí estamos. En parte es cierto que el programa había logrado peso propio el año pasado, si no hubiera sido uno de los tantos que se levantan y no vuelven. Hubo un poco de casualidad también, porque el cambio de gobierno implicó cambio de autoridades en ATC.”
Fabio Alberti se resiste un poco a la idea de programa de culto. “Es un programa que la gente lo ve porque ya sabe de qué se trata. En todo caso ya dejó de ser un objeto de culto. Yo creo que está más en la calle, y eso nosotros lo notamos. Creo que todos estamos tratando de salir un poco del confinamiento y de llegar a la mayor cantidad de gente posible. La preocupación por el rating pasa por ahí. Siempre que sigas haciendo lo que te gusta, está bien. Pero tampoco es cuestión de estar en el confín.”

¿DIFICILES NOSOTROS?
Puestos a desentrañar los mecanismos secretos de ese humor que finalmente logra plasmar el equipo de Todo X 2 $, la conversación en grupo y las ideas en voz alta van dejando algunas puntas interesantes sobre la mesa. Néstor Montalbano (miembro del equipo de producción que si bien había estado ausente el año pasado, ahora está de regreso como guionista) busca dar una definición de la idea central, el hilo conductor del programa. Su escuela más remota podría ser aquel formidable espacio de ficción que supo crear Lalo Mir con la mítica Radio Bangkok: el recurso de estar en otra parte. Ahí, parece ser, empieza todo.”La propuesta es entrar en un mundo de fantasía, a partir del hecho de dos conductores que presentan un programa desde Miami. El efecto es curioso: la gente que está en la tribuna de Todo X 2 $ se vuelve parte de la ficción, y sin embargo ellos son personas reales que están allí en el estudio mientras el programa se está grabando.”

SABORIDO:“La televisión es el código común para todo el mundo. Es simple: todo lo que va saliendo en el programa termina relacionándose con hechos que suceden en la realidad pero que sólo vemos por televisión. Si lo dijéramos teorizando un poco, la fórmula sería: parodiando la televisión, parodiás todo”.
ALBERTI: “¿Parodia? Ahora estamos haciendo el Súper Chiotto, y lo vamos a terminar con un juego que involucra un pancho: hay un pan abierto y el tipo tiene que embocar la salchicha adentro del pan. En realidad no difiere en nada del corchito en la copa de ‘Sábado Bus’. ¿Y por qué eso tiene 30 puntos de rating y nosotros 3? Se supone que el corchito tiene la emoción de ver que un tipo se va a ganar un auto, pero vos nunca podés ser ese tipo: nunca es un televidente sino una estrella. Es un poco misterioso ese mecanismo”.
MONTALBANO: “Hubo una crítica en un medio de prensa que era sumamente favorable. Hablaba de un humor brillante, pero todo el tiempo acentuaba que no era un humor entendible para todo el mundo. Eso todavía nos da un poco por las bolas. Seguramente no hacemos un humor convencional, pero en el fondo me parece un prejuicio”.
SABORIDO: “Son también los lugares comunes que inevitablemente se van haciendo: Pergolini es ácido, Guinzburg es irónico, Gasalla es transgresor, Pinti dice verdades y nosotros somos el humor under, y ellos (señala a Capusotto y Alberti) hace más de diez años que están en esto, ya no son under”.
CAPUSOTTO: “Evidentemente hay una sátira y un guiño a los medios, pero cuando creamos algo no estamos con la referencia directa en la cabeza a tal programa o tal conductor. Yo miro televisión pero no me paso estudiando programas para después satirizarlos. Convengamos que ninguno de nosotros nació haciendo televisión. Estuvimos laburando en teatro, saliendo a las tres de la mañana frente a cincuenta borrachos. Es algo que me gustó hacerlo y punto. Después llegó el momento de moverse en otros medios y listo, porque la verdad es que no existe una lógica que te lleve de un lugar a otro. Por eso el under no es garantía para después aparecer en tele con algo bueno. En los sótanos hay gente que hace cosas muy buenas y otra que no. Por un Urdapilleta te tragabas un montón de boludeces”.
ALBERTI: “Tenemos la suerte de trabajar en algo que realmente nos divierte. ¿Cuánta gente en la televisión se divierte trabajando? Aunque uno puede hacer humor sin estar de humor, por supuesto. Se tiene que poder: es nuestro trabajo y nos pagan por eso. Sin ir más lejos, yo hoy anduve con cara de ojete todo el día y sin embargo conté unos chistes maravillosos. A veces te pasa que empezás de mal humor y después de grabar el programa terminás de buen humor”.
CAPUSOTTO: “Hay una cierta intensidad en el humor que la televisión enfría, es inevitable. De golpe hay un problema con la cámara o las luces y hay que cortar o repetir. Cuando hacíamos Cha cha cha nos llamaban a las ocho de la mañana y, en el caso de Fabio, tenía que pararse frente a un camarógrafo dormido para hacer el Peperino Pómoro, y él recién se había tomado un café con leche. No es una situación muy estimulante para el humor. Pero en medio de las repeticiones y los tiempos que se estiran también hay momentos mágicos. No podés vivir en una nube de pedo. En todo caso, nosotros nos tomamos muy en broma lo que otros se toman muy en serio”.

LA GRAN PARRILLADA
Promediando la conversación en equipo, empieza a surgir el tema que más o menos inevitablemente surge frente a una oferta novedosa en el rubro humor: ¿de qué clase de humor se trata? Urgencia porclasificar directamente proporcional a la urgencia del actor cómico por sacarse las etiquetas. ¿Qué clase de humor cultivan? ¿Qué los diferencia de los otros programas cómicos que campean en la televisión abierta?
En la conversación, Saborido dice que no hay mucha oferta de humor en la televisión actual, y parece ser verdad. Pero enseguida los otros lo desmienten. Enumeran: Gasalla (un clásico), quizá Guinzburg, porque por sobre todo es un humorista, “PNP”, “Café Fashion”, “Totalmente”. No, no era poca la oferta, y sin embargo la percepción de que no hay mucho humor en el sentido ortodoxo de “programas cómicos” es correcta. Tal vez sea la misma percepción que lleva a decir que ya no hay telenovelas como antes, porque han aparecido nuevos géneros debajo de los cuales palpita el viejo espíritu telenovelesco. Cuando uno dice programa cómico, seguramente se le representa una seguidilla de sketches a la vieja usanza de los uruguayos Almada y Espalter. O Porcel y Olmedo. ¿Hay poco o mucho del viejo humor televisivo en Todo X 2 $? “En realidad, lo que hacemos nosotros es una gran parrillada de todo lo que vimos, tanto de acá como de afuera”, acepta Capusotto. “Yo particularmente encontré la comicidad en el cine mudo. Sobre todo está lo que uno vio en la infancia, por eso yo tengo ese arco que va de Porcel y Olmedo a los Monty Python. En todo eso hay algo del humor local que mantenemos: la picaresca, el grotesco, que son formas argentinas”.
¿Mario y Marcelo forman un dúo cómico?
ALBERTI: “Creo que Mario y Marcelo están en una misma sintonía. Marcelo es un miserable, se abrocha los botones mal y cuida su propio espacio. Sus vidas dependen de esa hora de televisión”.
CAPUSOTTO: “Probablemente sean dos miserables. Pero también sería bueno que no estuvieran tan definidos. Un día me puede parecer una cosa y al otro día otra”.
ALBERTI: “Marcelo va a misa. Y toma drogas a escondidas. No usa ropa interior...”.
Hace poco aparecía un servicio de la SIDE que iba a mostrar sus sofisticadas armas, y ese tipo se llamaba Tito Cossa. ¿Cuál es el sentido de ponerle Tito Cossa a un servicio?
SABORIDO: “Es divertido ponerle a un servicio Tito Cossa, porque de hecho ese personaje grandote y torpe era una cosa. Y por supuesto sabemos que Tito Cossa no es un servicio. No hay ningún mensaje ni ninguna intención al estilo Uy, a un servicio le pusieron el nombre de un escritor de izquierda. Un personaje que va a sorprendido al estilo Julián Weich se llama Cecilio Milone; es un juego, es un lindo nombre, como que haya un premio de plástica con el nombre de Gigí Rua. Lo que sucede es que los nombres de los famosos son parte de lo que está incorporado en la gente, son cotidianos, son conocidos. Nosotros los usamos para provocar un efecto, nada más.
Todo X 2 $ terminó siendo un título símbolo de una actitud, un modo de hacer las cosas, uno de esos títulos que se pueden utilizar como un guiño. ¿Fue pensado así?
CAPUSOTTO: “El año pasado tiramos pilas de nombres. Al final, quedó éste, que se le había ocurrido a Montalbano y que nos cerró a todos. Está un poco la idea de los negocios de todo por dos pesos, que son como un cambalache. Si además eso quiere decir algo sobre la Argentina, bienvenido sea. Pero nosotros no vamos a salir a esclarecer nada porque en este país quien sale a esclarecer termina siendo sospechoso”.

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