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Video Santiago Segura habla sobre Torrente,
la película que batió todos los records de taquilla en el cine español.

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Corrupto, alcohólico, junkie, fascista, racista. Así era el policía de la primera película de Santiago Segura, Torrente, el brazo tonto de la ley, que llegó a destronar a Titanic en las recaudaciones. A propósito de la edición en video de la película en nuestro país, su director anticipa desde España cómo será la segunda parte (que empieza a filmar en setiembre), cómo son sus relaciones con Alex de la Iglesia (para quien hizo de Dios en El día de la bestia), por qué admira tanto a Berlanga y cómo hacía para ganar en concursos televisivos.

 

POR ALFREDO GARCIA

Sea o no el brazo tonto de la ley, ese policía corrupto, alcohólico, junkie, fascista, racista y políticamente incorrecto en toda dirección imaginable llamado Torrente a secas se convirtió en el protagonista del mayor éxito comercial en la historia del cine español. Como esta sátira hipercorrosiva no se parece mucho a los films españoles que suele ver nuestro público, Torrente no logró un impacto fuerte en la taquilla criolla, aunque sí logró generar un fuerte culto entre aquellos que ya conocían a su director, guionista e intérprete, Santiago Segura, por sus inconfundibles cortometrajes y por sus actuaciones en películas de Alex de la Iglesia, como El día de la bestia y Perdita Durango. La excusa del lanzamiento de la edición argentina de video de su ópera prima bastó para que Segura sacrificara su medianoche de sábado. Hace dos semanas, la paz y el orden de las ondas radiales argentinas se alteraron por completo cuando, desde Albacete, Santiago Segura accedió a ser entrevistado en el programa “Road Movie” (por ese entonces en FM Feeling, ahora en FM La Isla, 89.9, los miércoles de 23 a 1). “Confieso que ser el director de la película española más taquillera del siglo me pone nervioso”, dijo Segura, que se definió como “un anormal” (sic), y que además tuvo tiempo para filosofar sobre el doble filo del carisma que su personaje ejerce sobre los españoles. El inesperado fenómeno comercial y social provocado en España por la película, los detalles de la secuela (Torrente 2: Misión en Marsella), los comienzos de Segura participando en programas trash de TV, sus colaboraciones con Alex de la Iglesia y la tensión actual entre ambos cineastas fueron algunos de los momentos claves de la charla.
En un verdadero esfuerzo de producción, vamos a hablar con Santiago Segura, que está en Madrid. ¡Hola, Santiago! ¿Cómo estás?
–Pues bien. Pero te corrijo mínimamente: no estoy en Madrid. Me tomé el fin de semana y estoy por Albacete, en La Mancha. Pero bueno, da igual. La magia del teléfono móvil.
Supongo que estamos interrumpiendo. Tengo entendido que ibas a ver películas con unos amigos. ¿Cómo es un sábado a la noche en la vida del director de Torrente?
–Pues estábamos viendo videos, de manera que no importa tanto la interrupción.
Pongámonos un poco serios. ¿En qué estás trabajando ahora mismo?
–Dando una muestra más de mi originalidad, estoy preparando Torrente 2. Como a mí, de pequeñito, me gustaban mucho las películas de James Bond, he querido hacer una película de Bond pero con Torrente. Sabes que uno de los subgéneros más transitados en Europa durante los 60 era lo que se llamaba el Euro-Bond: hubo cientos de películas con copias de James Bond, algunas paródicas, otras en serio. Lo cierto es que las paródicas eran menos graciosas que las que iban en serio, que eran realmente hilarantes.
Recuerdo una Operación Maalbek, otra con Lando Buzzanca como James Tont...
–Una proliferación. En Estados Unidos hicieron aquéllas de Flint, con James Coburn, que me gustaba mucho porque era mucho más duro que Bond: se follaba más mujeres, mataba más gente a sangre fría... Porque Bond, después de las primeras películas, se fue edulcorando hasta caer en el absurdo que es ahora.
¿Éste va ser un Torrente más de espías?
–No, no, la verdad es que Torrente no se entera. O sea, yo sé que es una película Bond, pero Torrente no. Él sólo va por un sitio y por otro, con todo el dinero que se llevó en la primera parte, hasta instalarse en Marbella, porque piensa que es un sitio muy elegante. Esto es un error, claro, pero allí va Torrente, dispuesto a darse una vida de lujo y esplendor. Y enseguida pierde el dinero y no le queda más remedio que montar una pequeña agencia de investigación. Ya sabes, algo ridículo.
Cuando filmabas, ¿tenías alguna idea del éxito de taquilla que iba a ser?
–Hombre, yo soy una persona muy optimista, así que siempre trabajo para el éxito. Lo que no pensé nunca es que fuera a tener tanto. Es que creo que la gente hizo varias lecturas de la película. O sea, en principio quería ser una crítica muy fuerte contra un tipo muy concreto de español, el facho, y resulta que a los propios españoles fachos les pareció que Torrente era un héroe. A veces me subo a un taxi y el conductor me dice: “¡Bravo, Torrente!” y tal. Fue sorprendente que hubiera gente que se riera de aquello y otra que lo leyera sin ningún tipo de ironía.
La película tiene chistes realmente muy guarros. ¿Hubo alguno que te hizo dudar? ¿Alguno que hayas quitado?
–Es que yo soy un anormal. Pero el productor sí tenía miedo de uno en concreto, cuando está Torrente con su ayudante y le sugiere que se masturben el uno al otro. El productor me dijo: “Oye, Santiago, date cuenta, ¿cómo vendo yo esto a la televisión luego? Quítalo”. “Pues yo lo ruedo”, le contesté, “y tú luego, si quieres, lo quitas”. A mí me parece todo bastante desagradable en general, pero como es humor... Hay una fina línea entre lo que puede ser hiriente y lo que puede ser gracioso y yo creo que estuve ahí siempre al borde. Es muy fina la línea. Tanto, que mucha gente piensa que no la hay. Lo ve directamente como algo asqueroso y de mal gusto, pero ya te digo que tenía que arriesgarme. En comedia, como lo he visto todo...
Cuando hablamos para que recomendaras qué música pasar en el programa, sugeriste la de Los 400 golpes, de Truffaut. Mucha gente no se imagina al creador de Torrente con gustos tan refinados. El músico de Los 400 golpes era Jean Constantin, un músico de culto que compuso muy poco para cine.
–A mí lo que me extrañó siempre mucho es que Truffaut utilizara a Constantin en su primera película y no volviera a llamarlo nunca más, cuando hizo una banda sonora tan preciosa.
Llama la atención esa amplitud de gustos. Que te guste Truffaut y también Jess Franco, por ejemplo, con quien trabajaste en Killer Barbies, uno de sus últimos opus.
–Ultimo de momento, ya verás cómo hace muchos más. Creo que, en el último recuento del Guinness, por delante de Jess Franco sólo hay un director hindú. Tiene hechas como ciento cincuenta películas.
¿Volverías a hacer algo con Franco?
–Con Franco yo haría cualquier cosa. Primero, porque es un tipo muy entrañable. Y segundo, porque tiene un punto de locura que me divierte. A mí la película me parece... pues no tengo palabras para definirla. Es una forma de rodar que ya no se utiliza, ya no se hacen más así las cosas. Salvo The Blair Witch Project, que para algunos está hecha un poco así. Creo que lo bonito es eso, en los gustos musicales y en cine, que me pasa igual: me gustan desde Preston Sturges hasta los hermanos Farrelly. No creo que, porque te rías con las películas de Billy Wilder, no debas ir a ver la última que hace Leslie Nielsen, por ejemplo.
Leí estos días que Brian Yuzna está en España montando una productora...
–Sí, se ha juntado con una productora catalana para hacer películas de terror en inglés aquí. Estuve comiendo con el Yuzna y el director de la productora y me ofrecieron hacer alguna cosa para su factoría.
¿Fue una oferta que no pudiste rechazar?
–No, fue una oferta que pude rechazar fácilmente. Es que estoy intentando llegar a ser productor yo mismo. Porque una de mis ambiciones en la vida es ser multimillonario. Es decir que soy una persona espiritual, como puedes observar.
¿En Torrente no tuviste un porcentaje sobre la recaudación?
–No, no. Ahora, para la segunda, estoy al cincuenta por ciento con Lola Films, y empieza mi carrera ascendente hacia el estrellato. En la tercera lograré el cien por ciento y seré millonario. Pero todavía soy pobre. Si no, ya me hubiera ido a Buenos Aires, que quiero conocerla y nunca hetenido oportunidad. Intentaré asistir al estreno de Torrente 2 en Argentina. Con la primera no pude, y casi mejor, porque creo que allí fue un fracaso.
¿Cómo fue la carrera internacional de Torrente?
–Pues bastante triste. En Francia fue un fracaso absoluto. El problema es que a los distribuidores que la ven les gusta: la ponen en pases de prensa y con público, se divierten todos y entonces piensan que va a ser un éxito. Y exageran: en París estrenaron con ochenta copias (que, para una película española, es rarísimo) y al fin de semana siguiente sólo quedaban dos. La película se estrenó sólo en Francia, en Grecia, en Argentina y en México. En Grecia fue igual: yo pensaba que no vendría nadie y me acusaban de pesimista. Pero es que yo pensaba: “Hace años que no veo una película griega”. Es una putada, pero es así. El único nombre del cine griego que conocemos es Angelopoulos y a mí, qué quieres, me suena a... siesta, a sueño. En el mundo sólo se ven películas americanas y las del propio país, a veces. Quitando el caso de Francia, que son muy chauvinistas y ven su cine por encima incluso del americano, en el resto del mundo despreciamos nuestro propio cine. El nuestro y el de los demás.
Bueno, la frase publicitaria de Torrente tenía que ver con eso.
–Sí, sí: “Cuando pensabas que el cine español estaba mejorando...”. Para ahora tengo otra: “Nunca segundas partes fueron peores”.
Pero en España Torrente recaudó más que Titanic, ¿no?
–No, no. Fue la segunda. Yo soy muy sincero. De pronto otro director, cuando le preguntas por la carrera internacional de su película, te dice: “Sí, se estrenó en muchos países...” Yo te digo la verdad. En Grecia fue terrible, porque además se estrenó la misma semana del terremoto de Atenas, así que peor imposible. Lo que es verdad, en cambio, es que en los festivales a los que he ido, he sido feliz: he visto reír a brasileños, ingleses, norteamericanos... En esos festivales me di cuenta de que la película, que yo pensaba un poquito localista, la gente la entendía aunque fuera a través de los subtítulos. Es que Torrente es un poco universal en su mezquindad y en su miserabilidad. Creo que todos llevamos un pequeño Torrente dentro, al que a Dios gracias le impedimos que salga.
Cuando vino a la Argentina Alex de la Iglesia, opinó de vos de la siguiente manera: (voz grabada): “Trabajar con él es difícil, porque está muy loco, y es muy gracioso, y entonces a cada rato cree que puede mejorar la película cambiando los diálogos o algunas escenas. Y, como además cobra muchísimo dinero, no le puedes decir: ¡Bastardo, ya calla y di el puto texto! Lo que para alguien tan metódico como yo es un problema”.
–Bueno, es que a Alex le gustaría ser siempre el que más cobra, y que si alguien cobra como él sea ejecutado inmediatamente. En los rodajes le digo que se convierte en un pequeño Hitler, o un pequeño caudillo, siempre con el pequeño delante para que no resulte tan ofensivo. Realmente insultaría a Alex desde aquí, si no fuera porque estoy seguro de que volverá a la Argentina y tú le pasarás este trozo. Así que mejor no decir nada que sea utilizado en mi contra. Yo digo que Alex de la Iglesia es un genio, pero un genio endiosado: no soporta que alguien pueda tener una idea distinta de la suya. Creo que un director no tiene que ser así necesariamente. Mejor ser una esponja, rodearse de gente talentosa, porque al fin y al cabo el cine es un trabajo en equipo. Yo actué en todas sus películas, pero no quiso ni dejarme un cameo en la que acaba de hacer, La Comunidad. Pero ya sabes: es difícil trabajar mucho tiempo con un amigo, y en este momento estamos un poco distanciados. Ya no compartimos cama.
Sé que te gusta mucho Berlanga. Además de homenajear su humor, sobre todo en el papá de Torrente, trabajaste en varias películas de él.
–Sí, por suerte, en las dos últimas de Berlanga tengo pequeños papeles. Y fue una experiencia acojonante. Berlanga es otro genio del cine español. Hay cosas suyas, como El verdugo, o Plácido, o Vivan los novios, o Bienvenido Mister Marshall, o Calabuch, que me parecen grandes películas. Así como Buñuel es muy conocido en todo el mundo, Berlanga debería serlo. Lamento que en el exterior se hable mucho más de Saura o de Almodóvar que de Berlanga. En una lista de las cien mejores películas de la historia del cine del mundo, El verdugo podría estar sin ningún problema.
¿Cuándo se estrena Torrente 2?
–La queremos rodar en setiembre y se estrenará en marzo del 2001, probablemente. El presupuesto es superior al de la otra, debe andar en dos millones de dólares. Bastante, para lo que es una película española, pero tampoco es tanto.
Una vez que te hagas multimillonario gracias a Torrente, ¿cuál sería tu proyecto soñado?
–Pues vivir sin trabajar, que es mi gran ilusión. Es fatal hacer una película. Aunque peor es ser minero o barrendero. Pero la verdad es que da trabajo, más que nada porque el stress psicológico que te produce. Sobre todo las comedias. Cuando estrenas una comedia y nadie ríe, debe ser uno de los momentos más terribles en la vida. Pero el otro día escuché a Saura decir una cosa que me dejó atónito. Dijo que hacer comedias era muy fácil porque, si no se reía nadie, uno podía decir: “Es que es un drama”. Lo mismo puedo decirle yo de sus dramas cuando la gente se ríe: “Es que son comedias”, que no se preocupe.
Tengo preguntas de oyentes. Acá hay una que dice: ¿qué diferencia hay entre tu cine y el de Alex de la Iglesia, en el humor que manejan ambos?
–Ya lo he dicho y lo mantengo: Alex es un genio. Nunca me atrevería a comparar mi cine con el suyo.
Acá otra pide que recuerdes tus inicios en los concursos de televisión.
–Llega un momento en que tu padre, cuando tienes alrededor de catorce años, te dice: “¿Quieres estudiar o trabajar?”. Y yo respondí: “¿Puede ser alguna opción intermedia?”, causando gran conmoción en el seno familiar. Estudié un poco, pero mi idea era dejar de estudiar, de trabajar y de todo. Y no se me ocurría qué hacer para conseguir dinero, así que fui a cinco concursos de televisión. Tuve suerte porque, aunque soy un tipo perezoso por naturaleza, me preparé concienzudamente para ganar todos los premios.
¿No estaban arreglados de antemano?
–No, no. Es que yo creo que nadie medianamente inteligente iría a un concurso, nadie se plantea ir a un concurso. Entonces, cualquier idiota puede ganar porque la media es muy baja. Estás rodeado de retrasados mentales así que, con que tengas dos dedos de frente...
Nos despedimos con otro pedido tuyo: de la banda sonora de The Rocky Horror Picture Show, cantado por Susan Sarandon...
–”Toca, toca, tócame”.
Santiago, te agradezco muchísimo. Hoy es el último programa de “Road Movie” en esta radio, y queríamos despedirnos a lo grande...
–Pues os habéis despedido a lo grande en serio, porque estoy pesando ciento quince kilos ya. Para Torrente 2 me preparo concienzudamente comiendo. Generalmente soy un tipo delgado, pero a Torrente no hay quien lo sacie. Y la gente se piensa que es fácil comer descontroladamente. Ya me dirán. Pero prometo que, cuando vaya a la Argentina al estreno de Torrente 2, la gente verá que es cierto que soy un tipo esbelto.

 

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