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Il piccolo diabolo Está claro que el motivo más convincente para ver Al diablo con el diablo es la despampanante Elizabeth Hurley bajo la piel de Lucifer. Tamaño papel no era tarea sencilla para Liz, que ya se había ganado unos cuantos fans como la gélida noviecita de Austin Powers. Pero esta vez tenía que cargar con el fantasma de la mismísima Raquel Welch, que había hecho de Satanás en la versión original de la película (dirigida en 1967 por Stanley Donen, con Dudley Moore en el papel ahora a cargo de Brendan Fraser). Y como para que quedara claro que realmente vale la pena ir a verla, la gente de la distribuidora repartió a los cuatro vientos fotos de promoción que muestran a la Hurley sugestivamente posando delante de un poster de Adán y Eva, con una minúscula bikini roja, una serpiente enroscada al cuello y una manzana en la mano. Lo que se dice una auténtica tentación. Pero he aquí que quienes sucumbieron a la foto y se comieron las dos horas de película descubrieron con desazón que la diabólica Liz aparece luciendo mil modelitos rojos pero nunca en tanga. Se ve que esta vez el diablo no metió la cola. Ni la mostró. Hagámoslo de parado Canal 13 convocó a varias de sus caripelas para grabar los nuevos cortos institucionales. Una de los que ya se pueden ver en el aire es el de María Laura Santillán. Sentada en un sillón, sobre un inmenso fondo blanco (como el utilizado por una marca de shampoo), la animadora se explaya durante largos segundos sobre todo lo que significa el canal en su vida. Mirando a cámara, dice que ahí tiene amigos y compañeros, que ahí se divierte, se enoja, se pelea, que hasta tiene a su marido. En suma, que Canal 13 es como su segundo hogar. Pero dentro de la larguísima enumeración de virtudes y comodidades que el canal le ofrece, la Santillán deja escapar una verdadera revelación: Acá incluso quedé embarazada. Ajá: considerando que su marido es Carlos DElía, gerente de noticias del canal, la oficina donde se suele encontrar el matrimonio debe ser más que cómoda. Así que, ¿para cuándo esa cámara oculta en Telenoche? Te voy
a hacer En Mumford, la última película de Lawrence Kasdan que por estos días llegó a los videoclubs, uno de los protagonistas invierte pilas de años y dólares en desarrollar una muñeca que sea prácticamente indiscernible de una acompañante real en los menesteres amatorios. Para quienes consideren ésa una idea más que interesante, hay buenas noticias: el site realdoll.com de la empresa Abyss Creations ofrece unos nuevos modelos de muñecas que pondrían verdes de envidia al personaje de Mumford. La mayoría de las muñecas ofrecidas en el mercado son inflables y de vinilo, explican los responsables de la página en su texto de bienvenida. Pero las Real Dolls son fabricadas a mano, sobre un esqueleto articulado y con movimientos que emulan a la perfección los del cuerpo humano. Para los incrédulos, el sitio ofrece un prolijo catálogo fotográfico que despliega las virtudes y encantos de sus ocho muñequitas: Leah, la original; Stacy; la oriental Nika; Amanda, chiquitita pero juguetona; la voluptuosa Tami; Stephanie La Pechugona; Mai la geisha; y una octava maravilla sin bautizar. Aunque la oferta no es tan reducida. Al trabajar con pedidos por encargo, la gente de Abyss ofrece a sus clientes la posibilidad de armar a las muñecas en cuestión seleccionando los detalles de una paleta que incluye tres tamaños de tetas, cuatro tipos de cuerpos, cinco tonalidades de piel, siete colores de pelo y ocho cabezas distintas. Hechas todas las elecciones, un modelo completo ronda los cinco mil dólares (aunque las curvas de Tami cuestan quinientos dólares más, debido al material extra que requieren). Los devotos del trazo grueso, que prefieren obviar detalles como cabezas, brazos y piernas para pasar directamente a la acción, pueden adquirir por módicos 1500 dólares un torso que incluye entradas vaginales y anales. Si su presupuesto es algo más modesto, por cincuenta dólares se puede acceder a RealDoll, The Movie, una película en la que Ron Jeremy, el Rey del Porno (ver página 14 de este número de Radar), hace maravillas con una de las muñecas. Bajo ese mismo rubro, el sitio también ofrece remeras rompibles a dentelladas con el logo de la empresa, un kit de reparación para cualquier emergencia con el látex que hace las partes de piel y un CD que, una vez introducido en la muñeca, le permite no sólo gemir sino también hablar y contar su vida. Ahora, si usted tiene cinco lucas para tirarse así como así en estas cosas, agarre Godoy Cruz y va a encontrar un montón de muñecas y muñecos dispuestos a chillar y contarle sus vidas por mucho menos. |