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MENDOZA
Por las bodegas

Rutas del Vino

Desde la ciudad de Mendoza, un itinerario por los viñedos y bodegas de la región cuyana. Guaymallén, Godoy Cruz, Maipú, Luján de Cuyo son algunos de los puntos que enlazan la ancestral cultura del vino con un viaje en tinto y blanco.

Por Raquel Robles

El centro oeste de Mendoza guarda el know-how, la tierra y la tradición que son en buena parte responsables porque Argentina sea el quinto productor mundial de vinos. Guaymallén, Godoy Cruz, Maipú, Luján de Cuyo son nombres que ya hacen paladear taninos y ver en rojo. La provincia, con orgullo merecido, invita a recorrer lo que llama Los Caminos del Vino, una ruta que lleva de hito en hito en la historia y la actualidad de la noble profesión. El primer punto está en la misma capital, Mendoza, que atesora en sus suburbios las bodegas de Escorihuela y de Santa Ana, añejas ambas, con edificios notables.
En Gutiérrez, Maipú, está la segunda escala, que incluye el Museo del Vino en las viejas bodegas Giol, las mayores del país en su época. Para seguir hablando de tamaños, el pueblo atesora a Trapiche, que es hoy una de las mayores y más activas. No hay que perderse la colección de imaginería religiosa de Bodegas La Rural, ni la degustación para visitantes de Viña El Cerno. También hay que mencionar Casa Baquero y la bodega López.

Barrancas del Río, también en Maipú, es la tercera parada: allí están las bodegas Cruz de Piedra, en estilo mediterráneo, el Solar Juan de Cruz Videla y, sobre lo que fue un asentamiento huarpe, Fincas Flichman, vecina a la capilla más antigua de la provincia.
Siguen los Altos del Río, hogar de Bodegas Etchart y Bodegas Chandon, ambas francesas, ambas importantes. Ya estamos en la zona alta del río Mendoza y el quinto punto de la ruta es justamente Los Altos del Río, donde se alzan Norton, Cabrini –especializada en vinos de misa y varietales– y Viniterra, un wine shop que además vende accesorios y cigarros.
En el área de La Carrodilla, Luján de Cuyo, se alza la centenaria bodega Lagarde, vecina de la casa del artista Fernando Fader, hoy museo de Bellas Artes provincial. Cerquita nomás, en la muy bella comarca de Chacras de Coria, está la muy seria bodega de Alfredo Catena. En Carrodilla está la menos conocida finca Viña Amalia, recientemente restaurada por sus nuevos dueños y muy cercana al pintoresco santuario de Carrodilla.

Al pie de los Andes, en el valle de Vistalba, hay tres puntos imperdibles. Uno es la bodega Nieto Senetiner, donde se puede escanciar frente al imponente Cordón de Plata. Otro es el Domaine Vistalba, donde se instaló un grupo de franceses a producir lo que mejor saben hacer. El tercero es casi artesanal: Pequeña Bodega ofrece varietales jóvenes hechos prácticamente a mano.
Mucho de lo que se ve y se consigue en estas siete paradas nunca fue visto en Buenos Aires, por azares de la distribución. Pequeñas y grandes marcas tienen mucho con qué sorprender al turista avisado, que mire y pregunte.