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PORTO SEGURO
En el nordeste de Brasil

Praia da festa

Al atardecer, la energía, equilibrio y plasticidad de un paso de capoeira en la playa de Axé Moi.

En la ciudad bahiana de Porto Seguro, cuna de la lambada, hay fiesta en la playa de la mañana a la noche, con música, baile y seducción. Y para quienes busquen el descanso absoluto, la tranquilidad de las playas semidesiertas de Trancoso y los alrededores de Arraial D�Ayuda.

Por Julián Varsavsky

Valery es una escocesa de piel blanquísima que llegó a Porto Seguro hace apenas una semana y ya baila lambada a la perfección con su nuevo amigo Marzio, un negro y rapado profesor de baile. Bailan muy apretados, cadera contra cadera, con una soltura desinhibida que salpica sudor sobre la arena caliente de la playa Axé Moi.
Axé Moi es el prototipo de “disco-playa” de Porto Seguro. Justo detrás de la arena hay dos enormes escenarios y una gran pista de baile donde un centenar de personas se mueven al rayo del sol desde las once de la mañana hasta las cinco de la tarde. Unas columnas en los extremos de la pista lanzan refrescantes chorros de agua sobre la gente, mientras desfilan por el escenario grupos de baile Axé (música también conocida como lambada aeróbica), marcando coreografías que todos repiten individualmente.
A media tarde sube a escena un grupo de capoeira, un baile de origen africano creado por los esclavos. Diez musculosos negros con pantalón blanco se turnan para pasar al frente de a dos, simulando sincronizados combates con patadas voladoras, contorsiones y saltos mortales al ritmo de frenéticos tambores y la vibración monocorde del berimbau. Las manos prácticamente no se utilizan, ya que originalmente las tenían atadas atrás cuando peleaban a escondidas del amo entre los altos matorrales de capoeira.
Después llega el turno del baile en pareja. Primero el forró –con sus melodías en acordeón– y luego la lambada, donde se lucen los lugareños. Las mujeres usan ínfimas bikinis y demás está decir que la danza se extiende hasta la arena. Alrededor de las cinco de la tarde la fiesta termina y los brasileros automáticamente levantan campamento. Pareciera que le escapan a un espectáculo tan melancólico como el crepúsculo; lo que hace un rato era un descontrolado alboroto ahora se ha convertido en una serena playa desierta a pleno sol.

Coloridas casas de estilo colonial portugués en el centro de Porto Seguro.

La passarella do alcohol A partir de las 20 horas la cita es en la Pasarela del Alcohol, una larga peatonal de coloridas casas coloniales y negocios de ropa y artesanías (sobresalen las de los indios del Amazonas y los berimbaus). Entre la muchedumbre un negro brasilero con la camiseta xeneize anda a los abrazos con todo argentino hincha de Boca que se le cruce, celebrando la Copa Intercontinental.
A los costados de la calle están los puestos callejeros rebozantes de frutas tropicales que ofrecen cócteles –al precio de un dólar– como la capeta (polvo de guaraná, vodka, leche condensada y chocolate) y la célebre caipiriña (aguardiente de caña, limón y azucar). La música suena por todos lados y grupos en vivo tocan clásicos de la bossa-nova y Gilberto Gil en agradables barcitos. En una esquina surge de manera espontánea la capoeira, y de más está decir que aquí el baile tampoco se detiene; pero son las diez de la noche, hora de ir –literalmente–, a la fiesta...

Noite da festa A lo largo de todo el año, la noche de Porto Seguro es una de las más animadas de Brasil, lo cual no es poco decir. En los meses de enero y febrero las fiestas alcanzan su momento cumbre, y las mejores transcurren en los paradores de las playas (Axé Moi y Luao Barramares marcan el rumbo). Un argentino distraído saldrá de noche elegantemente vestido y descubrirá que aquí muchos van a bailar en malla y ojotas, o directamente descalzos. Los hombres están en cueros y las mujeres usan ajustados shorts y pequeños tops. En la pista principal, a cielo abierto, los grupos coreográficos dirigen todo desde el escenario al ritmo del axé. Las duchas, que durante el día sirven para sacarse la arena junto a la playa, se usan también de noche para refrescarse del calor. Quienes buscan un poco de intimidad van a la arena donde un cuarteto acústico interpreta en la penumbra temas de Djaván, Caetano Veloso y Pablo Milanés. En la otra punta de la playa, una senda con piso de madera y antorchas a los costados lleva hasta un quincho donde se arma una batucada carnavalera. Centenares de jóvenes –y no tanto– trasnochan hasta altas horas de la madrugada en estas fiestas de música en vivo que reflejan parte del espíritu de Bahía, “terra da felicidade”.

La noche en Arraial D’Ajuda Es un pueblito al que se llega cruzando en balsa el río Buranhem y también merece que se le asigne un día en la agenda (es totalmente distinta a la de Porto Seguro). Posee un aire más intimista conformado por barcitos con mesas en la calle donde no hay música axé –después de varios días se vuelve un poco monótona– sino las agradables melodías del forró y la cadencia sensual de la lambada (siempre en vivo, como exigen los brasileros). Conviene acercarse hasta la angosta peatonal Broadway y alrededores, donde también se baila rock y reggae (los rastafaris suelen juntarse a bailar descalzos en alguna calle sacudiendo sus largas trenzas y sombreros jamaiquinos).

Al caer la tarde, la sensualidad de la lambada envuelve a turistas y lugareños.

Tudo bem Los bahianos tienen una facilidad asombrosa para la amistad y siempre tienen ganas de hablar con cualquier desconocido. Viven a su propio ritmo, sin apuro ni preocupaciones aparentes, y hasta se dice que hay un sistema horario normal y otro bahiano, en el cual los minutos son mucho más largos. Además, tienen un particular sistema métrico, donde da lo mismo decir 200 metros que 2 kilómetros si uno les pregunta por la distancia hasta el hotel. Son bullangueros por derecho propio, y conversan a los gritos de vereda a vereda. Gozan de un contagioso espíritu festivo, a tal punto que bahianos y extranjeros bailan mañana, tarde y noche, víctimas de un sortilegio de magia negra que los obliga a sacudirse todo el tiempo: los vendedores ambulantes, los mozos, unos jóvenes en el colectivo usando los asientos como tambores... todos llevan a deus na cabeca e o diabo na cintura. La música suena a todo volumen en playas, negocios, puestos callejeros y hasta en la balsa que cruza el río, superponiéndose todas entre sí. La gente se saluda por la calle sin conocerse chocando las manos ruidosamente, y por sobre todas las cosas rigen los códigos de la informalidad. Años atrás, un intendente de Porto Seguro desató una polémica en todo Brasil cuando recibió al entonces presidente Collor de Melo luciendo una florida “sunga” (malla en brasilero). El tal Joao consideró que su malla tropical era etiqueta suficiente para agasajar a la máxima autoridad nacional, y originó el escándalo. El particular político –hoy gerente de un hotel– pasa todos los días de su vida en “sunga” y ojotas, y a partir de aquel encuentro fue bautizado como Joao da Sunga. Cuando se le pregunta sobre el hecho, se limita a responder con una frase que pinta Porto Seguro a la perfección: “Tudo bem, tudo bem...”

Paz y tranquilidad

Porto Seguro surgió como destino turístico hace pocos años al convertirse en la meca de los viajes de egresados en Brasil. En las últimas dos temporadas se transformó en la playa de moda para los argentinos (de la mano del ventajoso cambio de 2 a 1 entre el real y el dólar). La ciudad aún mantiene cierto aroma pueblerino ya que las casas, por ley, nunca pueden alcanzar la altura de una palmera.
Algo debe quedar bien en claro: el turista puede sumarse a la ruidosa fiesta, o por el contrario puede ir a cualquiera de las decenas de playas semidesiertas que hay en toda la zona. En Porto Seguro alcanza con alejarse un poco de las playas del centro (incluso caminando) y todo será tranquilidad y placer a la sombra de los “coqueiros”. Pero las playas más paradisíacas están en el pueblo de Trancoso y en los alrededores del poblado de Arraial D’Ayuda –ubicado en lo alto de un acantilado–, al otro lado del río Buranhem (un destino con aires bohemios elegido por jóvenes europeos e israelíes que vienen a pasar largas temporadas en alguna posada). Una balsa cruza el río cada media hora y constantemente salen colectivos a la zona de las playas. Una de las mejores (junto con Pitinga, a un kilómetro del centro de Arraial) es Taípe, a la que se llega en micro y luego a pie por un camino de tierra entre una densa vegetación tropical que remite a la isla de Bali (ambos lugares están en el paralelo 17 sur). Aquí también hay música, pero a volúmenes muy agradables y con canciones de Gal Costa, Chico Buarque y Tom Jobim. La costa de arenas de oro es kilométrica, y alejándonos apenas 200 metros disponemos de una playa desierta exclusivamente para nosotros. Ahora sí... el silencio es absoluto y la paz, inconmensurable.

 

DATOS UTILES

Cómo llegar: Para viajar a Porto Seguro resulta más económico comprar un paquete en una agencia de viajes que adquirir el pasaje y el hotel por separado. La firma ADS Tour Operator ofrece a través de su red de agencias minoristas paquetes desde $ 608 (tarifa en base a 6 personas alojadas en un departamento, con aéreo y excursiones en el mes de febrero). Las opciones hoteleras van desde sencillas y agradables posadas hasta el confort de un 5 estrellas frente a la playa. Un paquete en un hotel 4 estrellas para enero y febrero con traslados, excursiones y media pensión, cuesta
$ 940. Informes al teléfono 4393-2750.
Sitio web: www. adstravel. com.ar/tarifario
e-mail: [email protected]
Dónde alojarse: Hotel Flamingo Beach: un agradable hotel ubicado a metros de la playa Mundaí, cerca del centro de Porto Seguro. 3 estrellas, piscina, y excelente atención en castellano. Rua do Telégrafo 11-12 Praia de Mundaí Tel.:73-679-2369 e-mail: [email protected] Hotel Porto das Naus: un lujoso y confortable 4 estrellas recientemente inaugurado, con una gran piscina y vista al mar. Informes por e-mail: [email protected] Aldeia das Flores: A metros de la playa Taperapuan, con 2500 metros de parque, fina decoración, aire acondicionado y televisión. Información: [email protected] Hotel Portobello: uno de los más lujosos de Porto Seguro, con sauna, jacuzzi y varias piscinas.
Sitio web: www.portonet.com.br/portobello
Pousada Ivy Marey: En Arraial D’Ayuda, a pasos del centro. Cómodas habitaciones con baño privado y aire acondicionado. Sala de TV y estacionamiento.
Informes: [email protected]
Recomendaciones: Conviene llevar dólares y no pesos para cambiar reales. A diferencia de otros lugares de Brasil, en Porto Seguro no hay mayores problemas de seguridad.
Excursiones: Todas las playas de Porto Seguro son accesibles en colectivo. Para ir a las playas más alejadas y paradisíacas (las de Arraial D’Ajuda y Trancoso) la mayoría de los turistas contrata una excursión en alguna agencia de viajes por 15 dólares (suelen ir a una playa distinta cada día). La empresa Taípe Turismo ofrece excursiones a diversas playas. Además, ofrecen un city tour por el casco histórico (hay casas e iglesias de la época en que los portugueses comenzaron a colonizar Brasil, justamente en esta zona) y una visita al Paradise Water Park, un parque de juegos acuáticos con una capacidad para 5 mil personas en un contexto de vegetación tropical y gigantescos toboganes, piscina con olas y toda clase de diversiones (20 dólares). Las excursiones se contratan en: Praca Inaía 48 . Shopping Oceania loja 46 Tel.:288-1127/3127
e-mail: [email protected]
Sitio web: www.portonet.com.br/taipe
También se puede alquilar un auto buggy a 40 dólares por día.
Internet: www.portonet.com.brwww.axemoi.com.br